Entrar a casa de Altagracia no fue tarea difícil. Aproveché el cambio de turno de los guardias y forcé la entrada trasera, subí sigilosamente a su recámara trepando por el jardín, y terminé entrando a través de la ventana. Pero, al ingresar choqué accidentalmente con una de las pequeñas mesas al lado de su cama, e inmediatamente la escuché preguntar "¿Rosalba estás allí?", mas no le contesté, por lo que decidí esconderme tras una de las cortinas cercanas al interruptor, y al verla voltear encendí las luces del lugar, obligándola a regresar la vista a mi dirección.
Al verme, la vi dar un pequeño salto por la impresión, demostrando el mismo asombro en su mirada. Lo sé. No me esperaba aquí.
- Sí que tomaste un largo baño en la tina.- Le dije con suspicacia. Dejando notar todo mi enojo, e intentando disipar las dudas de si me había visto hace un rato.
- ¡Ja! Por favor, Saúl.- Me sonrió irónica.- No te hagas, que me viste llegar hace un rato, claramente me di cuenta que el de la bocina fuiste tú.- Y no pude evitar asombrarme. ¡De verdad, me había visto!- En serio, ¿pensaste que no me había dado cuenta?- enarqué una ceja, y sonrió victoriosa. ¡Lo sé, eres astuta!... No tienes que restregármelo en la cara.
- Pues, si.- Le respondí.- Y te vi besándote sin ningún pudor con el tipo ese .- El reclamo salió de mi boca, casi sin poder contenerlo, y ella me miraba con indignación.
- Tu descaro no tiene límites, ¿cierto?- me preguntó con resentimiento en su voz.- ¿Cómo te atreves a reclamarme algo así? Cuando tu estuviste a punto de fijar la fecha para tu boda con mi hija, conmigo presente.- me reclamó indignada.- ¿Qué es lo que pasa contigo, Saúl?- me preguntó con los ojos empañados por las lágrimas que amenazaban con salir.
- Precisamente por tu presencia allí esta noche, decidí aplazar el tema para otra ocasión.- Le respondí, y ella seguía con su mirada puesta en mí, una mirada llena de dolor.
- Entonces, ¿me estás diciendo que tu boda con ella es un hecho, no?- me preguntó al tiempo que volteaba la vista porque la primera lágrima ya se deslizaba por su mejilla; y no pude evitar sentir culpa.
- No me va a alcanzar la vida para pedirte perdón, Altagracia.- Le dije tomándola del mentón, obligándola a mirarme.
- ¡Ja! ¿Y tú de verdad piensas que todas las humillaciones a las que me has sometido, te las voy a perdonar?,- me preguntó irónicamente, secando una de la tantas lágrimas que ya se le habían escapado. Yo la veía insipiente.- Por supuesto que no, Saúl.- Me recalcó, y yo no podía dejar de mirarla a los ojos. ¿Tanto daño le he hecho? ¿Tanto dolor aguardan esos ojos que me encantan?- Una vez me dijiste que no querías quedar en mi vida como otro de los hombres que abusó de mí.- Me recordó, y pude notar la melancolía en su voz, más nunca abandonó su tono irónico.- Bien, le tengo noticias, "licenciadito". Usted se convirtió en el peor de todos mis violadores, porque me enamoró, me hizo promesas vacías, me ilusionó, y me usó, para luego dejarme. Maldigo una y mil veces el día que habiendo podido matarte, no lo hice.- Me escupió con rencor.
Mis ojos se abrieron como platos. ¿Tanto me odias, Altagracia?, ¿tan desmedido ha sido mi egoísmo contigo que te atreves a maldecir todo lo que vivimos juntos? Más no me atreví a pronunciar palabra, estaba allí estático frente a ella, sabía que hablar empeoraría las cosas. Al menos por ahora, la dejaré tranquila, despertar a la Doña no creo que se bueno para mi integridad física en este momento.
- ¿Y ahora qué?, ¿te comieron la lengua los ratones?- me preguntó con ironía. Mas no la dejé articular ni una sola palabra más, y me abalancé sobre ella para sentir sus labios. Sentí que se quedó paralizada, no respondía a mi beso, pero bastaron solo unos segundos para que Altagracia adaptara el ritmo del mismo, y entrara en nuestro juego, ese que siempre nos ha gustado, de luchar por quién es el más fuerte, quién saborea más, quién siente más y quién provoca más. Nuestras lenguas se encontraban en una guerra de pasión, y lo prolongado de aquel beso, estaba comenzando a hacer efectos. Nuestros pulmones reclamaban oxígeno, y no nos quedó más que interrumpirlo.
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Una vida, otro sueño.
FanfictionEntre tantas mentiras y verdades, en esta montaña rusa de emociones, de situaciones, de sentimientos, confundí muchos pensamientos, dejé de saber qué era lo real y qué no lo era. No podía, no puedo confiar en mí; y necesito respirar, esclarecerme, p...