»Capítulo 38.

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Raven

Me encuentro corriendo de un lado para el otro mientras me fijo que cada una esté haciendo su trabajo.

—Noah, ¿ya tenes las invitaciones? —pregunto mientras miro a una de mis hermanas menores, a lo que ella asiente.—A ver, lee una para asegurarnos de que quedaron perfectas. —ella ríe al ser la tercera vez que la relee y empieza a hacerlo.—

—"Hola a todos, están invitados a mi fiesta el día 23 de Agosto. Traer bebidas y amigos, ¡tenemos pizzas! Los espera, Theo Gillmore". —termina de leerla y me mira— Después está la dirección y el horario, osea en 5 horas.

5 horas que tenemos para decorar su casa para maximizar el daño en la dignidad de mis vecinos.
A veces me sorprendo con las bromas que se me ocurren, la verdad.

En fin, ¡hay que poner el plan en acción!

Las gemelas, Summer y Noah me miran con ansias para que haga el reparto de tareas, y eso es lo que hago.

—Summer, te toca entrar con Simon para asegurarte de que nadie salga de la casa, ¿okey? —ella sonríe y asiente repetidas veces.

—Está bien, genial, perfecto.. —antes de que logre seguir, Noah la interrumpe posando su dedo índice sobre su boca.

—Ya entendimos, sigamos. —carcajeo levemente y asiento ante las palabras mi otra hermana.

—Okey, Noah me va a acompañar a entregar las invitaciones por el centro y la playa. —la mencionada asiente con una sonrisa malévola— Las gemelas ponen los moños en los árboles y alrededores y Lizz, quien ya debe estar por llegar, se encarga de los graffitis lavables. ¿Se entendió?

Recibo una respuesta positiva por parte de todas y cada una se dirige a preparar lo necesario para sus.. ¿tareas?

Espero unos minutos tirada sobre el sillón a que Lizz finalmente llegue, y después de unos segundos el timbre suena.

Me levanto del sillón con una gran sonrisa para abrirle a la agradable chica, pero al abrirla, me encuentro con cierto chico castaño de gran estatura.

Theo.

—¿Theo? —pregunto frunciendo mi ceño con confusión.— ¿Que pasa?

El chico se encoge de hombros y adopta una postura despreocupada, acomodándose en el marco de la puerta.

—Nada, ¿no puedo visitar a mi queridísima vecina? —pregunta, a lo que río fuertemente.

—Sí, claro, porque de la nada se te ocurrió ser un buen vecino. Dejame decirte que ya es tarde para eso.

Él carcajea y rueda sus ojos. Decido que esta conversación va a tomar un rato, por lo que doy un par de pasos afuera y cierro la puerta atrás mío, evitando que mis hermanas escuchen lo que hablamos.

—Pero no pierdo nada con intentar, ¿o sí? —me dice inclinando muy levemente la cabeza, de forma casi imperceptible.

—Supongo que no.. —respondo confundida.— ¿Pero por que querrías intentarlo? —vuelvo a preguntar.

—Solo se me ocurrió que podríamos ser amigos mientras la guerra sigue..¿no? Es una buena idea.

¿Estoy soñando?
¿Me habré quedado dormida esperando a Lizz?

Me pellizco disimuladamente, intentando no llamar su atención.
Al ver que pellizcarme no hace que el mini dios griego desaparezca, entiendo que no soy soñando, simplemente decidió ser una persona normal. O me va a hacer una broma.

Al final, asiento mientras me encojo de hombros de forma leve, porque ya había pasado demasiado tiempo como para hablar. Después, él me estira su mano.

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