»Capítulo 40.

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Theo

Al darme vuelta, veo a qué se refería mi vecina con "la peor parte"; toda la parte exterior de mi casa se encuentra decorada de color rosa, con algunos moños y graffitis por aquí y por allá.

Ahora sí, creo que no podría haber sido peor.

Siento a Raven palmear mi hombro suavemente sin sacar sus manos y me volteo a mirarla lentamente.

—Raven... —gruño logrando que la chica ría y se encoja de hombros, quitando sus manos de mis hombros. ¿Por qué me di vuelta?

—Vos nos retaste, ¿te acordas?

Es verdad, lo hice.

—Todos mis amigos vieron esto, hasta gente que no conozco vino. —paso mis manos por mi cara y suspiro.

—Era la idea. —chasquea su lengua y se da media vuelta, empezando a caminar hacia su casa.— Bueno, espero que la pases lindo. 

Ni se te ocurra.

—¿Que pensás que haces? —pregunto sonriendo mientras ella se detiene y gira a mirarme.— Vos empezaste esto, ahora me vas a ayudar. —agrego, acercándome un poco a ella.

—No sé, tengo una agenda muy ocupada. —hace una mueca y empieza a caminar en reversa.

—Ambos sabemos que no es así. Dale, quedate. Por favor. —hago un pequeño puchero, ladeo mi cabeza y le estiro mi mano.

No pensé que iba a tener que recurrir a la artillería pesada; Theo tierno.

Ella lo piensa unos segundos, suspira y después finalmente agarra mi mano, provocando que yo sonría.

Le doy un pequeño apretón a su mano y me giro, comenzando a caminar de nuevo hacia el interior de mi casa.
Mientras camino, empiezo a sentir cosquilleos que recorren mi mano, viajan por mi brazo y se extienden hasta mi pecho. ¿Esto está pasando por que estoy sosteniendo la mano de Raven?

Una vez adentro, puedo ver que hay varias personas conocidas para mí. Continúo caminando con la rubia de mi mano hasta llegar a una esquina donde no hay mucha gente acumulada.

—¿Con qué tengo que ayudarte? —pregunta ella y sonrío, levantando mis hombros.

—No sé, solo no quería aburrirme. —respondo después de unos segundos y acomodo mi pelo, a lo que ella alza ambas cejas.

—Tu casa está llena de personas, hay música buenísima y mucho alcohol. No creo que te vayas a aburrir sin mí. —sonríe ella y muerdo el interior de mi labio inferior negando.

—¿En serio me vas a hacer admitir que me gusta pasar el tiempo con vos? —pregunto y ella asiente sin dejar de sonreír.

Dios, su sonrisa es tan linda.
Bueno, ella es linda.

—Está bien. Lo admito, Raven, mis días son más divertidos cuando estás vos. —consigo decir con algo de verguenza por lo que ella pueda llegar a responder.

—Mis días también son más divertidos cuando estás vos, Theo. —responde acercándose a mi oído por el volumen de la música y después vuelve a alejarse, haciendo una seña hacia los vasos rojos que se encuentran sobre la mesa.

Asiento levemente y vuelvo a tomar su mano como un reflejo, pero después noto la tremenda idiotez que acabo de hacer y la suelto.

Ella me mira y por unos cortos segundos pienso que se va a reír de mí, pero después agarra mi mano, le da un apretón y empieza a caminar hacia la mesa.

¿Qué está pasando conmigo?
¿Dónde está la rivalidad? ¿Por qué me gusta tanto tenerla cerca?

Una vez que llegamos, ella suelta mi mano y agarra dos vasos vacíos. Después se ocupa de agarrar una botella de alcohol y algo para rebajarlo. Una vez que decide algo que nos gusta a ambos, empieza a preparar algo para tomar.

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