Numerosos Vecinos

»Capítulo 13.

Raven

—Deberías haber visto sus caras, parecían no haber visto una toallita en sus vidas. —río mientras Sydney se une a mí.

Ya es de noche y cuando finalmente pude acostarme, me llegó una video-llamada de mi mejor amiga.

La vida no me quiere dar un descanso.

—¿Y que vas a hacer mañana? —pregunta mientras ata su alocada melena castaña en un moño.

—No lo sé. Probablemente tratar de conseguir un trabajo y fallar en el intento. Todavía tengo que pagar ese jarrón..

—¿Ya fuiste a la playa? –mi silencio me delata.—¿En que estas pensando? ¡Llegaste hace dos semanas y todavía no fuiste a ver!

—Agh, solo fuí una vez. Es que esto de la mudanza y la guerra de bromas me está volviendo loca, juro que algún día de estos voy a ir.

—Mañana.

—¿Qué? ¡No! Los Gillmore van a devolvernos la broma mañana, no quiero dejar a mi equipo sin protección.

—Por lo que me contaste, cada equipo tiene una bandera. ¿O me equivoco?

—No te equivocas. ¿A que queres llegar?

—Bueno, establece que mañana es el día de confeccionar las banderas y por lo tanto habrá tregua.

—¿Desde cuando sos inteligente? —pregunto pestañeando repetidas veces.

—No sé, pero puedes llamarme Albert ahora. Albert Einstein.

—¡Entonces eso voy a hacer! —no hay respuesta.— ¿Sydney?

Miro la pantalla de mi computadora y veo que la castaña se quedó dormida sobre el teclado.

—Maldita.

Corto la llamada y dejo la laptop sobre mi mesa de luz, cerrada.

Sin pensarlo dos veces, me duermo.
¿Quién piensa dos veces en dormir?

(...)

—Así que básicamente queres que nosotras nos quedemos confeccionando la bandera mientras que vos te vas a la playa. —cuestiona Summer

—Eh...¿Sí?

—Me parece justo, ella fue la que más ayudó e ideas aportó...creo que un día libre no le vendría mal. —suspira Noah.

No puedo creer lo rápido que crecen y empiezan a apreciar mis esfuerzos. Creo que voy a llorar.

—Tenes razón, voy a avisarle a Theo que no puede participar. —responde Summer y luego se va de la habitación

—Gracias por cubrirme. —agradezco a Noah y a las gemelas, cuyo silencio vale más que mil palabras.

Las dos más chicas asienten y corren a buscar una tela que pueda ser usada para la bandera.

—No fue nada. Deberías irte antes de que Summer cambie de opinión o te pida que la lleves con vos.

—Es verdad. —digo y me dirijo a mi habitación con la rapidez de un rayo.

Me acerco a mi placard y elijo un conjunto simple para ponerme; un crop top blanco, junto con un short y una campera, porque hay mucho viento en la playa.

Me pongo unas sandalias y armo un pequeño bolso de playa que consiste en; la Sydney-Cam (la cámara que me regalo Syd, ya que uno nunca sabe cuando puede encontrarse con un chico lindo), protector solar, un libro y mi celular. Y unos anteojos de sol que no voy a usar por miedo a no poder ver una pelota acercándose a mí a máxima velocidad.