»Capítulo 22.

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Raven

Luego de casi tres horas de llamada con Sydney, se le fue la luz y se cortó.

Lo único bueno que sale de eso es que me dio la excusa perfecta para cortar y comenzar a prepararme.

Juntas decidimos que la mejor opción era un short de jean, una musculosa coral, un buzo verde claro y unas sandalias de cuero, luego le agregué una pequeña mochila con detalles de cuero para meter mi celular, auriculares, cargador, llaves de la casa y mi billetera.

Reviso mi celular y releo el último mensaje de la conversación:

"Genial! Paso por ti en 20."

Van 10 de 20 minutos, así que me siento a terminar el capítulo de la caricatura que estaba mirando antes de que Sydney me llamara.

(...)

El timbre suena abajo y mis ojos se abren automáticamente, si alguna de mis hermanas abre antes que yo esto va a ser la tercera guerra mundial.

Agarro la pequeña mochila con rapidez y corro escaleras abajo, determinada a no caerme.

Pero ya es demasiado tarde, Summer se encuentra en la puerta y babeando por Dylan.

Maldita.

Me acerco caminando rápidamente y carraspeo levemente para que me deje pasar.
No se si no me escucha o me ignora, así que simplemente la corro a un lado, me despido de ella con mi mano y después cierro la puerta con velocidad y sin esperar una respuesta.

—¡Hola! Perdón por eso, ¿Vamos? —digo y él asiente con confusión pero igualmente ríe.

—Claro, vamos. —ambos caminamos hasta el Jeep.–¿Sabes? Te ves muy linda.

Ya está, no respiro.
Damas y caballeros, hoy muero.

—Gracias...vos igual. —Idiota, Idiota, Idiota.—Digo, te ves lindo, no linda...porque sos homb-

—Entendí, y gracias. —dice riendo, yo asiento y me quedo callada, sé que si abro la boca más estupideces van a salir.

Él le sube el volumen a la radio y All In My Head de Fifth Harmony comienza a sonar por los parlantes.

Amo esta canción.

(...)

—¡Hola! ¿Que van a pedir? —saluda la chica una vez que llegamos al final de la fila

¿Alguna vez mencioné que amo Starbucks? ¿No? Lo adoro, y por alguna razón, Dylan decidió traernos aquí.
Esta es la mejor segunda "cita" del mundo.

—¡Hola! —saluda Dylan.—Yo un Frapuccino Venti de frutilla. —se gira a mirarme luego de que la chica en la caja asienta.—¿Vos?

—Igual, pero de chocolate. —"Hayley", la cajera, asiente y nos pregunta nuestros nombres, para después indicarnos un lugar para esperar mientras preparan las bebidas

Nos acercamos hacia esa esquina y hablamos de trivialidades por un rato hasta que me acuerdo de algo.

—Ey. ¿Que era eso que me querías preguntar? —la intriga me carcome.

Cuando el castaño estaba por responder nos pasan nuestras bebidas.

Ambos pagamos y nos dirigimos a una mesa.

Numerosos VecinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora