Rienda suelta a los demonios.

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(Les dejo esa canción por si la quieren escuchar mientras leen el capítulo!)

                       ¤ ¤ ¤

- Erik... - Charles se liberó del turbador beso pero Erik no perdió oportunidad y bajo sus labios hasta su cuello. Una oleada de lujuria lo recorrió al sentirlo, y tuvo que morderse para acallar cualquier sonido que quisiera salir de su boca. Estaba sentado en la mesa con Erik entre sus piernas y con los celos de éste al rojo vivo, pero lo único que le importaba era seguir. No estaba en celo y le sorprendió que pudiera excitarse tanto aún así, jamás le había pasado con nadie más. 

Erik comenzó a desabotonar la camisa de Charles mientras besaba y mordisqueaba con fiereza la sensible unión entre el cuello y su hombro. Si tan sólo lo reclamase como suyo no tendría que soportar el desagradable aroma de ningún otro imbécil encima de su esposo. Un suave gemido llegó a sus oídos, y notó que estaba estimulando demasiado esa zona y no debía. No podía hacer eso. Bajó con sus labios hacia el pecho ahora descubierto y lamió con desesperación los pezones endurecidos del omega. Quería recorrer cada centímetro de su menudo cuerpo, no soportaba la idea de que nadie más pudiera tocarlo.

Los jadeos de Charles eran como un suave ronroneo para él que lo instaban a seguir. En un principio sólo había querido intimidarlo, pero ahora sólo quería tenerlo debajo suyo.

Charles dio un respingo cuando sintió la mano de Erik acariciar su erección sobre el pantalón y aunque su mente le pedía a gritos que lo detuviera, las caricias del alfa eran como un embrujo del que no podía liberarse. 

Erik lo bajó de un tirón y en una rápida maniobra desabrochó y quitó el pantalón de Charles del medio. Recorrió con indecencia el cuerpo desnudo frente a él y en cuanto el omega quiso cubrirse en un arrojo de pudor, apresó sus manos detrás de su espalda y lo miró fijamente.

- No tienes nada de lo que avergonzarte, eres exquisito... - 

- Erik... yo... - Lo silenció con un beso. No permitiría que su escurridizo esposo comenzara con sus peros. Saqueó su boca con deseo para hacerle olvidar y lo condujo al sofá, recostándose sobre él. Volvió a reclamar sus labios que ahora se encontraban inflamados por tantos besos y con su mano libre comenzó a acariciar de arriba hacia bajo el miembro de Charles. Los gemidos de su afiebrado esposo lo regocijaban y le enviaban pequeñas puntadas a su desatendida erección. 

- Te gusta, Charles...? - Erik friccionó con más fuerza y el omega comenzó a retorcerse en pequeños espasmos de placer. Pero no lo dejaría terminar... - Oh, no. Lo siento, mi amor pero tendrás que esperar un poco más. - Ahogó las dulces protestas en un encendido beso y se puso de pie de mala gana para quitarse su ropa. Sin embargo cuando notó la tímida mirada de Charles sobre su torso desnudo y más abajo, no pudo evitar sonreír con satisfacción. Su esposo lo deseaba tanto como él, no tenía ninguna duda.

Volvió a ubicarse encima suyo, esta vez sin tanta parsimonia y bajó su boca hasta tomar el miembro de Charles entre sus labios. El omega se estremeció ante el contacto y Erik comenzó a succionar con más fuerza. Quería verlo pidiendo clemencia...

- Erik... si vuelves a dejarme a medio camino juro que te... - Se vio interrumpido cuando sintió que Erik atrapaba su miembro en completa extensión dentro de su boca. Olvidó lo que estaba diciendo.

El alfa dejó sus atenciones al miembro de Charles y continuó bajando hasta llegar a su entrada donde comenzó a lamer, disfrutando en el proceso como el omega se retorcía entre jadeos e incoherencias. En líneas generales sus encuentros sexuales eran breves y puntuales, pero con Charles era distinto. Realmente le excitaba ver como se deleitaba con sus atenciones.

Introdujo un dedo, luego otro, y comenzó a embestirlo con ellos mientras besaba con pasión los labios irresistibles de su esposo. Su fragancia lo envolvía despertando sus más bajos instintos, y su palpitante miembro comenzó a dolerle. Necesitaba hundirse con prisa en él.

- Hazlo, Erik... - Charles lo miró fijamente con su mirada cargada de deseo y Erik abandonó todas sus barreras. Iba a tenerlo sin reparos. Se acomodó entre sus piernas y hundió su miembro en una sola estocada. Su interior era cálido y apretado y Erik tuvo que apelar a toda su concentración para no venirse en ese momento. Comenzó a embestir con pereza, sólo para disfrutar de las quejas de su extasiado esposo, y luego fue acelerando el ritmo, sosteniéndose del apoya-brazos del sillón para darse firmeza.

Charles comenzó a acariciar su propia erección, mientras gemía sin pudor alguno el nombre de Erik, y éste comenzó a embestir con más fuerza.

- Eres irresistible, Charles... - Erik susurró jadeante mientras contemplaba al agitado omega debajo suyo, y como toda respuesta recibió un gemido. De pronto, enroscó las piernas de Charles alrededor de su cintura y tomándolo de las caderas se incorporó hasta ponerse de pie, aún sin separarse. Luego caminó con él en brazos alrededor del sillón, sentándolo sobre el apoya-brazos del mismo. El rostro del omega vislumbraba confusión y si no hubiese estado tan excitado hasta le hubiese resultado adorable.

- Deja caer tu cuerpo hacia atrás, Charles... - Al ver el titubeo en él, agregó. - Creéme, te gustará... - Dejó un breve beso en sus labios y lo empujó suavemente obligándolo a recostarse sobre el sillón pero dejando su trasero sobre el apoya-brazos para tener mejor acceso a él. Lo sujetó por las caderas con fuerza y comenzó a embestir nuevamente esta vez con mayor profundidad.

Charles se sentía tan embriagado entre tanto placer que apenas podía pensar. Diferentes oleadas de calor lo invadían, y cuando Erik comenzó a embestir contra su punto sensible, se sintió desfallecer. Su cara le ardía y los gemidos escapaban de su boca sin que pudiera detenerlos. Se tapó el rostro, avergonzado casi sentía que podría llorar del placer.

- Mírame, Charles... - La voz de Erik sonaba ronca entre sus jadeos y el omega le hizo caso dejando al descubierto su sonrojado rostro.

- Más, Erik... - El alfa sintió un tirón en su ingle cuando oyó la orden de su esposo y continuó con las profundas estocadas hasta que sintió las paredes tensarse alrededor de su miembro. Charles alcanzó primero su orgasmo, deshaciéndose en fuertes espasmos y Erik lo siguió derramándose dentro con un potente gruñido. 

Charles se acomodó en el sillón completamente exhausto, y cuando sus párpados comenzaron a sentirse pesados no pudo detenerlos. Erik sonrió al verlo tan dormido y lo tomó entre sus brazos para llevarlo al cuarto.

- Adivina con quién compartirás cama a partir de hoy, Charles? - Depositó un suave beso en los rojizos labios de su esposo y lo recostó con sumo cuidado.

Esa noche Erik durmió mejor que nunca rodeando el cálido cuerpo de su esposo entre sus brazos y escuchando su suave respiración al dormir.

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Sólo porque me pareció linda!

Sólo porque me pareció linda!

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