Otro punto de vista.

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Erik entró a su departamento furioso. Pateó la primer caja que tuvo al alcance y se echó en el sofá molesto. Su lado alfa rugía violento dentro suyo y se esforzó por contenerlo. Charles y él ya no estaban juntos y si su maldita amiga había tenido la fantástica idea de presentarle a algún imbécil de turno, debía aceptarlo.

Se recostó mirando el techo fijamente, intentando ordenar el mar de emociones que lo estaba recorriendo, pero era difícil. Había pasado años sin sentir absolutamente nada más que regocijo si ganaba alguna negociación, pero desde que Charles había entrado a su vida las cosas habían cambiado. Jamás le había importado tanto nadie, y se odiaba cuando emociones tan primitivas como los celos lo invadían. Y ahora que esperaba un hijo suyo al parecer su instinto de posesividad estaba a flor de piel. La sola idea de imaginar a alguien poniendo las manos sobre Charles le daba sencillamente náuseas.

¿Por qué demonios las cosas se habían arruinado tanto? Si tan sólo Charles no le hubiese dicho que lo amaba... ¿No era suficiente lo que tenían? Lo cuidaba, le cocinaba, no se acostaba con nadie más que con él... ¿No era todo eso suficiente para él? Los sentimientos siempre estropeaban todo, Erik estaba seguro de ello.

- Bien, no tiene caso que pierda más tiempo pensando en ésto. Hora de seguir ordenando... - Se puso de pie y cargando algunas cajas se dirigió a la habitación para ponerla en orden. Después de todo iba a tener que dormir allí.

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- Padrino, ¿dónde pongo ésto? - Pietro rebuscó dentro de la caja que tenia enfrente suyo y le mostró un extraño adorno a Erik.

Su ahijado lo había llamado hacía un rato y se había ofrecido a ayudarlo. Algo que Erik agradeció enormemente porque la distracción lo ayudaría a no pensar más en Charles.

- Eso va arriba de aquella estantería. - Erik señaló hacia el mueble que estaba en el living y su ahijado asintió.

- Es muy lindo departamento! Un poco más grande que el de Charles, verdad? - El joven preguntó mientras ordenaba distraidamente los pequeños objetos. Al parecer su padrino tenía una pequeña colección de souvenirs de todos los países a los que había viajado.

- Sí, supongo que si. Aun así el de Charles me parece más acogedor. - Erik comentó abstraído mientras desembalaba otra caja.

- Tal vez porque viene con Charles incluido? - Pietro aventuró mientras alineaba una pequeña torre Eiffel.

Erik chasqueó la lengua y lo miró con reproche.
- No tiene nada que ver con eso, Pietro. -

- Padrino... - El joven lo miró suplicante.

- No. Olvídalo, no vamos a tocar el tema. - Erik respondió tajante.

- Pero ni siquiera sabes que iba a decirte! - Pietro repuso indignado. Dejó la caja de lado y miró seriamente a su padrino.

- No hace falta, sé por donde viaja tu fantasiosa cabecita. Así que hazme el favor y cambia de sintonía. Por hoy no quiero saber más nada de Charles. -

- Eres casi tan terco como Logan... - Murmuró lo suficientemente alto como para que su padrino lo oyera.

- Ahórrate las comparaciones desagradables. Que haya aceptado que salgas con ese papanatas no significa que puedas compararme con él. - Erik bufó molesto.

Pietro se acercó al malhumorado alfa y lo abrazó con cariño. Odiaba verlo así, era evidente que amaba a Charles pero cuando un alfa intentaba negar sus sentimientos no había mucho que hacer y él ya lo sabía por experiencia.

- Apestas tanto a Logan, hueles como si estuvieras marc... - Erik lo tomó por los hombros e inspeccionó su cuello. Su ahijado tenía una marca hecha por ese desgraciado y sus mejillas estaban bordó.

Propiedad Privada (CHERIK - AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora