Olvídame tu.

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Charles se sentó en su sofá y rodeó con sus dos manos la taza de té que recién se había preparado. Hacía frío y la sensación de tibieza que subía por sus manos lo reconfortaba de alguna manera.

Contempló distraídamente el paisaje, si bien ya no llovía, el cielo seguía cubierto por unas gruesas nubes grises y parecía que no tenía intenciones de mejorar. 

El clima parecía haberse acompasado con su propio estado de ánimo y se sentía molesto por eso. No quería estar triste, pero no podía evitarlo. Añoraba tener a Erik junto a él, besarlo, abrazarlo, dormir a su lado... Era cierto que lo tenía cerca ahora, pero esa cercanía también era dolorosa cuando no podía tenerlo de la manera que él tanto quería.

- Al menos te tengo a ti... - Charles repuso con tristeza mientras se acariciaba suavemente el vientre. - ¿Sabes? A veces los adultos somos unos completos idiotas en lo que al amor respecta. Nos lastimamos, nos alejamos... pero es que es un sentimiento tan fuerte que asusta. No te imaginas lo que me costó aceptar que amaba a tu padre. Me casé con él creyendo que iba a poder controlar la situación, que sólo lo hacía para poder poner mi escuela, eso era lo más importante para mi. Pero el tiempo me demostró que estaba equivocado, y lo estuve desde el primer momento. Jamás me pude olvidar de él, y volverlo a ver sólo reavivó lo que estaba dormido. En fin... aún es muy pronto para hablarte de todo esto, creo que Erik tiene razón y debería ponerte más Mozart para bebés. Mis monólogos son un poco deprimentes... - Se golpeó la frente con la palma de la mano y continuó con su té. Lo mejor sería dejar de pensar en cosas tan amargas.

El timbre lo sacó de sus taciturnos pensamientos y se dispuso a abrir la puerta. ¿Sería Erik? 

- ¡Charles! - Su amiga se abalanzó encima de él con entusiasmo y él le correspondió el abrazo. 

- Raven, que gusto verte querida! - El omega se hizo a un lado para dejarla pasar y ella entró, abalanzándose directo en el sofá. Se recostó allí mientras su amigo la miraba de brazos cruzados.

- Antes Logan y ahora tú? Siempre me quitan mi amado sofá! - Charles exclamó fingiendo enojo. La joven soltó una carcajada.

- No seas egoísta, siempre lo tienes para ti! Compártelo un rato! - Raven lo acusó indignada y el omega le sonrió.

- Por supuesto, cariño. Sólo bromeo. ¿Quieres tomar algo? - Preguntó suavemente. La joven lo miró de hito en hito.

- Charles... ¿estas triste? Estás pálido y tu mirada luce apagada... - Raven preguntó con preocupación y Charles maldijo por dentro. Lo que menos quería era preocupar a su amiga pero ella era muy perspicaz. 

- Estoy bien, debe ser el cansancio. Ya sabes, el embarazo... -La joven lo interrumpió.

- Y Erik. No puedes engañarme, Charles. No quise sacar el tema de tu separación antes porque temía que te pusieras mal y como tú tampoco dijiste nada sobre eso decidí respetar tu silencio, pero es suficiente. No puedes continuar así, guardándote ese dolor. No hagas como que no pasó nada porque lo cierto es que sucedió! Tú te separaste de Erik... - 

- Lo sé, Rav. Créeme que lo tengo bastante presente. Duele demasiado como para simplemente olvidarlo. Pero qué quieres que haga? Qué vaya como alma en pena por todos lados, para que todos se compadezcan de mi o peor aún, yo tenga que auto-compadecerme? - Charles soltó con furia y su amiga se puso de pie, quedando a su altura.

- No, Charles. Ésto no se trata de que el resto sienta lástima por tí, o tú tengas que sentir lástima de ti mismo. Estoy hablando de que exteriorices lo que sientes para que no tengas que sufrir solo. Crees que no notamos que estás distinto? Has adelgazado, inclusive a pesar del embarazo! Ya no tienes esa chispa de alegría, y la mayor parte del tiempo tu mirada está perdida vaya a saber uno en qué recuerdo! ¿Realmente quieres vivir así? - La joven espetó alterada.

Propiedad Privada (CHERIK - AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora