Propiedad Privada (CHERIK - AU)

Te amo.

Las palabras se repetían una y otra vez en su mente. "Te amo, Charles".

Se sentía mareado tanto por la intensidad de ese enunciado como por sentir los labios de Erik nuevamente sobre los suyos. Y por más de que su cabeza exigía una explicación ante todo lo que estaba ocurriendo, lo único que podía hacer era impregnarse de cada sensación que Erik le estaba brindando. Lo amaba y lo extrañaba con tal intensidad que dolía y tenerlo una vez más entre sus brazos aliviaba todas sus penas.

Se besaron largamente, hasta que la necesidad de respirar se volvió imperiosa y se soltaron, quedando aún así a pocos centímetros de distancia. Aún seguían en la puerta del departamento, posiblemente habiéndole dado un espectáculo a cualquiera que hubiera pasado por el pasillo.

Charles carraspeó algo incómodo.

- V-Ven... pasa, creo que será mejor hablar adentro. - Se hizo a un lado y tras asentir Erik entró, quedándose de pie en medio del living.

El silencio reinó entre ambos y Charles deseó haber seguido en la puerta, entre sus brazos. Porque a pesar de que su lado racional exigía explicaciones, su lado emocional sólo quería dejarse llevar por ese mar de sensaciones. Temía preguntar y arruinar, y considerando que Erik no era un hombre de demasiadas palabras, tal vez se asustaría. ¿Habría sido ese el problema desde el primer momento? ¿Miedo?

- Charles, yo... - Erik se pasó la mano por la frente y finalmente dirigió su mirada hacia él. Se veía vulnerable como jamás lo había visto, pensó Charles. - Se que esto fue algo inesperado... yo no quería hacerlo de esta forma. De hecho practiqué varias veces frente al espejo para decírtelo de la mejor manera, pero ya sabes... estas cosas nunca ocurren como uno quiere. -

Charles sonrió en respuesta y Erik continuó.

- El punto es que... te amo, Charles. Se que soy un imbécil por haber tardado tanto en darme cuenta, pero estaba cegado. Me hiciste sentir cosas que nadie jamás me hizo sentir en mi vida. Y lo cierto es que jamás me llevé bien con los sentimientos... no puedes controlarlos y eso me asusta. Pero más me asusta perderte, Charles. No puedo imaginar mi vida sin ti. - Erik chasqueó la lengua con fastidio. - Tal vez estas palabras suenen simples como la mierda, pero no sé como poner en palabras lo que me haces sentir. Podría darte miles de ejemplos, pero ninguno se asemejaría y.... -

Charles eliminó la distancia que los separaba y se abalanzó en sus brazos. Desde que Erik había comenzado con su discurso, un sinfín de lágrimas silenciosas habían comenzado a surcar su rostro sin poder detenerlas. Tantas veces había soñado con eso que simplemente no podía creer que fuera real. Se estrujó contra su pecho, rodeándolo por la cintura con fuerza. Erik lo abrazó en respuesta con firmeza, hundiendo su nariz en su cabello.

- Te amo, Erik. Y tengo terror de que esto no sea real y me despierte en cualquier momento. - Charles murmuró contra su pecho, sin soltarlo. El dolor, la tristeza, cualquier emoción dañina desaparecía cuando estaba entre sus brazos.

- Es real, mi amor. Realmente lo es... lamento haberte hecho sufrir. - Erik tomó su rostro entre sus manos, y con sus pulgares limpió las lágrimas que caían por el rostro de Charles. - Cuando tú me dijiste que me amabas, yo no me lo esperaba. Me asusté, me aterraba la idea de sentirme atado a alguien. Pero cuando nos separamos me di cuenta que ya lo estaba. No puedo ni quiero estar con nadie más, Charles. Te pertenezco, esa es la realidad. - Erik apoyó sus cálidos labios sobre la frente del omega.

- Yo tampoco quiero estar con nadie más que contigo, Erik. Mi felicidad comienza y termina en ti. No sé si es cierto que existan las parejas destinadas, pero siempre creí que tú eras la mía. Te amo desde que tengo uso de razón... - Las palabras de Charles se vieron silenciadas cuando Erik las absorbió en un desesperado beso.