En problemas.

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La fiesta transcurrió amenamente. Los invitados disfrutaban de buen humor, comiendo, bebiendo, desperdigados por todo el lugar. Los niños correteaban de un lado a otro, y Charles tuvo que esquivar a varios mientras se detenía a saludar a quienes lo felicitaban.

A propósito de eso, ya había perdido la cuenta de cuantas personas que no conocía le habían deseado buenos augurios. Una pareja nórdica compuesta por un hombre rubio, alto y músculoso con unos increíbles ojos azules, y un hombre sólo un poco más bajo que el otro, delgado, de cabello negro azabache y unos profundos ojos verdes, se le habían  acercado para desearle un feliz matrimonio de manera amistosa. Bueno, sólo el rubio, el otro sólo se limitó a sonreír maliciosamente y Charles sintió un escalofrío. Jamás los había visto, pero imaginaba que eran clientes de Erik, y como ellos tantos otros se le habían acercado, que en ese momento sólo deseaba buscar un buen escondite donde resguardarse un rato de tener que sociabilizar.

- Hola, mi amor. - Erik lo interceptó ofreciéndole una copa de vino tinto.- ¿A dónde ibas? -

Charles se tensó ante el calificativo que había decidido emplear su reciente esposo, y lo fulminó lo más disimuladamente que pudo.

- Estaba yendo a esconderme. Vivo en un departamento de apenas dos ambientes y este lugar tan amplio y lleno de gente me hace sentir ahogado.- Charles fingió sonreírle con cariño cuando una señora pasó por al lado, felicitándolos alegremente.

- Detrás de la casa hay un pequeño patio cercado, ven. Te llevaré.- Erik lo tomó de la mano y sonrió ante la expresión de horror en la cara de Charles. - No creerás que te dejaré solo? Eres capaz de escapar, y eso me molestaría. Además... cómo era? Ah sí, hasta que la herencia nos separe, cariño.- 

- Eres un estup...- Ambos se vieron interceptados por un hombre de mediana edad que los miró con extrañeza. - Estupendo marido...- Charles le hizo un beso de esquimal a Erik, y el señor sonrió alegremente.

- Felicitaciones, muchachitos. Ahora si me disculpas Charles, crees que pueda robarte a Erik unos momentos? - El mencionado gruñó casi imperceptiblemente.

- Para nada, llévelo tranquilo. Todo suyo! - Charles respondió efusivamente, y Erik le dedicó una mirada asesina.

- Nos vemos luego, mi amor! - Enfatizó esas últimas palabras con una ironía que sólo el alfa podía notar, y continuó su marcha alegremente hasta el lugar que le había mencionado su arrogante esposo.

                                                                                         ° ° °

- Tengo veinte! - Pietro explicó al mozo de expresión reprobatoria cuando tomó su segunda copa de vino de la tarde.

- Como digas, niño...- El hombre continuó su camino y el omega suspiró frustrado. No era un niño. Tal vez si se dejase crecer la barba... no. Las barbas eran picosas y posiblemente estaría meses intentando reunir la suficiente cantidad para terminar pareciendo de 21. Dio un sorbo a la bebida color borgoña y comenzó a caminar en busca de un escondite.


- Pietro! - Erik se acercó al joven y lo estrechó entre sus brazos. - ¿Cómo anda mi ahijado favorito? ¿Estás disfrutando la fiesta? -

- Sí, padrino! - Pietro sonrió ampliamente. - Aunque debo admitir que me sorprendió que tu esposo fuese mi profesor de literatura. Lo saludé hace un rato, espero que me de puntos extra por ser de la familia. -

Erik soltó una carcajada. - No sabía que Charles era tu profesor, pero tiene sentido en éste pueblo diminuto. Eres una de las pocas razones por las que mi estadía aquí no será tan terriblemente aburrida! Eso sí, que no me entere que andas en pareja aún, eh? Todavía eres muy pequeño.- El alfa revolvió el cabello de su ahijado con cariño.

Propiedad Privada (CHERIK - AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora