¿Destinados?

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Charles despertó al dia siguiente con todo el cuerpo adolorido. Al parecer la fiebre lo había dejado exhausto.
Observó con atención el semblante relajado de Erik, y no pudo evitar sonreír. Cuando dormía su esposo tenía el rostro más tierno del mundo. Tenía tan memorizadas cada una de sus facciones que si tuviera que describirlo con los ojos cerrados, podría hacerlo sin ningún inconveniente.

La discusión de la tarde anterior vino a su mente y se tensó instintivamente. De pronto su rostro ya no le pareció tan tierno. En ocasiones podía serlo, Charles recordaba perfectamente como lo había cuidado con la fiebre, pero a veces podía sonar tan cruel que lo confundia. Y hasta la fecha nada le dolía más como que pensara que era un cualquiera que se acostaba con lo primero que veía.

- ¿Te sientes mal? - Charles perdido en sus pensamientos no había notado que Erik se había despertado. Se tensó al sentir su mano en su frente.

- Al parecer fiebre ya no tienes... - Erik lo observó en detalle y el omega le alejó la mano.

- Estoy bien, gracias por haberme cuidado. Iré a preparar el desayuno. - Sus palabras sonaron tan mecánicas como su movimiento al intentar levantarse de la cama, pero el agarre de su esposo lo detuvo.

- Charles... lo siento. - Erik se colocó detrás de él, que aún seguía sentado en el borde de la cama y estampó un beso en su hombro.

El omega se estremeció sin poder evitarlo.
- No hay problema... - Intentó ponerse de pie otra vez, pero Erik lo evitó rodeándolo por la cintura.

- Charles... realmente lo siento. No es cierto lo que dije, sólo estaba enojado porque no confías en mi. Y a ti te molestó mi falsa acusación tanto como a mi me molestó la tuya... - El alfa explicó con suavidad.

Charles pareció meditar unos segundos su respuesta, quería replicar pero en realidad Erik tenía razón. Él también lo acusaba, y no es que tuviera pruebas de que sus dudas fueran ciertas. Maldijo su inseguridad y tras un suspiro, habló.

- Está bien, Erik. Yo también lo siento... no debería desconfiar tanto de ti. -

Erik sonrió aliviado y se puso de pie de un salto, acunando el rostro de Charles entre sus manos.
- No te daré razones para que dudes, pero prométeme que harás el esfuerzo de creerme. Además... deberías tenerte en mejor estima. No tengo deseos de estar con nadie más desde que estoy contigo...- Una sonrisa ladina se dibujó en su rostro y Charles no pudo evitar sonrojarse.

- Yo tampoco quiero estar con nadie más... - Su voz sonaba insegura pero intentó mantener su mirada firme. Después de todo era cierto y no tenia caso mentir.

Erik ensanchó aún más su sonrisa y bajó su rostro hasta depositar un suave beso en los labios de su esposo.

- Hora de desayunar! - Erik pronunció contra los labios opuestos y Charles esbozó una amplia sonrisa.

                    *   *   *

Habían pasado dos semanas desde el incidente con Erik y la fiebre. Ambos estaban llevándose mejor que nunca, y Charles se sentía bastante feliz. Las palabras de su esposo lo habían dejado más tranquilo y se sentía con una renovada confianza en sí mismo.
Sin embargo había algo que lo hacía sentir culpable, más bien dos personas. Logan y Pietro. Hacía dos semanas estaban saliendo y él no podía más que sentirse feliz por ellos, sin embargo seguían ocultándole la verdad a Erik y eso lo hacía sentir incómodo.

En cierta forma no podía culparlos. Erik podía llegar a ser excesivamente posesivo con las personas que quería, pero también tenía un lado amable y tal vez con mucha paciencia podría terminar aceptándolo. O al menos eso quería creer Charles.

Propiedad Privada (CHERIK - AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora