Verdad revelada.

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Charles estaba nervioso. En una hora llegarían todos y él sólo podía pensar en como harían Logan y Pietro para disimular su relación. El menor ya le había aclarado vía mensaje que no pensaba decirle a su padrino aún la verdad, cosa que su amigo no aprobaba, pero al parecer seguían sin ponerse de acuerdo. 

- Charles, ven! - Erik lo llamó sacándolo de su espiral de miedo.

- ¿Qué sucede? - Se acercó con curiosidad, Erik estaba de pie junto al ventanal que daba al balcón. Cuando llegó hasta él, su esposo lo estrechó contra si e inesperadamente comenzó a restregar su mejilla contra la de él.

- Cariño, qué haces? - Charles rió ante el divertido comportamiento de Erik. Parecía un gatito.

- Te impregno con mi aroma para que a nadie le quede dudas de que eres mío. - Respondió con completa naturalidad, sonriendo a un ahora molesto Charles.

- Eres... eres - Charles estaba a punto de soltar su sermón sobre la infundada posesividad de Erik cuando éste lo besó acallando todas sus protestas. 

- Erik... no puedes detener mis regaños con un beso siempre! - Charles lo regañó, aún un poco aturdido por el contacto.

- Si me besaras con la misma energía con la que me regañas, nuestros labios vivirían pegados. - Erik repuso contra el oído de su esposo. Charles tuvo que ignorar la ola de excitación que lo recorrió. El alfa era tan bueno con las palabras, sabía que decir para desestabilizarlo.

- Si no dijeses cosas tontas yo no tendría que regañarte... - Charles repuso intentando disimular una sonrisa ante la cara sorprendida de su esposo.

- Si no me regañaras, no tendríamos sexo reconciliatorio después. - Erik agregó sonriendo traviesamente ante el sonrojo del omega. - Así que después de todo es bueno que peleemos... - Lo presionó más contra él sintiendo como el cuerpo de Charles se amoldaba perfectamente al suyo.

- Erik... están por venir los demás. - Charles dejó escapar un suspiro de placer cuando el alfa posó sus tibios labios sobre su cuello. Un delicioso calor se instaló en su vientre y tuvo que hacer acopio de todas sus fuerzas para separarse un poco.

- Mi amor, sabes todo lo que podría hacerte en 45 minutos? - 

El tono ronco de Erik le produjo un agradable escalofrío. Siempre se había caracterizado por ser comedido y responsable, pero con él siempre perdía la batalla. No tenía defensas contra él...

- Acepto el reto. - Charles respondió con valentía, y lo tomó del rostro. Erik siempre le había parecido apuesto, pero ahora que había aprendido a convivir con él le parecía la persona más preciada del mundo. Y lo amaba, Charles ya no podía negarselo más a si mismo. La sensación de sentirse completo entre sus brazos, el bailoteo violento de su corazón cuando lo tenía cerca, era amor. Tenía ganas de gritarlo a los cuatro vientos, de enseñarle a Erik como lo hacía sentir... pero no podía. Si algo había aprendido en los meses que llevaban juntos es que su esposo no era bueno con los sentimientos, ni un hombre de palabras románticas, Erik era pura acción y Charles se lo expresaría en su idioma.

Lo besó con lentitud. Acariciando son suavidad la tersura de sus labios a la par que hundía sus dedos en la sedosidad de su cabello. Erik dejó escapar un gruñido de placer que el absorbió gustoso dentro de su boca. Sentía las manos de su esposo clavadas como pinzas en su cintura, pero no le importaba. Sólo quería saborear cada instante de ese placentero contacto.

A medida que el beso se fue intensificando, ambos fueron perdiendo sus prendas. Charles lo empujó con prisa hacia el dormitorio, donde lo empujo sobre la cama. Volvieron a besarse, esta vez con más urgencia mientras él repartía suaves caricias a lo largo del atlético torso de su esposo.

Propiedad Privada (CHERIK - AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora