Propiedad Privada (CHERIK - AU)

Bon Appétit.

Los siguientes dos meses transcurrieron en calma. Restando alguna que otra discusión, Charles y Erik habían logrado adaptarse positivamente a su forzada convivencia.
Se dividían las labores domésticas (algo que había molestado al alfa en un principio pero que finalmente había aceptado).

Charles inauguró los "Viernes de comida chatarra en el sofá", desoyendo las protestas de su estructurado esposo que sólo concebía la idea de cenar comida sana sobre la mesa. Finalmente lo había convencido y hasta se mostraba ligeramente entusiasmado cuando llegaba el mencionado día.

Por su parte Erik había descubierto un inesperado interés por arreglar cosas rotas que encontraba a su paso. Por ejemplo había reparado la mirilla de la puerta que estaba rota desde antes que él se mudase, y Charles estaba feliz de poder volver a utilizarla. Y aunque no quisiera admitírselo, Erik disfrutaba de complacerlo con esos pequeños detalles.

Ambos habían logrado alcanzar una especie de amistad, aunque Charles se había acostumbrado a los fugaces besos que Erik le daba cuando llegaba, o cuando se despedía, y eso no era algo que hiciesen los amigos. Sin embargo Charles no sabía porque Erik lo hacía, después de todo no tenía otros indicios que le indicaran qué era lo que sentía el alfa por él. Y en realidad tampoco quería averiguarlo, porque no estaba seguro ni siquiera de sus propios sentimientos.

Esa tarde Charles llegó al departamento como siempre antes que Erik. Aprovechó como usualmente hacía para cambiarse, hacerse un té y ponerse a leer un libro. Se recostó en el sofá y al segundo se distrajo con sus pensamientos. Era viernes y aún no había pensado en qué prepararía para la cena. Tal vez podría ser pizza, hasta ahora de las "comidas chatarras" que habían probado era la favorita de Erik. Aunque para él no entrase en la categoría, su esposo la había agregado como tantas otras con las que Charles no estaba de acuerdo. Sonrió al recordar como el pomposo alfa se había horrorizado de que él comiese la pizza con las manos, pero luego de un enorme esfuerzo lo había imitado torpemente y ahora se había vuelto una costumbre para él. Cuando Erik se relajaba resultaba ser divertido y por eso los viernes eran su día favorito.

- Llegué! - La voz de Erik lo hizo pegar un respingo, no lo había oído entrar y se ruborizó al darse cuenta que había pasado la última media hora pensando en él.

- Hola, Erik. ¿Cómo estuvo tu día? - Charles se puso de pie y su esposo apareció rápidamente en frente suyo, dejándole un casto beso en sus labios. Como siempre, no pudo evitar sonrojarse.

- Estuvo bien, mucho trabajo pero bien. El tuyo? - Erik dejó sus cosas mientras Charles le relataba su tranquilo día.

- ¿Cuál será nuestro menú del día? - El alfa sonrió divertido dejándose caer en el sofá. Ya se había quitado el traje y se mostraba más relajado. 

- Estaba pensando en una pizza, y a ti te toca elegir la película! Pero nada de películas deprimentes como la de la última vez o te revocaré el poder de sugerir títulos! - Charles lo acusó y sonrió ante la carcajada que dejó escapar su esposo.

- No es mi culpa que tengas un acotado gusto en lo que a cine respecta! - 

El teléfono sonó detiéndolos de empezar una apasionada discusión sobre películas. Charles fue el que contestó y cuando cortó, Erik lo miraba con curiosidad.

- Erik, Raven quiere hablar conmigo esta noche y me pidió que vaya al bar... te molestaría posponer lo de hoy? - Se sentía culpable, jamás fallaba a su tradición de los viernes y si tenía algo para hacer lo hacía los sábados, sin embargo Raven se había mostrado muy insistente y no había podido negarse.

- No, Charles. Por supuesto que no, es decir, no estás obligado a estar conmigo. Si tienes que salir, sólo hazlo. - Erik intentó que su tono sonase indiferente, sin embargo Charles creyó notar cierto resentimiento y se sintió aún peor.