Nuestro encuentro [PAUSADA]

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Salimos del instituto y caminamos hacia la parada del autobús, mientras esperamos a que este llegue hablamos un poco.

En el poco tiempo que llevamos juntos he descubierto que Jade es hija única y que acaba de mudarse. Lo que me hace entender porque actuó como lo hizo durante la presentación.

Yo por mi parte no hablé mucho, solo le conté lo justo, le dije que tenía un hermano y que yo era el hermano mayor.

– Entonces tienes un hermano pequeño ¿no?

– Si – la pregunta era un poco estúpida, acababa de decirle que tengo un hermano pequeño, ¿qué otra cosa podía ser? ¿una jirafa? A pesar de que su pregunta me pareció estúpida preferí callarme y no comentar nada.

– ¿Y cómo es? ¿se parece a ti? ¿a qué curso curva? ¿está en nuestro instituto? – Jade estaba tan curiosa por saber de mí que ni siquiera me dio tiempo para contestar a alguna de sus preguntas.

Tardé un poco en organizar mis ideas antes de hablar.

– Bueno ... él ... él es adorable – sonreí un poco al pensar en mi tierno hermano menor – tiene los ojos castaños y el pelo marrón chocolate.

– ¿No lleva el pelo teñido? – me interrumpió – pensé que también se lo habría teñido de verde al igual que tú.

Me reí por su comentario mientras negaba con la cabeza.

– No, que va. Aunque ... cuando yo me teñí el pelo él también trató de teñirse – no pude evitar reírme al recordar la escena. Mi hermano pequeño siempre me imitaba, es por eso que cuando me teñí el pelo él también quiso hacerlo. – Gracias a dios conseguí que no lo hiciera.

– Qué envidia, a mí me hubiera gustado tener un hermanito – de repente la voz, ya no reflejaba tanta vida, ahora parecía una persona completamente diferente. De repente Jade ya no era esa chica que no se callaba mientras me hacía preguntas, ahora ella era una chica apagada y sin vida.

La miré extrañado, hasta hace tan solo unos segundos Jade estaba de los más animada, pero ahora ... ahora ella estaba cabizbaja.

Mientras pensaba en lo que podría haberla llevado a dar un cambio tan repentino acabo llegando el autobús. Ambos nos subimos y nos sentamos uno al lado del otro sin decir una sola palabra.

La situación no me parecía rara, pero después de unos minutos de silencio el ambiente se fue volviendo cada vez más y más pesado.

Y yo, siendo el perfecto antisocial que era no sabía qué era lo que tenía que hacer para romper la tensión.

Nunca he tenido que preocuparme por alguien más que no sea yo o mi hermano pequeño, así que no sé cómo se supone que se le levanta el ánimo a alguien.

¿Qué se supone que se hace en estos casos?

... no tengo idea.

Seguí dándole vueltas al asunto, pero como no encontraba una respuesta decidí seguir respondiendo las preguntas que me había hecho. Así por lo menos no tenía que seguir soportando el ambiente tan incómodo que se había formado en un momento.

– ... bueno ... con respecto a tú pregunta de antes ... él no se parece en nada a mí – me callé mientras intentaba encontrar las palabras correctas – yo diría que se parece más a nuestros padres – mi intento de cambiar su estado de ánimo parecía funcionar, ella ya no parecía estar inmersa en sus pensamientos. Así que decidí seguir hablando – aunque a veces puede ser casi tan cabezota como yo.

Reí un poco al recordar las veces en las que había tenido que hacer que mi hermano cambiara de idea, ya os aviso, no es una tarea sencilla ...

Cuando a mi hermano se le mete una idea en la cabeza no hay quien lo haga cambiar de opinión, es un cabezota. En más de una ocasión he tenido que recurrir al chantaje. Por desgracia en eso sí que se parecía a mí.