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Jade

El camino hasta casa fue bastante movido, no entendía porque Yoongi había reaccionado así a mi pregunta.

¿Tanto le molestaba que su hermano viniera a nuestro instituto?

Cuando hablaba de él, su voz se suavizaba, se nota que le tiene mucho cariño.

Entonces ¿por qué ha reaccionado así?

Decidí no darle más vueltas al asunto, si Yoongi no quiso contarme no insistiría.

Al bajar del autobús me volvía para despedirme de él y él me correspondió el gesto con una pequeña sonrisa.

Me quedé embobada, que guapo estaba cuando sonreía, aunque él ya era bastante guapo aun sin sonreír.

Después de despedirme de Yoongi seguí andando, estaba deseando llegar a casa para hablar con mi papa sobre mi primer día.

Al llegar a casa suspiré cansada, el día había sido muy largo, pero lo había disfrutado mucho.

- ¡Papa!, estoy en casa – dije mientras me quitaba los zapatos e iba en dirección al salón.

Cuando me levanté esta mañana estaba muy nerviosa, no quería ir a un instituto nuevo donde no conocía a nadie. Me daba miedo no conseguir encajar o no hacer ningún amigo, pero ese no había sido el caso, había conocido a un chico muy interesante.

Min Yoongi un chico que, a pesar de tener una apariencia y actitud fría, se notaba que era un chico muy amable.

- Papa, ¿dónde estás? – pregunté mientras me acercaba a la puerta del salón.

- ¡Estoy en la cocina Jade! – me responde asomando la cabeza por la puerta – hola cielo, ¿cómo te ha ido el día?

- Ha ido bien – le respondo sonriente – ¿puedo ayudarte en algo?

- Claro. Si no te importa coloca la mesa.

- Vale.

Cojo todo lo necesario y empiezo a preparar la mesa, pero al rato me doy cuenta de que he cogido más cosas de las necesarias.

Había sacado tres palillos y ahora solo necesitábamos dos, reprimí un sollozo y volví a la cocina para dejar los cubiertos restantes.

Miré a mi padre y sonreí, si me ponía a llorar ahora estaba segura de que él se preocuparía, y eso, era lo último que quería. Porque me preguntaría que me pasaba y al saber la causa de mis lágrimas él también se entristecería y acabaría llorando.

Sacudí la cabeza e hice mi mejor cara mientras le ayudaba a servir la comida, pero a él le pasó exactamente lo mismo que a mí, sin darse cuenta había servido tres platos.

Al ver ese tercer plato mis ojos se aguaron, pero no permití que las lágrimas cayeran, tragué el nudo que se me había formado en la garganta y le hablé.

- Papa – lo llamé mientras lo abrazaba por la espalda.

- Mmh – me contestó triste.

- No hace falta que sirvas tres porciones ... mama ya no puede comer la suya – mi padre asintió con la cabeza y devolvió la tercera porción a la olla.

Los dos cogimos nuestros platos y nos dirigimos hacia la mesa, al sentarnos nos miramos mutuamente conteniendo el llanto y no dijimos nada, pero los dos sabíamos en que estaba pensando el otro.

La muerte de mi madre nos había afectado mucho a ambos, pero sobre todo le había afectado a mi padre. Él había caído en una fuerte depresión, aunque ahora estaba mucho mejor aún había veces en las que no era capaz de sobrellevarlo.

Nuestro encuentro [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora