Capítulo 3.

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Capítulo 3. Hija de Zeus.

Abby.

—Salve, Abbigail Hunter. Hija de Zeus. —Espera, ¿qué? Yo, ¡¿hija de Zeus?!

Pensé que iba a desmayarme, pero saqué fuerza de Solo-los-dioses-saben-donde y cogí mi bandeja. Les di una pequeña sonrisa incómoda a los chicos de la cabaña de Hermes y me dirijo a donde está sentado ese chico rubio, Jason. Noto que todos están muy atentos, pero un chico, de ojos verdes y pelo negro está más sorprendido que el resto, boqueando como un pez.

Me siento y le doy una sonrisa nerviosa.

—Hola, hermanito. —Él sigue algo impactado, pero sonríe.

—Hola, hermanita.

Nos pasamos la comida intercambiando datos sobre nosotros. Él me contó que teníamos otra hermana, Thalia, pero que esta estaba con las cazadoras de Artemisa. También me cuenta un poco por encima todo lo que había pasado con la guerra contra Gaia, sobre su novia, Piper McLean y sobre el Campamento Júpiter. Yo le conté un poco sobre mi vida, mis padres y los lugares a los que he viajado.

Jason me caía bien, aunque era algo intimidante, era buen chico. Me prometió que mañana me presentaría a sus amigos, ya que tres de ellos llegaban mañana. Yo estaba emocionada.

Después de cenar, fui a la cabaña de Hermes por mi maleta y la llevé hasta la cabaña 1. Me puse el pijama, y nada más tocar la almohada me quedé dormida.

En veinticuatro horas, las cosas habían cambiado mucho. Por la mañana era una chica normal, con deberes y preparando las cosas para el cumpleaños de su madre. Y ahora era una semidiosa hija del mismísimo Zeus, que tenía dos hermanos. Todo muy normal.

No tardo en caer en los brazos de Morfeo, pero esta vez sí tengo pesadillas.

Estoy en algún lugar bajo tierra, en una especie de sala. Está bien iluminada por antorchas, y aunque solo puedo ver una pared, se escuchan voces. Las dos pertenecen a mujeres.

—No deberías haber hecho esto, sabes que alguien vendrá en mi ayuda. —Dice la primera voz, que está bastante nerviosa.

—Oh, ¿qué le vas a pedir ayuda a tus queridos semidioses? Sabes que puedo con ellos, querida.

—¿Y qué hará Zeus cuando se entere?

—El caso es que no se va a enterar. Lo tengo muy bien planeado, esto causará una guerra en el Olimpo. Y cuando Zeus venzca a todos, someteremos a todos los Dioses y no habrá que preocuparse por más semidioses. Será el fin.

Tras eso, no escucho nada más, excepto un grito aterrador que me hiela la sangre.

Me despierto de golpe, asustada por la pesadilla. Respiro lentamente, intentando calmarme. Unos segundos después, Jason se despierta de golpe, tal como lo hice yo. Me mira, asustado.

—¿Estas bien? —Le pregunto. Él asiente.

—Solo ha sido una pesadilla.

—Yo también he tenido una. —Le contesto.

—¿Quieres...quieres contármela? —Le miro extrañada. —Mira, nunca he tenido una hermana pequeña y me preocupa no hacerlo bien, o que pienses que soy un mal hermano mayor o... —Le interrumpo con una risita. Él me mira sin comprender.

—Agradezco tu esfuerzo, pero lo estás haciendo bien, de verdad. —Él me sonríe agradecido. —Ahora duerme, tienen que ser las tres de la mañana.

Cuando me duermo la segunda vez, no tengo pesadillas, pero ese espeluznante grito se repetía una y otra vez en mi cabeza.

Ω

La hija de Zeus. La Carcel De Los Dioses.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora