Capítulo 25.

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Capítulo 25.

Abby.

¿Quién eres? No, en serio, dime quien eres.

¿Cómo te llamas? ¿Quién forma parte de tu familia? ¿Cuantos hermanos o hermanas tienes? ¿Quiénes son tus padres? ¿Cómo fue tu infancia? ¿Qué harás en el futuro?

Son preguntas fáciles de contestar, mi yo de hace poco más de un mes te las habría contestado enseguida. Ahora mismo, no sabría contestar a al menos cuatro de esas preguntas, y del resto apenas estaba segura.

Me llamo Abbigail Hunter, pero mi apellido debería ser Blair o Rivers. No sé quien forma parte de mi familia materna. Mis padres biológicos son Melissa Hunter (Blair) y Zeus, pero mis verdaderos padres son Valeria y Kaden Rivers, porque ellos fueron los que me criaron. Mi infancia...no la recuerdo. ¿Y mi futuro? Al parecer, no tenía mucho. Moriría el próximo catorce de febrero, según mi prima.

Ese pensamiento hacía que mi estomago diera un vuelco, y una profunda tristeza se instalara en mi pecho. ¿Cuantos meses me quedaban de vida? ¿Siete? Tal vez menos.

En pocos segundos había decidido que no le contaría a nadie que me iba a morir. No quería entorpecer la misión. Cuando terminara, volvería a casa y viviría los últimos meses con mis padres. Tenía que ver a Ellen antes. Y despedirme bien de Jason. Y de todos los chicos.

Parpadeé para contener las lágrimas, mientras sentía que mis ojos empezaban a picar. No podía llorar, ahora no.

Iba a morir, pero no moriría sin antes vengar a Dylan y a Cassandra.

Ω

— ¿Nueve qué? —Exclamo sorprendida y alzando la voz, ganándome algunas miradas reprobatorias de los enfermeros, las cuales ignoro completamente.

—Nueve días, casi diez. Estábamos muy preocupados. —Suspiro, había estado inconsciente durante nueve días.

—Lo siento mucho, pero... ¿Dónde estamos? —Le pregunto, observando la enfermería.

—En el Campamento Júpiter. —Nico no puede parar de sonreír, y su sonrisa se me contagia. Unos minutos después, llegan Jason y el resto de mis amigos.

Todos me saluda con un fuerte abrazo, y Jason casi me asfixia de lo fuerte que me abrazó.

—Y, ¿qué ha pasado mientras estaba dormida? —Los chicos me cuentan su viaje desde Riverside hasta San Francisco, y yo les escucho atentos.

Uno de los enfermeros me da el alta después de comprobar que todo va bien, y cuando salgo de la enfermería, siento la brisa fresca por primera vez en varios días.

—Chicos, tenemos que hablar. —Les cuento todo lo sucedido en mi sueño extraño, ellos se quedan algo impresionados. Charlamos un tiempo sobre el viaje de mañana, sobre los últimos descubrimientos, y sobre un poco de todo.

Finalmente, voy a dar una vuelta, primero con Jason, Nico y Hazel, pero al final Hazel y Jason se fueron por no sé qué y nos dejaron solos. La incomodidad se palpaba en el ambiente.

—Abby, creo que deberíamos hablar. ¿Por qué no aprovechamos y nos tomamos un chocolate caliente? —Asiento, tragando saliva. Sabía que este momento llegaría, el de aclarar el porqué de ese beso.

Caminamos hacia una plaza, y Nico me deja sentada en un banco mientras va a por los chocolates. A mi alrededor, varias familias conversan sentadas tranquilamente.

El día es soleado, los pájaros cantan y los niños juegan despreocupadamente, sin saber a los peligros que se tendrán que enfrentar cuando crezcan.

La hija de Zeus. La Carcel De Los Dioses.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora