Capítulo 23. Dreams.
Abby.
Cuando abro los ojos, un fuerte dolor de cabeza me ataca. Mi vista se nubla por un segundo, y tengo que parpadear un par de veces para ver donde estoy. Cuando finalmente veo claramente, me fijo que no estoy en la cueva de Eros.
Estoy en una habitación, un dormitorio. Tiene una gran cama, un armario y varios muebles de estilo antiguo y elegante, todo en blanco, dorado y negro. Me encuentro tumbada en la cama, ya no llevo la ropa que llevaba en la cueva. Esta ha sido sustituida por un vestido completamente blanco, con encajes. Me levanto e inspecciono la estancia, aunque llevo a Aetós en forma de anillo, por alguna razón no logro transformarla en espada.
La puerta se abre, dejando ver a una chica, que debe tener mi edad. Es alta, tiene el pelo de rubio platino, la piel clara y unos calculadores ojos azules. En las manos lleva una bandeja con comida. En cuanto me ve, deja rapidamente la bandeja en la cama y se abalanza contra mi. Pensé que me atacaría, pero, para mi sorpresa, me abraza.
Yo no le correspondo, basicamente porque no tengo ni la más mínima idea de quién es.
—¡Abby! Por fin te has despertado, pensé que tendría que hacerlo yo. —Dice en cuanto me suelta, sonriendo ampliamente. Yo frunzo el ceño confundida.
—¿Quién eres?¿Dónde estoy?¿De qué me conoces? ¿Cómo he llegado hasta aquí? ¿Qué quereis de mi? ¿Dónde están mis amigos? —Suelto todas las preguntas que se agolpaban en mi cabeza, y en los ojos de la chica veo un brillo de decepción.
—Así que es cierto lo que Angelina me dijo, es una pena. Me llamo Olivia Blair, y soy tu prima.
—Eso no puede ser posible, me lo dijeron en el orfanato, mi madre no tenía hermanos, ni familiares vivos o conocidos. Estaba completamente sola. —Ella suspira con resiganción, y se sienta en la cama.
—Sientate, hay mucho que explicarte. —Me siento y me sirve el desayuno, que yo empiezo a comer mientras estoy atenta a lo que ella me cuenta. No sé porqué, pero la chica me inspiraba confianza, como si fuera una vieja amiga que no veía desde hace mucho.
—La familia Blair es una familia reconocida en el mundo mestizo desde hace muchas generaciones. Somos del legado de Hécate la gran mayoría, exceptuando a unos cuantos. Pero ahora mismo, todos los Blair vivos son legado de Hécate menos, Kiara Blair, otra prima tuya que es hija de Atenea. Tu madre, Melissa Blair, creció como toda una Blair. Ella siempre fue distinta, como la oveja negra, por así decirlo. Poco a poco, se fue distanciando de sus hermanos, y en un acto de rebeldía, comenzó a salir con Zeus. Eso, sus padres, tus abuelos, no se lo tomaron nada bien. Y cuando se quedó embarazada de ti, todo se fue por la borda. Melissa se había comprometido con el hijo mayor de los Le Breu, pero ella no quería casarse con él. El trato es que esperarían a que ambos terminasen la universidad y cumplieran los veintitres, y se casarían. Bueno, la historia del porqué de ese matrimonio forzado, es larga, tediosa y nada interesante ahora, así que digamos que fue por una deuda. Bueno, al enterarse de que se había quedado embarazada, perdió su beca para la universidad, el chico Le Breu le dejó, y Melissa se escapó de casa. No supimos nada de ella en un año, y lo siguiente que nos enteramos fue que había tenido una niña, se había cambiado el apellido, y te había dejado abandonada en un orfanato. Nosotros te adoptamos y te criamos los primeros ocho años detu vida. Ese era el trato, nosotros te criabamos hasta que tuvieras ocho años, y luego te adoptaban los Rivers. Pero la primera noche que estuviste con los Rivers, pasó algo muy malo, que después Valeria nos contó por una carta. Hera se coló en la casa y borró de tu memoria los primeros ocho años de tu vida, y los sustituyó por recuerdos falsos de tu estadía en el orfanato. Cuando los Rivers nos contaron que estabas en el Campamento Mestizo, comenzamos a buscarte. Pero cuando llegamos al Campamento, nos dijeron que te habías ido de misión, pero no nos dijeron a donde. Ese viejo centauro nunca confió en nuestra familia, pero bueno. Empezamos a buscarte y te encontramos en Londres, justo cuando nos ibamos a acercar, ¡pam! Desapareces. Pasó lo mismo en Miami. Al final, nos dimos por vencido, estando seguros de que en cualquier momento recobrarias la memoria y nos buscarias. Pero cuando nos enteramos delo que pasó con Eros...Fue el momento de actuar. Cuando te quedaste inconsciente, nos metimos en tus sueños, pero solo podía entrar una. Y esa soy yo, y miranos, aquí estamos. Se que es algo difícil de asimilar, y hay muchísimas cosas que contarte y que recordar, pero te he echado mucho de menos.
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La hija de Zeus. La Carcel De Los Dioses.
FanfictionSi le hubieras dicho a Abby, que su padre es un dios, y nada más y nada menos que el rey de los dioses, probablemente se hubiera reido en tu cara. Pero, cuando conoce a Nico Di Angelo y llega al Campamento Mestizo, todo lo que le parecían simples le...