Capítulo 19. Matthew Stiles.
Abby.
Me despierto por un fuerte dolor punzante en la parte posterior de la cabeza. Abro los ojos, y tengo que parpadear un par de veces para acostumbrarme a la luz que me da directamente a los ojos. Cuando mis ojos dejan de nublarse, me detengo a observar el lugar donde estoy.
Estoy en una camilla, y en lo que parece ser una enfermería improvisada. Giro la cabeza hacia mi izquierda y me encuentro a Nico dormido en una silla, con la boca abierta y todo despeinado. Una sonrisa se forma en mis labios cuando le veo. Eso me recordaba, ¿qué hacía yo allí? En apenas un segundo, los recuerdos de la charla con Matthew se agolpan en mi cabeza, haciendo que mis ojos escuezan.
¿En quién se había transformado el dulce y divertido chico que deje atrás en Portland? El dolor nos lleva a hacer cosas horribles.
Levanto la vista cuando escucho pisadas, y me encuentro con una chica viniendo hacia mí. Se acerca y por fin le puedo ver claramente. Tiene la piel morena, el pelo teñido de una mezcla de azul y rosa y una sonrisa brillante. Va vestida con una camiseta sin mangas y unos pantalones cortos negros rasgados, tiene el brazo derecho lleno de tatuajes y, cuando se acerca lo suficiente, veo que sus ojos son de un bonito azul.
—Veo que ya has despertado, bella durmiente. —Me sonríe ampliamente y ofrece una mano. —Soy Tori, un placer.
—Abby. —Le digo mientras le estrecho la mano. Me sorprendo de lo ronca que suena mi voz, ¿cuánto tiempo he dormido?
—Has estado durmiendo varias horas, ya son las diez de la mañana. —Dice, como si pudiera leerme el pensamiento. —Tu novio es muy mono, se ha quedado toda la noche despierto por si despertabas. —Noto como el calor sube a mis mejillas, y miro a Nico.
—Él no es mi novio. —Farfullo, y Tori rueda los ojos, con una sonrisa divertida en los labios.
—Pues no tardará mucho en serlo. Bueno, respecto a lo que pasó...Te desmayaste por el golpe en la cabeza, pero no tienes contusión ni nada, solo una herida que no tardará mucho en sanar. En cuanto al cuello, tienes unos hematomas, pero nada muy grave. Vas a tener la garganta irritada un par de días, así que tienes que beber mucho agua y no hablar demasiado. Por cierto, no sé si lo habrás notado, pero tienes una parte considerable del pelo chamuscado. También soy peluquera, así que si quieres te podría cortar el pelo, te hace falta. —Asiento sopesando toda la información. Le sonrío levemente agradecida, y ella suspira. —Bueno, ya puedes irte, te dejo para que levantes al chico. —Me sonríe brevemente y desaparece por la puerta. Me desperezo y me levanto. Aún llevo la ropa de ayer, y en debajo de la cama tengo los zapatos. Me los pongo y me dirijo a un pequeño espejo que hay en la pared enfrente de la cama para comprobar mi aspecto.
Una venda cubre mi cabeza, y tengo un pequeño moretón en la mejilla. El cuello es lo peor, tengo las marcas de los dedos y varios hematomas recientes, que le dan a mi cuello un aspecto terrible. Ojala tuviera un pañuelo para taparme el cuello, no me apetece nada que Jason vea esto.
Me acerco a la silla donde duerme Nico. De vez en cuando murmura cosas inteligibles y vuelve a roncar levemente. No puedo evitar soltar una risita, y le sacudo los hombros suavemente, pero nada. Le sacudo con más fuerza y esta vez parece reaccionar. Levanta la cabeza y parece desorientado unos segundos, pero luego abre los ojos y busca algo con la mirada. Al final, me mira y se abalanza sobre mí, abrazándome fuertemente. Me tambaleo un poco y le correspondo el abrazo, mientras él esconde su cara en mi cuello. Le escucho suspirar lentamente, haciendo que se me erice el vello.
Tras pasar unos segundos así, se separa de mí y me mira a los ojos.
—Me has asustado mucho, Abby. No vuelvas a hacerme eso. —Yo levanto las cejas.
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La hija de Zeus. La Carcel De Los Dioses.
FanfictionSi le hubieras dicho a Abby, que su padre es un dios, y nada más y nada menos que el rey de los dioses, probablemente se hubiera reido en tu cara. Pero, cuando conoce a Nico Di Angelo y llega al Campamento Mestizo, todo lo que le parecían simples le...