Capítulo 18.

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Capítulo 18. Bienvenidos a Miami.

Abby.

Me despierto cuando noto que el sol me da directamente en la cara. Parpadeo un par de veces, hasta que me acostumbro a la potente luz. Siento calor, escucho el sonido del mar del fondo, noto la arena húmeda debajo de mis dedos...

Me levanto de golpe cuando me doy cuenta de que estoy en la playa. Miro a los lados, y confirmo mis sospechas. A mis lados se extendían kilómetros de arena, mar y bañistas.

Los chicos están dormidos, todos sobre la arena, y cada uno con un bañador. Miro alrededor, buscando a Cassie, cuando los recuerdos de la anterior noche llegan a mi cabeza. Es cierto, está muerta...No puedo evitar que unas lagrimas rebeldes se escapen de mis ojos, mientras parpadeo furiosamente intentando retenerlas. Me levanto, y me doy cuenta de que yo también estoy en traje de baño.

En un bikini blanco, precisamente. Nuestras mochilas están junto a nosotros, la mía está entreabierta, mostrando algo brillante. Me acerco para comprobar que es, y cuando me acerco me doy cuenta de que es la daga de Cassie. Junto a ella hay un papel, con una dirección escrita, la de Elisabeth, supongo. Miro al cielo y agradezco a Hebe su ayuda, en silencio.

Los chicos se despiertan poco a poco, Percy el primero de ellos.

-¿Dónde estamos? -Pregunta confundido, yo me fijo en un cartel a la entrada de la playa. Me cuesta unos segundos entenderlo, debido a mi dislexia, pero cuando lo hago me giro y se lo digo.

-Estamos en Miami, en la playa de Crandon. -De mi mochila cojo ropa que Hebe nos había dejado de regalo: unos pantalones cortos vaqueros, unas sandalias y una camiseta blanca básica. Me visto rápidamente, mientras Percy hace lo mismo.

Poco a poco todos se van despertando, les explicamos la situación y se visten. Unos minutos más tarde salíamos de la playa, sin ninguna idea de a donde debíamos ir.

-¿Y ahora que hacemos? -Pregunta Hazel. Nos miramos entre nosotros, sin tener la mínima idea de a dónde ir.

-Vamos al centro. -Propuso Jason, nosotros asentimos. Le preguntamos a una pareja como se va para el centro, y ellos nos explican que tenemos que coger un taxi, que estaba lejos.

He ahí el problema, no tenemos dinero. Vamos a una parada de taxis cercana, y pillamos dos taxis. Nico, Jason y yo nos montamos en uno, Percy, Annabeth y Hazel en otro.

-Al centro, por favor. -Indica Jason, sentado en la parte de atrás. Nico y yo vamos sentados detrás, cada uno en una ventanilla.

-¿Estás bien? -Me susurra Nico, yo aparto la mirada de la carretera y la fijo en sus profundos ojos negros. ¿Él también terminaría así si le dejaba acercarse demasiado? Primero Dylan, ahora Cassie...¿Quién dice que Nico no será el siguiente?

Tenía que tomar medidas en el asunto, si por aislarme de las personas que me importan estas lograrían sobrevivir, haría eso. Me encogí de hombros, y volví a prestar atención a la carretera.

Escucho como suspira pesadamente, pero no me giro. Es mejor así.

Tardamos bastante en llegar al centro, por lo que la cuota que debemos pagar es muy alta, y repito, no tenemos dinero. Como por arte de magia, Jason saca una tarjeta del bolsillo de sus pantalones, y con esta paga al taxista, que había empezado a impacientarse.

Salimos del taxi, y nos encontramos con el resto del grupo. Decidimos explorar un poco la ciudad, antes de preocuparnos por el alojamiento. Al parecer Annabeth también había recibido la tarjeta.

Andamos durante horas, en el centro, en los alrededores, metiéndonos en todas las calles y callejones, buscando indicio de poder. Ningún monstruo nos atacó, lo cual fue muy raro.

La hija de Zeus. La Carcel De Los Dioses.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora