Capítulo 24.

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Mack tomó del brazo a Dawn intentando alejarla de su hermano, al cual estaba golpeando.

Y como se podrán imaginar, sí, en cuanto Dicky dijo eso Dawn se lanzó sobre él y su venganza dio inicio. 

—¡HABER SI CON ESTO NO TE METES EN LOS ASUNTOS DE LOS DEMÁS!

—¡NO ME ARREPIENTO DE NADA! 

—¡CRÉEME, HARÉ QUE TE ARREPIENTAS!

—¡No, yo haré que se detengan ya chicos!—gritó Mack logrando alejar a Dawn. La estuvo reteniendo lo suficiente para que Dicky se levantará y huyera.

Pero no, seguía ahí. Parecía que quería morir.

—¡Vete de aquí Dicky, yo la detendré!—exclamo sin soltar a la rubia.

—¡No hasta terminar con mi trabajo como casamentero! Hasta ahora ha ido muy bien... excepto por lo de Dawn enloqueciendo.

—¿Qué? ¿de qué hablas?

—¡No lo escuches Mack!—gritó ella calmándose. Miró a Dicky de forma amenazante, si quería seguir viviendo para el baile era mejor que se detuviera y se fuera.

—Ya lo escuchaste, Dawn quiere ir al baile contigo. —dijo restandole importancia—. Pero es tan insegura y temerosa que no se animaba a invitarte. Por suerte tiene a un muy atractivo hermano que está dispuesto ayudarla.

Ella apretó las manos, aguantando las ganas de llorar.

Estaba a punto de gritar algo pero Mack se le adelanto.

—Dicky, temo decirte que hiciste lo contrario ayudarla. No tenías porque decirme eso, Dawn lo haría cuando se sintiera lo suficientemente lista. No debías interferir.

—¡Hey, no se supone que debas decirme eso! Yo esperaba un gracias por parte de los dos. —colocó su mano derecha en su mentón.

—¡No vas a tener nada de nadie, idiota! ¡Ahora lárgate antes de que me arrepienta de dejarte ir!

—Okey, okey... —alzó las brazos y lentamente se fue de ahí.

Después de eso, Dawn se armó de valor para lo que estaba a punto de decir.

—O-Oye M-Mack...

—Está bien, Dawn. No es necesario que digas nada. ¿Porqué sabes qué?—cubrió sus ojos y luego sus oídos—. Yo no escuché ni vi nada.

—¿Qué dices?

—Ya sabes, yo no sé nada. Así que, cuando te sientas lista para invitarme al baile no dudes en hacerlo, estaré de lo más feliz en aceptar. —le guiñó el ojo.

La cara de Dawn de un segundo a otro paso a estar completamente roja.

—¿Q-Qué?...

—Uy, mira lo tarde que es. Debo irme, nos vemos. —se despidió y se retiro de ahí, no sin antes guiñarle el ojo nuevamente.

—Okey...

¿Qué acababa de pasar?

[...]

Casa.

El día pasó algo rápido, al menos desde la perspectiva de Ricky y Dawn.

Los hermanos Harper ya se encontraban en su hogar. Mientras que a Dicky le parecía extraño que su hermana no lo quisiera matar luego de lo que hizo hace unas horas, un poco desconfiado fue a comer a la cocina.

Los demás se quedaron en la sala. 

—¿Como estuvo su día chicos?—preguntó Nicky luego de un largo silencio.

—Interesante. —respondieron ambos rubios al mismo tiempo.

—Ah... que bien. ¿Y porqué?—preguntó aún un poco asombrado de que respondieran al mismo tiempo, y con el mismo tono de voz; calmado.

—Yo estoy en un dilema... no sé si golpear o abrazar a Dicky... quizás ambas.

—Yo solo haría lo primero. —respondió acomodándose en su lugar.

—¿Y qué hay de ti, Ricky?

—También estoy en un dilema... no sé si ir al baile.

—¿Es todo? ¿qué tú no odiabas los bailes?—cuestionó.

—Sí, pero si es que decido ir tendría la oportunidad de... —se quedó callado.

—¿De qué?—interrogó Dawn con curiosidad.

Nicky ya se imaginaba lo qué iba a decir. Y eso lo entusiasmo mucho.

—¡Nada! Debo ir hacer tarea. —tomó con rapidez su mochila y subió por las escaleras.

—¿Qué le sucede...?

—Déjalo, así se ponen a esa edad. —contestó Nicky con una sonrisa.

—... Tienes la misma edad que nosotros.

Mientras que en la cocina, Dicky terminaba de preparar su emparedado.

En ese momento, entró su padre por la puerta trasera.

—Hola papá. —lo saludó—. ¿Qué tal todo?

—Mal, no encuentro mi caja de herramientas... ¿ese es un emparedado?—lo señaló y su hijo asintió.

—¿Quieres uno?

—Sabes que sí. —cerró la puerta. Dicky comenzó a preparar su emparedado.

—¿Y porqué buscas tu caja de herramientas?

—El papá de su amiga me pidió ayuda para destruir esa vieja casa del árbol. No será tan difícil, está muy vieja.

—Sí, lo sé. De hecho __-... Espera, ¿¡QUÉ!?

—¿Qué de qué?—preguntó con confusión.

—¿Cuándo van a destruir la casa?

—No me dijo, solo me pidió ayuda. Pero yo voy buscando las herramientas de una vez porque nunca sé dónde están... ¿porqué?

—Ah, nada... ¡tengo que irme!—dejó caer lo que llevaba de preparado el emparedado al suelo y salió de la cocina.

—¡Regla de los cinco segundos!—recogió la comida y le dio un mordisco—. Mmm... quizás estén en el baño, no he buscado ahí todavía. —pensó en voz alta.

Dicky entró a la sala encontrándose solamente con Dawn.

—¿Y a ti qué te pasa ahora?—preguntó con el ceño fruncido al verlo llegar corriendo.

—¿Recuerdas la casa del árbol de los vecinos?—se acercó a ella y se sentó en el sillón grande.

—¿Hablas de la casa del árbol a la que hemos intentado subir durante años? ¡Claro que no!

—Pues... espera, ¿estás siendo sarcástica? Es que tu voz suena igual.

—¡Solo dime qué ocurre con la casa del árbol!

—El papá de ______ le pidió ayuda a nuestro papá para destruír la casa del árbol. —explicó. Dawn abrió los ojos al mismo tiempo que se levantaba de su asiento.

—¡¿QUÉ?! ¡No pueden destruirla! ¡¿qué están locos?!

—¡Lo sé! Pero no hay nada que podamos hacer, no es nuestra casa después de todo.

—¡Debería serlo!—se quejó—. ¿Cuándo lo harán?

—El señor no se lo dijo a papá, podría ser cuando sea...

—Oh, no, no, no... No puede estar pasando. —comenzó a caminar de un lado a otro.

—¿Qué vamos hacer?

—Te diré que vamos hacer... —se acercó a él y lo tomó de los brazos—. Vamos a subir a esa casa del árbol. —dijo con una sonrisa tenebrosa.

—No sé que es peor; el miedo o el dolor que siento...

La Casa del Árbol ✧ Ricky y Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora