Capítulo 29.

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Ricky estaba junto a su hermano, Nicky, preparándose para el momento en que la invitaría al baile.

—Muy bien, lograste preguntarle si quería estudiar contigo en la biblioteca después de clases sin problemas... Ahora comienza lo difícil.

—¿Difícil? ¿porqué? Será fácil...—dijo bastante confiado.

El azabache lo observó con el ceño fruncido.

—Ricky, literalmente tuve que ir por ti y obligarte a que fueras hablarle. En el momento en que debas preguntarle te podrás muy nervioso y no podrás hacerlo. —le aseguró mientras se cruzaba de brazos.

—Creo que me subestimas, Nicky.

—Por supuesto que no. Porque después de todo, eres excelente hablando con las chicas. —con sarcasmo, comentó.

—Deja de juntarte con Dawn, te estás volviendo igual de sarcástico que ella... —se quejó y bufo—. Bueno, quizás tengas la razón en eso.

—La tengo.

—¡Sí, cómo sea! ¿y qué propones, genio? ¿cómo voy a invitarla al baile?

—Tú no te preocupes, lo tengo todo resuelto. —levantó su mochila de suelo y abrió uno de los bolsillos; de ahí saco unos audífonos.

Ricky rodeó los ojos al saber de que se trataba.

—Nicky... por favor, no.

—¿Qué? En las películas de espías y románticas esto siempre funciona, ¿porqué no sería así con nosotros?

—Porque esto es la vida real. No es una película o una historia donde todo se resuelve mágicamente y hasta las ideas más estúpidas funcionan.

—... ¿Qué quieres decir?

—¡Que no va a funcionar! ______ no es tonta, se va a dar cuenta que tengo un audífono puesto y que alguien me está ayudando hablar. De hecho, cualquiera lo haría.

—¿Audífono...? ¿quién dijo que ibamos a usar audífonos?—preguntó confundido. El rubio señaló los audífonos que tenía en sus manos—. No, no, no, nos vamos a usar esto. —los sacó y guardó en su bolsillo—. Mira, primero pensé en usar notas pero como a ______ no le fue muy bien que digamos al intentar hacer amigas lo descarte.

—¿Qué...?

—Así que pensé en algo mucho más genial... ¡unas radios!—exclamó conforme las sacaba de su mochila.

—...

—¿Y, qué te parece? ¿te gusta?—con una sonrisa, preguntó.

—No... ¡me encanta!—exclamó con una sonrisa—. Vaya, de verdad eres increíble.

—¿Qué?

—¡Nada!

[...]

Las clases pasaron con lentitud para los estudiantes, sobretodo para Ricky que, por primera vez, ansiaba que fuera la hora de salida.

Sus deseos se cumplieron ya que el timbre había sonado justo en ese momento. Juraría que él fue el primero en salir, de no ser que todos a esa hora salen lo más rápido que pueden de los salones.

Se encontraría primero con Nicky antes de ir a la biblioteca con ______, debían preparar todo antes de que ella llegué.

—¿Estás listo?—preguntó con emoción el menor.

—Eso creo...

—No te pongas nervioso, yo estaré ayudándote, ¿de acuerdo?—mostró la radio dándole un poco más de seguridad.

—De acuerdo. —asintió.

—Muy bien, ahora ve, ve, ve. —le da un pequeño empujón para que vaya a la biblioteca—. Que rápido que crecen...

Ricky se quedó en la entrada de la biblioteca esperando a ______, comenzó a pensar que no vendría cuando luego de unos minutos no aparecía.

—¿Todavía no llega?—escuchó a su hermano preguntar por la radio.

—No... ¿y si decide no venir porque se arrepintió? ¿y cuando venía para acá consiguió una pareja para el baile y se olvidó de mi? ¿¡y si ahora me odia!? ¿¡Y SI-.

—¡El que hables demasiado también es una opción!

—¿¡ENSERIO!?

—¡Claro que no, tonto! Ella nunca haría eso. No te impacientes, seguro se le hizo tarde.

—Sí... seguro es eso. —balbuceó.

—¡Mira, ahí viene!

—¿¡Dónde!?—volteó a ver a todos lados en busca de la chica, pero no encontró rastro de ella.

Las carcajadas de su hermano sonaron por la radio haciendo que el frunciera el ceño.

—Enserio te la creíste, jaja... Ricky, recuerda que estoy dentro de la biblioteca, no tengo modo de saber si llego o no. —de nuevo rió.

—Ya lo sabía... —dijo entre dientes. Él menor siguió riendo—. ¡Deja de reírte! ¿Cómo es qué nadie te ha regañado por hacer tanto ruido?

Vamos hermano, ahora mismo no veo a nadie aquí. Sin mencionar que la bibliotecaria está dormida. Solo vienen los nerds y personas que no tienen amigos.

—Imposible, yo vengo casi todos los días aquí.

—Exacto.

El rubio tardó un poco en captarlo... ¿lo había llamado nerd y sin amigos?

—¡Hey!—exclamó molesto causándole otra risa al azabache.

—Mejor ponte alerta en caso de que llegue, cambio.

—Okey, cambio. —guardó la radio.

Pasaron por lo menos cuatro minutos hasta que la chica que tanto esperaba finalmente llegó.

—¡Ricky!—exclamó su nombre al mismo tiempo en que se aproximaba al nombrado—. Lo siento, es solo que Mack tenía algo muy importante que decirme y no pudo esperar hasta más tarde.

—No te preocupes, lo entiendo.

—No me esperaste mucho, ¿o si?—preguntó preocupada.

—Nah, de hecho acabo de llegar también. —mintió.

—Oh, que alivio. —suspiró aliviada—. Entonces, ¿vamos?

Él asintió y dejo que ella entrará primero. Sacó con rápidez su radio.

—Ya llegó, repito, ya llegó.

—¡Bien! ¿Listo? Cambio.

—¡Por supuesto! Cambio. —guardó nuevamente el radio y entró.

—¡______! ¿no te gustaría sentarte mejor por acá?—acercándose a otra mesa, preguntó.

—Ah, claro, como quieras... —recogió sus cosas que había dejado en otra mesa y camino a esa.

—¿Con qué quieres comenzar primero?—interrogó luego de sentarse.

—Con historia, tengo un examen en dos días y quiero estar preparada.

—¿Ya haz estudiado?

—Sí, pero al día siguiente lo olvido todo. —respondió con vergüenza.

—De acuerdo, entonces con eso iniciaremos.

La Casa del Árbol ✧ Ricky y Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora