"Perhaps love" - (Theo James/ Dylan O'brien)

Capítulo 5

Han pasado cinco días. Cinco abominables días en los que he sido la sirvienta de Theo, tengo que hacer todas sus tareas, por lo que siempre me atraso en las mías, tengo que llevarlo al instituto todos los días, por lo que ya no me da tiempo de alistarme, tengo que estar pendiente de lo que quiere las 24 horas del día, por lo que ya no tengo vida social. Theo está arruinando mi vida.

- ¿Está bien así? - Me dice Theo.

- No lo sé. - Le digo.

- Donna. - Me advierte. Su actitud ya me esta llegando.

- Aj, déjame ver. - Le arranco el cuaderno de las manos y empiezo a verificar si lo que ha hecho está bien. Estamos metidos en la biblioteca desde hace una hora y todo por su culpa, al parecer Theo no es tan perfecto porque tiene problemas con Matemáticas. - ¿Por qué diablos sigues pasando el número como positivo?

- ¿Por qué diablos tu boca se ve tan apetecible cuando dices "diablos? 

- No estoy para juegos. - Le digo. Además de tener que ser su asistente personal, Theo me jode TODOS los días.

- Es la verdad.

- Diablos, cállate. - Me tapo la boca al darme cuenta de que dije "diablos".

- Ahí va de nuevo. - Lucho por contener la sonrisa, pero no puedo. - Bueno, ya tengo bastante por hoy, vámonos.

- ¿Qué? ¡Pero si aún no has captado nada! 

- Que importa. 

- ¿Que qué importa? ¡Claro que importa!  Me he quedado aquí solo por ti.

- Mañana haremos lo mismo. 

- ¡Ese es el punto! No me voy a quedar mañana, así que, si no entiendes nada en el examen, no es mi problema. - Me paro y agarro mis libros.

- Claro que lo es. Tu deber es ayudarme en todo lo que te pida.

- Vete al diablo, Theo. - Antes de que pueda detenerme me voy corriendo. Llego hasta el aparcamiento y saco rápido sus llaves para poder irme antes de que llegue. 

Entro a su jeep, boto mis libros en el asiento trasero, meto la llave, y ya estoy arrancando cuando la puerta del copiloto se abre. ¿Cómo puede correr tan rápido?

- ¿Te ibas a ir sin mi?

- ¡Es que no me puedes dejar en paz! - Toda la "atracción" o "gusto" que alguna vez pude sentir por Theo, se está esfumando y rápido.

- No te emociones Donna, este es mi auto.

- No pienso llevarte a tu casa. - Le digo.

- Oh, si que lo harás. - Sé que si lo haré. Theo siempre me está controlando.

- Nunca había conocido a una persona tan antipática.

- Y sexy.

- Y sex...¡No! Eres un vanidoso.

- Y sexy.

- Como sea. 

En todo el trayecto que vamos, Theo no ha dejado de mirarme.

- ¿Algún modelito? - Le pregunto.

- Donna, ¿Cómo es que aún no sé nada de ti? 

- ¿A qué te refieres? - Digo manteniendo la mirada hacia el frente. No quiero que vuelva a pasar lo mismo que hace unos días.

- Hemos pasado exactamente una semana juntos y aún no sé nada de ti. - Por favor, como si le importara...

- En realidad, me has obligado a estar una semana junto a ti.