"Perhaps love" - (Theo James/ Dylan O'brien)

Capítulo 9

Siento como el aire deja mis pulmones. Estaré muerta hasta que Theo me bese y después ya podré  resucitar, ¿En serio me va a besar? Porque si lo va a hacer, que lo haga ahora.

- No tienes por qué tener miedo. - Theo me besa en la frente. Genial. Eso era lo que quería. Ajá.

- Creo que ya se me fue el miedo. - Le digo acercando mi cara a la suya, si él no va a dar el primer paso, lo haré yo.

- ¿Quieres besarme? - Me pregunta Theo. Se me va el aire.

Nunca pensé que me haría esta pregunta, ¿Las personas no se besan y ya? Es decir, ¿Preguntar no malogra el momento? Creo que esa no es excusa para Theo.

- ¿Tú quieres besarme? - Le paso la pregunta. Ahora él tendrá que responder primero.

- Yo pregunté primero. - Me dice. Diablos.

- Y yo segunda.

- Eso no tiene sentido Donna. - Me dice volviendo a besar mi frente, ¡Es que no puede besar mis labios!

- Claro que si, ambos preguntamos.

- ¿Si te beso estarías contenta? - ¿Qué? Como si él no quisiera la cosa.

*Theo's P.O.V*

Espero a ver cómo reacciona. Se ve tan nerviosa, sé que está oscuro y que no puedo verla tan bien cómo quisiera, pero algo me dice que sus mejillas deben de estar ardiendo. Donna cree que no me doy cuenta cuando trata de ocultar su rostro del mío, pero la verdad es que siempre sé cuándo está sonrojoda. Así es Donna, tan predecible.

- ¿No crees que es una pregunta un poco egocéntrica? - Me dice Donna. Sus ojos ya no brillan como antes, creo que está molesta. Saca mis brazos de su alrededor y se voltea.

Ni crea que me dejará así.

Antes de que pueda siquiera intentar dormir, hago que se voltee sujetándola por la cintura y enlazo mis piernas con las suyas para estar lo más juntos posible.

- ¿Qu-qué haces? - No lo pienso dos veces y la beso.

Estoy besando a Donna y ni siquiera sé por qué. Simplemente me dieron ganas de hacerlo, y siempre hago lo que quiero. Las manos de Donna se posan en mi nuca haciendo que me pegue más a ella. Más a su cuerpo. Sus labios son tan jodidamente suaves que no pienso dejarlos en un buen rato, jamás me había sentido así, es decir, tan bien cuando beso a una chica. Cuando estoy con otras mi mente simplemente está pensando en el próximo paso, meterlas a la cama y tener sexo, pero con Donna, con Donna es diferente, con ella no pienso absolutamente en nada, solo en el momento. La apego más contra mí y le beso el cuello, Donna gruñe mi nombre y yo me siento en el puto paraíso. La manera en la que dice mi nombre...diablos. Nunca había escuchado algo más hermoso en toda mi vida. Sin saber lo que estoy haciendo bajo mis manos hacia su muslo y voy levantando mi camisa, porque es mía y ella la está utilizando, por lo tanto Donna también es mía.

La sigo besando mientras que Donna recorre mi cuerpo con sus manos, sus delicadas manos dejan un rastro de fuego por mi cuerpo y no sé cómo calmarlo. Quiero más, pero Donna vuelve a repetir mi nombre.

Eso es.

Por eso me dejó tan inestable al decirlo, oírla decir mi nombre, es cómo oír todo lo que quiero olvidar. Me he estado dejando llevar cuando en realidad lo único que debí de hacer era alejarla de mí.

- Donna.. - Le digo deteniendo sus manos.

No me hace caso y sigue besándome. Yo tampoco quiero dejar de besarla, maldita sea.

- Donna, para. - Le digo. Ella no me hace caso así que coloco sus brazos detrás de su espalda y la miro a los ojos.

- ¿Qué pasa? - Su cara es pura decepción, lo siento Donna.