Primera interacción.

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— ¿Lo ves? No hay nada. —comentó Arthur, al parecer satisfecho de que el salón estuviera vació. Incluso tuvo la valentía de meterse y cerciorarse. —Ya, pasa por tus cosas para que dejes de molestar por aquí.

—Tsk. —Lovino chasqueó la lengua, insatisfecho. ¿Acaso el maldito inglés no veía que aquello era peor si no había nadie? ¿De dónde había salido la música entonces? —Bueno, como sea. —pensó, entrado al salón. Fue cuando se percató que en la banca detrás de donde él solía sentarse había varias cosas regadas en el pupitre.

— ¿Estás son? —preguntó Arthur, tomando el celular. —Este no es tú celular.

—N-No...—masculló, Lovino. Dando un paso hacia atrás. — ¡Gilipollas, seguro que tú haces esto para asustarme!

— ¿Ah? ¿De qué mierda me estás hablando? —protestó Arthur, ofendido. ¡Como si tuviera el tiempo de estar montándose escenitas para asustar al idiota de Lovino! Aunque pensándolo bien, no sonaba tan mala idea.

— ¡Él salón estaba completamente vació al final de la clase! —remarcó, apuntándolo con él dedo. — ¡Lo sé, vine a recoger mis cosas al final del día y ya no había nadie!

— ¡Seguro que alguien vino a estudiar después y se le olvido! —cortó, llevándose una mano a la cara. — ¿No puedes razonar de una manera lógica?

—Quizás podría si Antonio no nos hubiera llevado a ver esa película. —chilló, dando golpes al suelo con su pie.

— ¡Entonces es culpa de ese imbécil no mía!

— ¡Antonio no es un imbécil, cejotas idiota!

—De acuerdo. ¡Es un tarado!

— ¡Qué no!

—Ah, lo siento. —gruñó, levantando las manos en señal de burla. —Pensé que estaba hablando con su amigo no con su novia.

— ¡Q-...Q-QUIÉN MIERDA ES NOVIA DE ESE IMBÉCIL! —gritó con la cara roja como un tomate, dándole un cabezazo justo en el estómago que mando al suelo al inglés. — ¡CHIGIII!

Desde el suelo, Arthur miró unas cuantas estrellas en el techo del salón. —Al menos admitió lo de imbécil. —pensó.

—C-Como sea. —murmuró Lovino, intentando recobrar el tono normal de piel en su cara. —Deberíamos llevar ese teléfono a objetos perdidos.

— ¡No actúes como alguien serio después de golpearme, idiota! —regañó Arthur, jalando su rulo. Un quejido se escapó de Lovino, quién no dudo en darle un manotazo.

E-Es mío. —murmuró una voz detrás de ellos. Logrando que ambos pegaran un brinco, y voltearan lentamente hacia atrás, encontrándose con una figura humana cara a cara. —N-No gri...

— ¡AHHH!

De la impresión Lovino intentó correr, pero se estampo con un pupitre y dio una maroma hasta quedar en el suelo. Por su parte, Arthur igual de asustado, casi se lanza por la ventana; y lo hubiese logrado si no fuera porque aquel fantasma lo tomaba de la cintura, impidiendo su caída.

¡No soy un f-fantasma! —replicó, intentando meter al inglés lo más que podía. — ¡Mi nombre es Matthew Williams!

— ¿Matthew? —cuestionó Lovino, asomándose sospechosamente por la mesa de la banca con la que se había caído.

— ¿Williams? —completó Arthur, volteándolo a ver. Ahora que podía verlo con calma, se le hacía conocido.

Nos encontramos en la sala del comité disciplinario. Estaba con mi hermano, Alfred. —confirmó, logrando a meter a Arthur por completo de nuevo en el aula.

Tú + Yo= Error 404.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora