Decir que Arthur no había esperado la reprimenda del Director, sería una completa mentira. Sólo que está vez no estaba centrado en los gemelos a los que apoyaba, sino a un cuarteto de idiotas; Scott a su lado intentaba en vano no reír por lo bajo.
— ¡Por primera vez no hice nada, maldición! —chilló Lovino, golpeando el suelo con uno de sus pies. Tenía varias ramitas atoradas en el cabello y tierra en el rostro; justo como sus tres acompañantes. — ¡Sólo intentaba quitarle a este gorila de encima! —señaló a Govert, con un dedo acusador. Scott soltó una risilla.
— ¡Él me atacó primero! —protestó Antonio. A diferencia de los demás tenía una mancha de sangre por debajo de sus poros nasales que le escurría hasta el mentón y se perdía en su cuello. — ¡Intentaba defenderme!
El Director miró a cada uno de ellos con expresión sombría, deteniéndose en Emma. Arthur sintió pena por ella, el vestido que le compraron estaba arruinado, lleno de tierra, desgarrado por las ramas de los arbustos. Fue una escena graciosa para todos, eso ni ellos se atrevían a negarlo; después del acto tan homosexual que Govert y Antonio plantaron por Lovino, se comenzaron a pelear, rodando por todo el suelo de la pista. En un intento inútil por detenerlos Emma y Lovino habían abierto la puerta del recinto, mientras que la rubia corría por un balde de agua (como si de perros se tratase) Lovino pateó a los dos por igual hasta hacerlos llegar afuera del salón. Sin embargo, no esperaron encontrarse con un carrito de comida recién hecha con la que chocaron y se desviaron a las plantas decorativas.
—A mí defensa...—vaciló Govert, dudando. Por primera vez Arthur sintió que debía reprender a su hermano por el intento de carcajada silenciosa, fallida. —él se metió con mi hermana.
— ¡Govert, eso no se dice! —reprochó Emma con las mejillas rojas.
— ¡Él no se refería a lo que pasan en la televisión para adultos! —gritó Antonio de repente, intentando aclararlo. El Director alzó una ceja. — ¡N-No es que yo los vea!
— ¿Podemos mandarlos al matadero para que pueda ir a dormir de una buena vez? —bramó Lovino.
— ¡Lovi! ¡Si tú vas yo voy! —cortó Antonio, echándosele encima.
—Si puedo ver tú muerte primero entonces podría morir feliz. —dijo Govert, mirando la estantería.
— ¡Nadie te está invitando! —Antonio le saco la lengua, en un gesto infantil. Lovino sintió un abrazo mucho más intenso y deseos más grandes de matarlo. —Emma, también estás invitada.
—No quiero interrumpir a los amantes. —chasqueó los dedos, guiñándoles el ojo. Las mejillas de ambos castaños se encendieron de color rojo.
El Director miró a los hermanos Kirkland, en un intento desesperado para que pararan de una vez toda la idiotez que tenía enfrente antes de que sus neuronas se quemaran por completo. Arthur por su parte lo imitó, dirigiéndose a Scott que se mordía los labios intentando contener las risas.
—Yo me encargo. —suspiró Arthur. — ¡Ustedes idiotas...!
—No, lo hago yo. —intervino Scott con una mano en su hombro que lo empujo con fuerza atrás. —Es suficiente, Govert. No es propio de ti actuar de esta forma, mucho menos frente a tu querida hermana.
Govert lo miró, formando una mueca.
—Por otra parte, siendo Lovino Vargas un alborotador como he escuchado no me extraña que te veas mesclado en sus asuntos.
— ¡Lovi no es ningún alborotador! —gritó Antonio, poniéndose bravo. Nadie se metería con Lovi en su presencia.
—Lo dice el tipo que esta becado por su abuelo. —aplaudió con sorna. —El perro faldero de la familia Vargas.
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Tú + Yo= Error 404.
Fanfiction[Vicio Tsun]/ Lo peor que le pudo haber pasado al perfecto Arthur Kirkland fue encontrarse en la misma habitación que Lovino Vargas. Dos personas de la misma 'especie' no pueden estar en un mismo sitio. -UsUk/Spamano-