Dos semanas antes...
Miró la enorme escuela a través del vidrio oscuro del auto; era mucho más maravillosa que cualquier otra que hubiera visto antes, aunque al mismo tiempo, intimidante. No estaba seguro de poder encajar ahí como le había pedido su padre, después de que le informo que a partir de ese momento no vería más a su progenitora. No estaba aliviado, de hecho, ella le preocupada, ¿qué haría de ahora en adelante? ¿estaría bien sin él para indicarle si estaba a punto de intoxicarse con tantas pastillas?
Aunque el general Jones, como Matthew lo llamaba, le había pedido que se olvidase de ella no podía. Era su madre, la persona con la que había compartido toda su vida; la que le había dado de comer, a pesar de que tuviera que ceder a otras cosas, la que incluso no había permitido que los hombres malos, con los que ella solía dormir, lo tocaran.
De hecho, entre sueños aún podía escuchar los sollozos de su madre cuando lo vio partir, despidiéndolo con la mano.
—Ya estás aquí. —sonrió Jones cuando lo vio llegar, acompañado del chofer que contrato especialmente para él. — ¿Qué te parece Matthew?
Sonrió. No es que fuera mal agradecido, pero, ese señor que se hacía llamar su padre no era más que un completo extraño para él. En diez años, desde que se separaron, no lo había vuelto a ver. Y de repente había aparecido, diciendo que no le convenía estar con su madre y que lo sacaría de esa miseria donde vivía.
Le agradecía, o al menos intentaba hacerlo.
—Mira, —llamó, atrayendo de nuevo su atención. Matthew abrazó a Kumajiro; el oso que con mucho esfuerzo su madre le había comprado por su onceavo cumpleaños. — ¿lo reconoces?
Su hermano.
Alfred por su lado bebía una soda en un vaso jumbo, sorbiendo de la pajilla con evidente indiferencia. Él sabía que tenía un hermano, estaba al corriente que era el día de verlo después de diez años separados; pero no estaba emocionado, tampoco se sentía nostálgico. ¿Qué debía de sentir si no conocía ni un poco a la persona parada delante de él?
—S-Soy Matthew Williams. —murmuró, llevando la mirada el suelo. Jones sonrió por la timidez del hijo menor. —Hola, hermano.
—Ahahaha! —río, provocando un brinco en el canadiense. — ¿Tú eres mi hermano? ¡Tienes muy poca presencia!
— ¿E-Eh?
— ¡Ah, vamos a comer! —pidió a su padre, este asintió con una sonrisa. — ¡Hamburguesa, hamburguesa!
Y entonces, simplemente fue dejado.
El recuerdo de pronto vino a la cabeza de Matthew cuando Arthur se dejó caer en el sillón, llevando sus manos temblorosas a su cabeza para revolver sus cabellos no pudo evitar que algunas lágrimas se le escaparan de los ojos; se estaba conteniendo demasiado, y ahora que Alfred se había marchado no podía soportarlo más. ¿Qué demonios había hecho? ¿Por qué demonios se había echado la soga al cuello por él? Ni siquiera era tan cercano como Kiku, sin embargo, no había dudado ningún instante al enfrentarse al director. ¿Qué mierda le pasaba por la cabeza? Echando todo el trabajo de su padre por el desagüe si lo expulsaban de la escuela, desperdiciando lo que había logrado en tan poco tiempo..., comprendió en el momento que al aceptar el reto tendría problemas con Scott, con su padre, pero nada de eso le dolió al pensarlo. Sin embargo, la simple reacción se Alfred lo destrozo por completo. ¿Por qué le había tratado así? Después de ver lo que sacrificaba, no le pedía gratitud o respeto, sólo quería que ellos se quedaran.
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Tú + Yo= Error 404.
Fiksi Penggemar[Vicio Tsun]/ Lo peor que le pudo haber pasado al perfecto Arthur Kirkland fue encontrarse en la misma habitación que Lovino Vargas. Dos personas de la misma 'especie' no pueden estar en un mismo sitio. -UsUk/Spamano-