Mi apuesta

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—Últimamente Lovi se ha estado distanciando de mí. —comentó Antonio, hundiendo un trozo de pan en su boca. —Es como si apenas nos acabáramos de conocer y no le cayera bien, parece que me evita.

—Bueno, creo que por primera vez se está llevando con chicos de su edad, así que es normal. —dijo Francis encogiéndose de hombros. —Como Matthew y Alfred.

— ¿Matthew? —Antonio miró a su amigo con duda, estaba seguro que ya había escuchado ese nombre antes.

— ¿Recuerdas al chico que estaba el otra vez conmigo? Cuando el héroe trajo todos esos dulces.

—No realmente. —vaciló, haciendo un esfuerzo por recordar. —Aunque recuerdo el chocolate que me dejaron al final.

Francis suspiró, después formo una triste sonrisa en su boca. —Sí, ya me lo imaginaba. Sería un milagro que...

— ¡Ya lo recuerdo! —gritó el español, levantándose de un salto. — ¡Es el chico que Lovi menciono!

— ¿M-Matthew?

—Sí. —afirmó. —Por un momento pensé que se estaba metiendo con Lovi, pero se aclaró el malentendido de inmediato..., aunque al final no supe lo que Lovi me trato de decir. Acabamos hablando de Govert. —refunfuñó.

—Siempre te pones de malas cuando hablas de él. —Francis plantó una sonrisa pícara en su cara, quería indagar un poco en el tema. — ¿Te sientes celoso de que pase mucho tiempo con el delicioso Lovi?

— ¿Qué? ¡No! —Antonio contrajo su cara en una mueca, haciendo reír a Francis. — ¡Fran, no es gracioso!

—Estás completamente celoso. —aseguró, señalándolo. — Porque seguro Lovi te deja de lado para estar con él. ¿Me equivoco?

Antonio miró su pan, mordiéndose el labio. ¡Todo era cierto! Pero por su orgullo de hombre que no podía admitir en voz alta que odiaba a Govert con todas sus fuerzas y le molestaba que estuviera rondando por donde Lovino; todo por la estúpida venganza que tenía con él. Había pensado al menos mil veces decirle a Lovino la razón por la cual ambos no se podían ver ni en pintura, pero el sólo hecho de ver esa mirada de desconfianza que ponía el italiano cuando de Govert se trataba le era suficiente para detenerse. Sabía que Lovino no le creería.

—No pongas esa cara. —dijo Francis, distrayéndolo de sus pensamientos. —Estoy seguro de que Lovino no va a dejar de quererte por estar con Govert.

—Lo dices muy fácilmente. —masculló. —Govert a comparación de mí es genial.

Francis frunció las cejas con molestia. Odiaba cuando Antonio se mostraba o sentía inferior a los demás.

— ¿Por qué no se lo dices? —preguntó, poniéndole una mano en su hombro. —Él lo entenderá.

— ¿Cómo podría decirle eso? Pensará que soy patético, que soy una basura humana. —dijo entre dientes. —Además...—hizo una pausa, después soltó un suspiro y alzó sus ojos al cielo. —, destrozaría todo lo que Lovi piensa de mí.

.....

— ¡El héroe puede alzar todo esto junto! —gritó Alfred, llegando emocionado a una pila de sacos llenos de granos de maíz. — ¡Nadie me puede igualar! HAHAHAHA.

Matthew, quién caminaba por fuera del área de almacén para la cocina, fue uno de los pocos que escuchó el estruendoso grito de su hermano seguido de varias señoras mayores pidiéndole que no lo hiciera. Tímidamente, Matthew se asomó por el marco de la puerta justo en el momento en que todos los costales caían encima de Alfred.

Tú + Yo= Error 404.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora