El Rey de las Sombras, parte 1

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Lovino alzó la mirada de su libro de física al terminar de apuntar la respuesta del último ejercicio, Antonio frente a él estaba inusualmente callado, e inusualmente estudiando. Al contrario, por supuesto, de Gilbert y Francis que se dedicaban a jugar jenga con los libros de la biblioteca. La encargada del lugar estaba observando desde su escritorio al par de idiotas que jugaba con los libros, esperando el momento para irlos a regañar el cual no tardaría mucho en llegar considerando que Gilbert era super torpe con sus manos de patata.

Volviéndose a concentrar en Antonio, Lovino observó que la estaba pasando mal, seguro se atoró en un problema y ahora su cabello sufría las consecuencias al ser estirado y maltratado. Era extraño, el aura que emanaba Antonio desde el festival escolar era distinta a la despreocupada y pacífica de siempre; de alguna u otra forma era más absorbente, intentaba ser más madura, quizás pensando que ya no podía depender de nadie y que todos sus esfuerzos serían para obtener una vida mejor en el futuro. A Lovino le entristecía eso, que Antonio tuviera que depender de él solo.

— ¿Qué es lo que no entiendes, bastardo? —preguntó de pronto, asomándose por el libro. Francis y Gilbert dejaron de sacar libros al azar y pusieron atención en ambos. En cuanto a Antonio le sonrió nervioso.

—La mitad del libro. —contestó cubriéndose el rostro con las manos. — ¡Ahh! ¡A este paso perderé mi beca!

— ¡Eso es porque te la pasas jugando todos los días, imbécil! —reprendió Lovino, golpeando su cabeza.

—No me pegues, Lovi. —lloró, dejando caer su rostro sobre el libro. —Lo estoy intentando, pero mi cerebro se concentra en cosas más llamativas.

— ¿Ah? ¿Estás pensando en chicas? —gruñó Lovino, pateando la silla. Aquel pensamiento lo irritaba de más. Ya sabía que Antonio gustaba de él, el bastardo ni siquiera se le había confesado ni fue rechazado, ¿por qué estaba pensando en otras opciones tan pronto?

— ¿Qué dices, Lovi? Estoy pensando en ti. —respondió poniendo un mohín. Lovino sintió como el calor en su rostro comenzaba a ascender a escalas inimaginables y en automático llevó los ojos a la mesa, fingiendo ver el problema que Antonio no podía resolver. Gilbert sacó la lengua en desaprobación a la cursilería de su amigo, mientras que Francis puso ambas manos en su rostro, emocionado. —Te ves tan lindo cuando intentas estudiar, me recuerda a la época que vivimos juntos.

Su voz se opacó un poco al decir la última frase, recordando a sus padres. Lovino no pudo verlo a causa de la vergüenza que sentía todavía, pero los miembros del BFT sí. Francis miró a Gilbert, angustiado. Antonio les comentó el día anterior al festival y aun que esperaban que su amigo se rompiera en ese momento él solo sonrió con tristeza y les dijo que buscaría una forma de arreglárselas, dependiendo por el momento de Máximo. Aunque tal vez eso significara no ir a la universidad de Gakuen juntos, como lo habían planeado.

—Seguro que la princesa extraña dormir a tu lado, Toño. —dijo Gilbert, animando el ambiente. Lovino se volteó a él, arrugando la nariz. —Aunque intente decir que no.

—Yo extraño dormir al lado de Toño. —Francis se unió, dirigiéndose a abrazar a su amigo.

— ¿Qué dices, Fran? Dormimos juntos en la noche. —comentó Antonio, palmeando su brazo. Gilbert puso los ojos en blanco al igual que Lovino. —Incluso me hiciste quitar la playera por el calor que hacía. ¿No lo recuerdas?

Francis sintió un escalofrío en la espina dorsal al fijarse en Lovino. El italiano emanaba llamas a su alrededor, tronando los dientes y apretando los puños. En cuanto a Gilbert, él intentaba borrar de su cabeza tal escena que Antonio le planto en la mente.

Tú + Yo= Error 404.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora