—Recuerdo cuando eras una niña pequeña. Tu mamá y yo hicimos nuestro mejor esfuerzo para darte un hogar en el que no te hirieras, dado que vivíamos en una parte de la ciudad un poco… impredecible. Cuando solo eras un infante, siempre me seguías por la casa con esa linda sonrisa tuya, mostrándome que aún me amabas, incluso después de lo que le había hecho a la familia. Quizá, por tu cerebro aún no desarrollado, no entendías que me divorcié de tu madre y tomé la custodia de ti. No… un hijo ama naturalmente más a su madre, ¿cierto?
»En todo caso, ¿recuerdas la fiesta de diez años de Armando, cuando te caíste accidentalmente y diste de lleno en el gran pastel? Estabas muy avergonzada y te arrepentiste tanto, pero todos reían. No de ti, contigo. Te lavé la cara, pero luego empezaste a llorar. Me preguntaste por qué eras tan desastrosa. Te dije que solo tenías nueve y que todavía cometías errores, pero que los errores ayudaban a hacerte una mejor persona. Contrarrestaste mi pregunta casi instantáneamente con otra pregunta: “¿Cómo me hará una mejor persona caer en un pastel?”. Ambos reímos por lo bajo y seguimos adelante, pero… que me hubieras preguntado por qué eras tan desastrosa me sorprendió. Y lo dejé pasar.
»¿Recuerdas visitar a tu tío por primera vez? ¿Y ver a tus primos ligeramente mayores? Actuabas tan tímida frente a ellos; era, de hecho, adorable. Ellos te vieron cerca de un árbol en el jardín frontal y trataron de convencerte de jugar, pero tú solo te escondiste detrás de mí. Pareció que estabas a punto de llorar. Te lo digo, tomó siglos que rompieras tu cascarón y jugaras con ellos, pero lo valió. Formaste un lazo con ellos que nadie más pudo cortar jamás. Supongo… que eso es lo tuyo, ¿no? La manera en que tu personalidad está construida… eres tímida y solitaria, así que, cuando haces un amigo, creas un vínculo fuerte con él o ella. Ey, formaste un vínculo de esos conmigo también, pese a que era tu padre. Por cómo he actuado y hablado, podía sentirse que solo era un extraño. Aun así, ¿conoces la frase “un hombre cambia al convertirse en papá”? Desde que naciste me di cuenta de que no podría hacerte daño.
»Pero eso hace esto mucho más difícil…
El hombre presiona el mango de su mágnum .44 ya cargada. Espera en el otro lado de la puerta con su mano izquierda en la perilla, listo para irrumpir en el cuarto.
—No puedo decir que ya no eres mi hija. Sé que estás ahí, muy dentro de esa cáscara monstruosa.
Los ojos del hombre comienzan a lagrimear en tanto presiona la perilla.
—Necesito acabar con esto, cariño. Solo un disparo en la cabeza y todo habrá terminado. Será rápido —Quejidos mitigados vienen desde el otro lado de la puerta, y el hombre mantiene su postura—. Te amo.
Rápidamente, gira la perilla y tira la puerta, viendo en la cama a su mortífera y ensangrentada hija devorando un cadáver.
Solo tomó un disparo.
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