Capítulo 34:

243 14 0
                                    

Las clases pasaron lentas, muy lentas a decir verdad.
Cuando tocaron la campana, corrí hacia la cafetería, tenía un hambre bárbaro.
Caminé a pasos lentos mientras decidía que comer, cuando lo hice pagué mi almuerzo y me senté en la mesa en la cuál nos sentabamos todos los días con los chicos.
Ignorando la tan horrible sensación de culpabilidad, intenté comer mi hamburguesa.
Al morder un bocado de mi deliciosa comida y al levantar mi mirada pude obsevar a Zack entrar a la cafetería acompañado de tres muchachos más (increíblemente guapos) al parecer Zack les enseñaba el establecimiento.
Éste sonrió de oreja a oreja cuando me vio y se apresuró a caminar hacia a mi.
Sentí la mirada de todos en mi espalda.

-¡Alison! ¡Hola, belleza! -exclamó Zack y me saludo con un beso en la mejilla.

El trío de chicos guapos me miró.

-Hola Zack. -le sonreí incómoda.
-¿Como estas? -me dijo y le sonreí como única respuesta. -Mira, ellos son unos de mis mejores amigos; Marcus. -señaló al castaño y este sonrió. -Tyler. -señalo a uno de los rubios, él sonrio al igual que el anterior. -y él es...
-Christopher. -respondió este por si mismo y me sonrio.

Guau.
Este hombre era hermoso.

-Christopher. -terminó Zack y puso los ojos en blanco.

Sonreí.

-Yo soy Alison, Alison Black. Mucho gusto.
-El gusto es nuestro. Eres mucho más hermosa de lo que pensé. -Marcus me sonrió.
-Vaya que no mentías, viejo. -Tyler golpeó suavemente la espalda de Zack.

Mientras Zack los miraba mal a ambos, yo observé a Christopher y para mi suerte lo pillé mirándome. Su rostro era cauteloso y sin decir que era perfecro. No mostraba emociones. Su semblante se mantenía serio, pero su mirada era juguetona y burlona. Juraría que sus ojos eran los más hermosos que había visto en mi corta vida. No, eran los segundos más hermosos que había visto.
Los primeros siempre serían de él, de nadie más que de él.

-¿Tan guapo soy? -preguntó y sonrio divertido.

Salí de mi transe cuando lo escuché. Zack y los otros dos muchachos me miraron y él... él me miraba de lo más burlón.

-Descuida linda, éste idiota siempre es así. No te incómodes. -dijo Marcus.

Christopher sonrio de lado y miró hacia otro lado.

-Y... ¿que hacen aquí? -pregunté.
-Nuestras clases en Londres terminaron, así que decidimos visitar a Zack y a su familia. -respondió Tyler.
-Entiendo. -le dije.
-Me sorprende. -dijo Christopher. -¿No escuchaste eso de que la rubias son algo huecas?

¿Que había dicho?

Me crucé de brazos y lo miré.

-Me imagino que dicen lo mismo de los rubios teñidos como tú. -le dije.

Sus amigos soltaron una carcajada y él me miró serio.

-Supongo, yo soy la clara excepción, sin decir que estoy condenadamente bueno.
-Ni las neuronas tienes buenas ¡ah! Cierto, no tienes ni una.
-Me parece a mi o... ¿ellos no se llevan muy bien que digamos? -dijo Tyler.
-Mejor cállate. -le dijo Marcus.
-Acostumbro a no llevarme bien con personas huecas, así que... lo siento belleza.

Christopher me miró.

-No seas un idiota ¿quieres? -Marcus lo miró mal.
-Tranquilo, yo acostumbro a tratar con idiotas como él. -le dije con una sonrisa.
-¿Idiota? ¿Yo? -se señaló así mismo pareciendo ofendido.

¿Dije que era guapo? Bueno, lo que tiene de guapo lo tiene de imbécil.

-Ya. -dijo Zack. -Me tengo que ir, tengo clases en cinco. Alli, podrías guiarlos hasta mi casa, por favor. Yo les veré allá dentro de un par de horas. -Zack los miró.
-No hay problema amigo, ve. -Tyler lo abrazó y luego lo mismo hicieron los demás.
-Te deberé una, preciosa. -besó mi mejilla y salio corriendo de la cafetería.

Los miré algo incómoda.

-Así qué...
-¿Al menos eres capaz de llevarnos a casa de Zack?

Hice una mueca y lo miré.

-Créeme que no por qué TÚ seas un maldito imbécil todos lo somos. -dije seria.

Christopher sonrió de oreja a oreja mostrando una larga hilera de dientes perfectos y blancos.

-¿La niñita se enojó? -dijo divertido.
-Chris, cállate. -Marcus hizo una mueca y lo miró algo mal. -Por favor, solo hazlo.
-Si Chris, mejor cállate. -me burle y él volvió a sonreír.

Puse mis ojos en blanco y saqué una hoja de una libreta. Anoté la dirección de Los Edwards y me giré a mirarlos. Caminé a pasos fiermes hasta Christopher.

-Llega como puedas. -y aplaste fuertemente el papel sobre su pecho. Volví a tomar mis cosas y mi hamburguesa. -un gusto conocerlos chicos. -les dije a Marcus y a Tyler antes de salir por la puerta de la cafetería.

¿Quién diablos se creía ese maldito idiota? ¿El Rey del mundo? Tal vez era un rey, pero de los imbéciles.

Viejo Amor (Austin Bass y Alison Black) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora