Capítulo 44:

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Miré las gotas de lluvia correr por el ventanal de mi habitación. Suspiré y me tape hasta la cabeza con una de las mantas.
Una semana había pasado desde que nos habíamos graduado y, dentro de unos meses estaría viajando hacía Londres. Empezaría mi vida desde cero allí.

Cerré los ojos y el sonido del timbre me hizo abrirlos de repente. Bufé y me levanté de mi cómoda y caliente cama.
Salí de mi habitación y bajé las escaleras corriendo, sin pensarlo abrí la puerta, encontrándome con la persona menos esperada.

-Te enfermaras. -le dije mirándolo. Estaba empapado de la cabeza a los pies.
-A pesar de todo siempre preocupandote.
-No sé que haces aquí, Austin. No estoy de humor para discutir contigo.

Murmuré y lo miré sin ganas.

-No vine a discutir contigo, Alli. -me miró.
-¿Entonces?
-Ni yo sé. -susurró. -¿Estás sola?
-Si. -asentí.
-¿Puedo pasar?
-Austin... yo...
-Por favor. -pidió.

Lo miré. Lo pensé unos segundos para luego hacerme a un lado para que él entrara.

-¿Que hacías? -me miró.
-¿Que hacías tú? -lo miré.
-Nada, solo... quería caminar bajo la lluvia. A veces ésta ayuda a aclarar las ideas.
-Pescaras un resfrío. -le avisé, él sonrió apenas.
-Lo sé. -me dijo suave.
-Ven, te daré algo de ropa de Sean. -le dije y empecé a subir las escaleras, él me siguió.

Entré a la habitación de Sean y le busqué un pantalón deportivo y una camiseta a juego. Le lancé la ropa al pecho.

-Busca boxers allí. -le señalé un cajón.
-¿Por qué no lo haces tú?
-¿También quieres que te vista? -le dije sarcástica.

Él me miró con una sonrisa.

-Créeme que no me parece mal idea.
-No empieces. -le advertí. -Cambiate. -le dije y salí del cuarto de mi hermano.

Suspirando entré al mio y volví a echarme en mi cama, cubriendome con las cobijas de nuevo. Le puse play a Netflix, Orgullo y Prejuicio se hizo presente en la pantalla.
Quise concentrarme en la película, pero no podía. Estaba perdida en millones de pensamientos y preguntas que no tenían respuestas.

¿Que diablos hacia Austin aquí?
¿Por qué siempre venía cuando me encontraba sola?
O simplemente... ¿Por qué venía?

-Asi qué... ¿gran fan del Señor Darcy?-preguntó desde el umbral de la puerta.
-Supongo que es el amor de mi vida.
-Auch. -se llevó la mano a su corazón en forma de estar herido.

Me reí.

-¿Me dirás que haces aquí?
-¿Puedo...? -señaló mi cama.

Lo miré, sus ojos brillaban en la escuridad de mi habitación y pude notar esa sonrisa pícara que llevaba puesta en ese instante.

-Creo que si... -murmuré con un nudo en la garganta.

Austin caminó y rodeó mi cama, para después acostarse a mi lado.
Pude sentir que su piel estaba fresca y el olor de aquel agua de lluvia me volvió loca.

-¿Entonces...?
-Necesitaba estar cerca de ti. -me confesó y a mi se me encogió el corazón.
-¿Así nada más? -me moví un poco y lo miré.
-Los diez meses que estuve fuera del país te extrañé. -me miró. -Te extrañé como nunca, Alli.

Lo miré sin articular ni una sola palabra, porque si hablaba, terminaría llorando y era lo que menos quería.

-Te necesito como nunca necesité a nadie. No puedo lograr vivir sin ti, aunque ponga todo mi empeño y esfuerzo. No puedo.

Tragué en seco y tomé algo de aire antes de hablar.

-Me dijiste que harías tu vida y que yo haga la mia.
-Se lo que dije. -me dijo. -Pero sería el primero en no cumplir esa mierda.
-¿Por qué me haces esto? -le pregunté en un sollozo.
-No puedo evitar no quererte, princesa.
-Austin... ¡maldición! Eres un jodido idiota.

Él me miró a los ojos y me regaló una pequeña sonrisa.

-Pero sin importar lo que sea yo o lo que tú seas, te quiero, te quiero tanto, joder.

Bajé la mirada y observé mi móvil.

-¿Lo quieres? -preguntó.
-¿A quién? -le pregunté.
-Al rubio teñido ese. -me dijo y lo miré.
-Su nombre es Christopher.
-Como sea. Respondeme. -dijo sin expresión.
-Él es increíble. -susurré. -Por supuesto que lo quiero.

Él asintió.

-¿Eres felíz? -me miró.
-¿Por qué tantas preguntas? -pregunté medio divertida.
-Lo único que quiero es que seas feliz, Alison.
-Me hiciste felíz aquella noche. -le susurré avergonzada. -Lástima que me dejaste botada en ésta misma cama.
-No te dejé botada, Alli. -me dijo serio.
-Me hiciste el amor y sólo esperaste a que me durmiera para luego huir y dejarme desnuda en ésta miserable cama. -le dije con los ojos llorosos.
-Tenía que volver a la fiesta, no quise dejarte en ese estado, Muñeca.
-Claro. -le dije sarcástica.
-Alli... -alargó.
-¿Qué?
-Te quiero. -me dijo.
-Y yo a ti. -le dije con miedo. Él sonrió.
-Me gusta como suena en tus labios, es... condenadamente caliente. -dijo y mordió su labio.
-Cállate. -le dije entre dientes y agradecí que estuviésemos en la oscuridad así no pudo percatarse de lo roja que me había puesto.
-Juro que si vuelves a decirlo tu boca y la mía volveran a encontrarse. -me dijo serio.
-No serías capaz. -aseguré.
-Ponme a prueba. -dijo divertido.

Le sonreí malvadamente.

-Te quiero. -repetí lenta y sensualmente.

Rápidamente llevó su mano derecha a mi mejilla izquierda y me atrajo hacia a él, quise negarme pero mi fuerza no se comparaba con la suya.

-Te lo advertí. -me susurró antes de unir nuestros labios en un beso.

Y sin pensarlo dos veces se lo seguí. Se lo seguí porque sus malditos besos eran mi debilidad, porque lo quería y porque necesitaba aquello más que a cualquier cosa. Él y todo lo que tenía que ver con Austin Bass era adictivo para mi.

Viejo Amor (Austin Bass y Alison Black) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora