Capítulo 32:

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Abrí mis ojos y examine mi habitación, esta se encontraba oscura y en absoluto silencio.
Miré el techo y una sonrisa involuntaria se dibujo en mi rostro cuando recordé lo ocurrido la noche anterior y, la borré cuando recordé también que él ya no estaba y que yo me encontraba sola y desnuda en aquella cama.
Y nuevamente volví a sentirme la idiota que era; me había entregado en cuerpo y alma a él y, se había marchado, pero ¿quién no hubiera hecho lo mismo?
Anoche había decidido, solo por esa vez, no pensar en las consecuencias. Me dije mil veces que lo tenía que disfrutar. Estaba con él, aunque sea en esas circunstancias, pero estabamos juntos.
Y, aunque me sentía fatal por lo que había pasado, no me arrepentía. Austin me hacia sentir especial con tan solo mirarme y anoche solo por anoche éramos nosotros dos.

Dos toques en la puerta reventaron la burbuja en la que me encontraba.
Sacudí mi cabeza un par de veces y suspiré.

-¿Quién? -pregunté, levantándome y buscando mi ropa.
-Soy yo. -la voz de Emma se escuchó al otro aldo de la puerta. -¿Puedo pasar?
-Eh... es... espera un segundo. -me coloqué la ropa lo más rápido que pude y luego me senté en la cama.

¿Que hacia Emma aquí a las... 08:47 AM?

-Pa... pasa, Emm. -me senté en la cama, mirando a la puerta.

Emma entró lentamente, como temiendo a lo que iba a encontrarse. Frunció el ceño cuando vio todo el desorden en el piso y me miró.

-Hola. -me dijo con una sonrisa.

En sus manos traía unas cuantas bolsas de supermercado.

-Oh. -levantó las bolsas cuando se dio cuenta de que las miraba. -Pensé que podíamos volver a los viejos tiempos; comer comida chatarra, ver películas, traje algunas por cier...
-Emma. -la interrumpí. -Tengo un examen muy importante el lunes y la verdad es que... quiero estudiar.

Ella dejó las bolsas sobre mi escritorio y me miró.

-No mientas. No tienes que estudiar nada, Alli.
-Emma...
-No es bueno estar sola en estos momentos y tú más que nadie lo sabes.
-¿Por que diablos vienes tan temprano?
-No podía dormir. -susurró. -Los chicos están abajo, al parecer tu familia aún no regreso.
-Recuerdame no volver a darte una llave de mi casa nunca más. -dije y entré al baño.
-¿Que tal si te estás ahogando y cerraste todo? Yo sería quién puede salvarte la vida.

Cerré los ojos y negué.

-Es verdad. También podrían tenerte de rehén en tu propia casa y ¿quién tendría una llave para entrar y rescatarte? Obviamente yo.

Puse mis ojos en blanco y seguí haciendo lo mio.

-Oh que tal si...
-Cállate, por favor. -salí del baño y caminé hacia la puerta. -No llevas aquí ni 10 minutos y ya me hartaste.

Ella se rio.

-Ese es mi trabajo. -sonrió orgullosa.
-No te esfuerces. -la miré divertida y salí de mi habitación.

Y al bajar las escaleras, tal como dijo Emma; Matt y Chad se encontraban recostados en los sillones de la sala.

-¿Tan temprano y ya jodiendome la vida?

Ellos levantaron la cabeza y me miraron.

-A mi no me digas nada, literalmente me sacaron de la cama. -Chad se giró y volvió a acomodarse en el sillón.
-¿Estás mejor? -le pregunté a Matt y miré su pierna.
-Si, en unas semanas estará como nueva.
-Me alegro. -sonreí apenas.
-¿Tú... estás bien? -me preguntó.
-Si. -murmuré.
-Alli...
-Matt. -lo miré. -Hoy no quiero ni estoy para sermones de ninguno de ustedes. No era necesario que se molestaran en venir, no por que él se haya casado yo me mataré. -dije seria.
-No es por eso. -intervino Emma.
-¿No? -reí. -Sólo están aquí por que tienen miedo a que haga algo.
-¡Eso no es cierto! -exclamó Chad desde el sillón.
-Y estoy segura de que mi abuela los mandó.

Matt miró a Emma y ambos me miraron a mi.

-Te dije que vendría a verte. -dijo Emma, mirándome.
-Ella aún no confía en mi. Piensa que sigo siendo la jodida niña insegura e inmadura de antes.
-No piensa eso, Alison.
-¿Entonces por que los envió?
-Queríamos estar contigo, sabemos que estas pasando un mal raro. -dijo Matt.
-No es un mal rato Matt, es un maldito infierno.

Él suspiró y Emma me miró.

-Déjanos estar contigo. -dijo Emma.
-No soy una niña pequeña.
-Somos tus amigos, solo queremos pasar tiempo como antes. -Matt me miró.
-¡Ya! -los miré. -Esta bien, pero basta. Dejen de tratarme con lástima. -los miré y caminé hacia la cocina.

Ellos dos me siguieron.

-Traje para desayunar también. -Emma habló.

Levanté una manzana en el aire, como diciendo "Este es mi jodido desayuno, no quiero más" y salí de allí.

-Alison, tienes que comer algo. Una fruta no es suficiente.
-Matt, no actues como mi padre. -lo miré.
-Solo queremos cuidarte. -intervino Emma.
-Sé cuidarme sola, descuiden.

Un largo suspiro salió de Matt.

-¿Por qué diablos te comportas así? Joder, lo único que haces es darle la razón a tu abuela.

Fulmine a Matt con la mirada.

-Sigues siendo una maldita niña inmadura. Ya madura, Alison.

Emma abrió la boca y yo solté una carcajada sin una gota de humor.

-Claro, deja que se me pase el inmenso dolor que siento por que el amor de mi vida se caso con otra persona y luego veo si maduro o no ¿te parece? -lo miré. -No seas tan idiota, Matthew.

Él me miró.

-Tú ni nadie me entiende y, si no lo haces no seas tan estúpido como para reclamarme algo que no sientes.

Emma miró mal a Matt y este bajó la mirada, apenado.

-Yo... Alli... -empezó Matt.
-Ni siquiera se te ocurra abrir la boca.
-Alli...
-Largo. -dije seria. -Quiero que se vayan de mi casa en este maldito momento. Tal vez cuando recapaciten la mierda que piensan de mi, los vuelva a recibir. Mientras tanto quiero se larguen y me dejen sola.

Los miré por última vez y subí las escaleras corriendo. Cerré la puerta de mi habitación de un portazo y me encamine a la ducha.

Mañana me sentiría mal por haberlos tratado así o quizás no mañana, tal vez en unos minutos. Si, ya estaba sintiendo la culpabilidad dentro de mi ser.
Es que, joder, no podía evitar sentirme mal. No podía evitar llorar cada vez que me acordaba, tampoco podía evitar descargarme con mis amigos y, lo que dijo Matt me pareció de lo mas idiota.
Él era un idiota.
Yo era una idiota.

Viejo Amor (Austin Bass y Alison Black) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora