Capítulo Diez:

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Me senté en mi habitual pupitre, atrás del de Matt y Emma, suponía que Chad y los chicos no tardarían en llegar al salón.
Miré a mi alrededor, algunos de mis compañeros de clases ya se encontraban en el salón. José, un chico bajo, de cuerpo delgado y con gafas gruesas... se encontraba sentado al fondo, junto con sus dos únicos amigos, Jacob y Carly, los tres estaban muy concentrados hablando. Antes de que pudieran darse cuenta de que los estaba observando, giré y me incorporé nuevamente en mi asiento mirando hacia el frente.
La cabeza de Zack apareció en el salón, me sonrió desde la puerta y entró.

-Hola. -dijo sonriendo.

Miré sobre mi hombro izquierdo y los tres chicos nos miraban. Carly embobada mirando a mi castaño amigo.

-Hola Zack. -dije, dejando mi móvil en la mesa.
-Hola preciosura -él sonrió y entró al salón, sentándose en frente mío. -¿Cómo has estado?

Le sonreí.

-Bien... ¿tú?
-Mucho mejor... ahora que te veo. -Lo miré a los ojos y sonreí.
-Que lindo. -reí nerviosa.
-Vine a despedirme... -fruncí el ceño y lo observé.
-¿Que? -lo miré.
-Mi padre quiere que vaya a verlo en la empresa, nada importante.
-Ah. -dije, asintiendo.
-Tal vez... ¿quieras cenar conmigo más tarde?

Levanté mi mirada y lo observé.

-Humm... verás... -sonreí -Ya hice planes con los chicos, será algo tranquilo... ya sabes, mañana hay clases y no quiero desvelarme. -mentí y cerré unos segundos los ojos.
-Oh... entiendo. -su sonrisa se desvaneció y me sentí mal. -No hay problema, podría ser otro día. -hizo el intento de sonreí y señaló la puerta.-Tengo que irme, luego... hablamos. -beso mi mejilla y salió del salón.

Dejé escapar todo el aire que tenía en mis pulmones. Me giré un poco y observé a mis compañeros de clase, estos se encontraban mirándome, cuando se dieron cuanta de que los había pillado, hicieron como si nada y siguieron con lo suyo, excepto Carly.
Ella se acercó a mi a pasos lentos y tímidos. Cuando llegó a mi lado se desplomó donde había estado Zack minutos antes.

-Hola. -me saludó apenas con un hilo de voz.
-Hola. -le devolví el saludo.

¿Porque me había hablado? O sea... no es que me moleste, sino que... Ella jamás había hablado conmigo antes.

-¿Zack... él... es... -se interrumpió y la miré fijamente. -Mmmm... olvidalo.

Se disponía a volver con sus amigos, pero la tomé suavemente del antebrazo, evitando que se fuera.

-Dime... -ella miró mi mano y automáticamente la solté. -Lo siento.

Ella asintió.

-Sólo... quería saber si... ya sabes... -soltó una risita nerviosa. -Si...
-¡Hola, muñeca! -dijo Emma, entrando al salón junto con Matt y Chad.

Carly me miró algo asustada y corrió de vuelta con sus amigos. Emma y los chicos la observaron algo extrañados.

-Rara... ¿No crees? -dijo Matt, mirándome.

Seguí mirando a los chicos del fondo, los masculinos parecían estar molestos con Carly, pero... ¿sólo porque había hablado conmigo? O ¿porque había salido corriendo?

-¿Porque te habló? -preguntó Emma y la miré con el ceño fruncido. -Digo... ellos jamás nos hablaron, los de su... clase.

Reí, una risa molesta y confundida.

-¿Cómo puedes decir eso? -la miré molesta. Los chicos me miraron. -¡Son iguales a nosotros! -exclamé bajo.
-No dije nada malo. -se defendió ella. -Sólo dije la verdad. Aquí nadie que tenga menos dinero que nosotros nos dirige la palabra... y ellos... -hizo un gesto con la cabeza hacia Carly y sus amigos. -No tienen porque hacerlo.
-Tú no decides quien puede y quien no puede hablarme. -dije duramente. -¿Desde cuándo te importa el dinero? Te recuerdo que... si fuera como tú dices, yo ni siquiera tendría que mirarte.

Ella me miró sería y luego bajo la mirada.

-Alli... -Chad me miró.
-Ella... -la señalé y miré a mis amigos. -No es mi mejor amiga. Ella no es la Emma que yo conozco. -los miré por última vez y tomé mis cosas. -Y realmente yo no quiero considerar "mejor amiga" a una persona así. -les eché una última mirada y salí del salón.

Me saltaría todas las clases, no estaba de humor para ver a Emma en casi todas ellas.

Mi mejor amiga, pensé.

Ella no era mi mejor amiga. Emma no era así. Nunca le había importado el dinero, jamás.
¿Que le había sucedido ahora?

Salí de la Universidad. Abracé fuertemente mi carpeta y coloqué bien mi bolso en mi hombro. Mi teléfono no paraba de vibrar en mi mano, sabía perfectamente que era Matt o Chad y también sabía que Emma se encontraría llorando, siempre lloraba cuando le decían las verdades en la cara.

Un audi R8 negro se detuvo a mi lado, yo copie su acción y miré el auto. Cuando la ventanilla de este bajo, pude observar a un Austin sonriente.

¡Lo que me faltaba!

-¿Te llevo? -sonrió.

Puse mis ojos en blanco y empecé a caminar de nuevo. El auto se movió lentamente a mi lado.

-Te queda un largo camino ¿sabes? -Me miró a través de sus gafas de sol.
-No importa, caminaré. -contesté seca.
-Oh, vamos cariño. -dijo y lo fulminé con la mirada. -Alli. -corrigió.
-Vete.
-¿Porque no estás en la Universidad? ¿Acaso te fugaste? -preguntó divertido.
-¿Porque no te metes en tus problemas?-seguí caminando.
-Eso hago. -contestó sonriendo.
-Lárgate. -Me detuve y lo miré.
-Déjame pensarlo... Mmmm... no. -me miró.
-Púdrete.
-Paso, gracias. -sonrió.
-Imbécil.
-Idiota. -contestó.
-Estúpido. -respondí.
-Necia.
-Pesado.
-Loca.
-Feo.

Él me regaló una bellísima sonrisa.

-Hermosa.

Suspiré. Él quitó sus gafas y sus ojos azules penetraron a los míos. 

-Hagamos un trato. -sonrió de lado y me miró fijamente. -Deja qué te lleve a casa y te dejo en paz por... -se calló y pensó algo. Sonrio. -Un día.
-Que te parece si dejó que me lleves a casa y me dejas en paz... mmm... no lo sé... tal vez ¿toda la vida? -sonreí cínicamente.

Él soltó una pequeña carcajada y miró mis pies.

-Tacones del quince. -volvió a mirarme. -No llegarás muy lejos y... si te los quitas probablemente tus hermosos pies se congelen y ¿no queremos eso, verdad? -sonrió de oreja a oreja.
-Maldito. -murmuré bajo.
-¿Lo tomas... o lo dejas, muñeca? -preguntó y colocó de nuevo sus gafas.

Me crucé de abrazos y sonreí, mostrando una hilera perfecta de dientes blancos.

-Vete al diablo. -contesté y retomé nuevamente mi camino.

Escuché como cerró la puerta del coche y me di la vuelta, si, él había bajado. Cuando quise correr, Austin me tomó suavemente y me subió a su hombro.

-¡Déjame! -empecé a gritar.

La poca gente que pasaba por esa zona nos miraban. Algunos enternecidos y otros preocupados.

-¡Quiere secuestrarme! -comencé a gritar histéricamente. -¡Socorro!

Austin soltó una carcajada.

-Es un pequeño juego, no le tomen importancia. -le explicó a la gente.

Un chico asintió y guardo su celular.

-¡No! ¡No le hagas caso! -le dije al chico. Este mi miró. -¡Ni siquiera lo conozco!
-¡Pero niña! -dijo una anciana. -Es tu novio, los vi en la televisión. Eres Alison Black y él es Austin Bass.

Abrí mis ojos como platos y el joven me miró algo mal. Estaba pensando que era una mentirosa y... lo era.

Escuché como Austin sonrió. Abrió la puerta del coche y me lanzó con cuidado hacia éste, luego lo rodeó y subió el también. Colocó el seguro para niños.

-Eso fue vergonzoso. -me dijo.

Me quedé en silencio y me acomode el cabello.

-Tú... -lo miré mal. -Me las pagarás, idiota.

Él sonrió y puso el auto en marcha.

Viejo Amor (Austin Bass y Alison Black) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora