Capítulo Seis:

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Sábado por la noche.

Miré a Emma por décima vez. Luego recorrí mi cama con la mirada, donde se encontraba mi vestido. Volví a mirar a mi mejor amiga, hice una mueca y suspiré.

-¿Qué es lo que no te gusta? ¡Esta mucho más que hermoso! -exclamó ella, caminando de un lado a otro.
-¡Exacto! Es mucho sólo para una pequeña cena, Emma.
-No lo es. -respondió mirándome fijamente a los ojos. -Usaras ese precioso vestido, quieras o no. -sonrió arrogantemente.

Puse mis ojos en blanco y caminé y hacia el vestido. Miré por última vez a mi amiga antes de entrar al baño.

-No entiendo porque a la supuesta cita tiene que ir toda tu familia. -dijo riendo. Suspiré y me introducí a la ducha. -O sea... ¡Es una cita!
-Yo tampoco sabía que mi familia iría. Hoy me lo dijo, Ellie. -respondí.
-Aún no puedo creer que esa maldita bruja se case. Deseale al chico mis más sentido pésame. -dijo, provocando que soltara una carcajada.
-Está bien. -dije riendo.
-Deberías regalarme este labial. -dijo. Sabía que estaba hurgando mi maquillaje.
-Ni lo pienses, McConaughey.

Luego de un rato, salí del baño con una toalla al rededor de mi cuerpo y con otra en mi cabeza.

-Largo. -le dije a Emma, sin mirarla.
-No tienes nada que yo no tenga. -dijo y la miré raro. Me miró mal y se levantó del tocador. -Ya me voy.
-Adiós. -dije sonriendo.
-Perra. -susurró antes de cerrar la puerta. Negué riendo y me senté donde Emma había estado sentada hace dos segundos.

Una hora más tarde estaba completamente maquillada, peinada y cambiada. Le mandé un mensaje de texto a Emma para que subiera. Dos minutos después, ella estaba sentada en mi casa con una dona en la mano.

-Edtas preshioda. -dijo con la boca llena de comida.

Le lancé una mirada furiosa.

-Estás preciosa. -dijo, después que trago toda la dona.
-Gracias. -le sonreí mientras me observaba en el gran espejo.

Mis ojos resaltaban gracias a la sombra y el delineado perfecto y mis labios pintados de un color rojo mate. Le sonreí al espejo, mostrando una hilera de dientes perfectamente blancos.

-Tienes que bajar. Están esperándote.

Miré a mi amiga y asentí. Tomé el pequeño bolso, guarde mi teléfono en este y ambas bajamos a la sala. Mis padres estaban conversando de algo cerca de la puerta, Ellie miraba a un punto fijo y Sean jugaba tontamente con su teléfono.

-¿Nos vamos? -pregunté y los cuatro me miraron.
-Uau... -susurró mi hermano mayor.

Mamá y papá se acercaron.

-Hija, estas bellísima. -dijo mi madre.
-Verdaderamente hermosa. -mi padre tomó mi mano, ayudándome a bajar los últimos escalones.
-La verdad es que todos están guapos.

Sólo les sonreí.

-Nos tendríamos que ir ya. No quiero perderme esa cena. -dijo papá.

Mi madre asintió y tomó el ante brazo de papá para así, caminar hacia afuera.

-Luego me cuentas todo. -Me susurró en el oído Emma y subió corriendo las escaleras. Observé hasta que se perdió en mi habitación.

-Me niego a ir. -dijo Ellie, mientras salíamos de la casa.
-Es sólo una cena. -la abrazó, Sean.
-Además no querrás que mamá se enfade de nuevo. -dije mirándola.

Ella negó y los tres nos montamos en el carro. Veinte minutos más tarde, nos encontrábamos frente a la mansión Edwards. Sean me ofreció su brazo izquierdo y a Ellie el derecho, sonriendo ambas tomamos sus brazos y nos adentramos a la enorme casa.
Abrí mis ojos, sorprendida, al ver tanta gente en el salón de la casa.

-Es increíble pero... me siento muy pero muy mal vestida. -susurró Ellie.

La miré, ella traía puesto un vestido sencillo color verde agua. Sean y papá estaban vestidos con sus esmoquins impecables y ni hablar de mi madre.

-No pensé que sería tan elegante. -volvió a hablar. Sean suspiró.
-Creo que tendrías que saber que Emily jamás haría algo sencillo. -le dijo mi hermano.
-Cierto. -dije entre dientes.

Los tres soltamos un largo suspiró.

-¿Sus nombres? -dijo un señor con acento irlandés. Lo miré y él ni siquiera lo hacía.
-Familia Black. -respondió mi padre con voz seria.

El sujeto levantó la mirada de la hoja y nos miró.

-¡Oh, Señor Black! -exclamó retirando el cordón de terciopelo. -Por favor, adelante.

Mis padres lo miraron por última vez y entraron. Mi hermano le regaló una mirada amable y nos introducimos en la casa.

-Hermoso. -dijo mi madre.

Un mozo rápidamente llegó a nosotros y nos sonrió.

-Muy buenas noches. -dijo educadamente y suspiró. -Acompañenme por favor.

Él empezó a caminar y nosotros lo seguimos. Llegamos a la mesa principal, donde se encontraban los Edwards.

-¡James, Cara! -exclamó Henry, feliz. Saludo a mis padres y luego a nosotros. -¡Que alegría es tenerlos hoy!
-Es un gusto estar aquí. -le respondió mamá sonriendo. -Esto es hermoso, en serio me sorprendieron.

Todos nos sentamos; Mamá al lado de papá, Henry y Lily juntos. Ellie en frente mío y Sean al frente de papá.

-Sabes como es Emily, quería lo mejor.

Ellie hizo una mueca de asco, reí disimuladamente.

-¡Alison! -volteé al escuchar mi nombre, Lily me sonreía. -¡Que hermosa que estas hoy!
-Impresionante. Zack se morirá. -dijo Henry, haciendo reír a todos.
-Por cierto, Mi hijo me dijo que en un momento vendrá. Aún no está listo.
-Cambieron los roles. Le llamaré la atención, jamás tiene que hacer esperar a una bella mujer como tú. -dijo Henry. Le sonreí tímida.
-No hay problema. -dije sonriendo.

Luego de unos minutos, Zack apareció en el salón, vistiendo un traje negro y su infaltable sonrisa de Galán de telenovela.

-Buenas noches. -dijo sonriendo, saludando a todos. Se ubicó a mi lado y me miró. -Estas deslumbrante.

Pronto sentí como la sangre subía a mis mejillas, él me regaló una hermosa sonrisa.

-¿Y ahora quién es la tímida? -susurró en mi oído, erizandome la piel.

Lo miré y sonreí. Una sonrisa llena de seguridad y picardía.

-Gracias, Señor Edwards. Usted, está impresionante está noche. -dije con un acepto británico, muy malo. Él rio y me miró.
-Muchas gracias, Señorita Black, Pero, no como usted. Hasta me atrevo a decirle que es la mujer más bella de esta noche.

Sólo sonreí negando. Zack era increíble.

Pasaron treinta minutos, donde charlamos, reímos entre todos. Escuchamos las maravillas que hablaban los padres de Emily y Zack acerca del prometido de su hija. Se notaba que estaban encantados con este chico, Lily no dejó de hablar de él en veinticinco minutos.
Luego, llegó el tiempo de que la pareja se incorporará a la hermosa cena.

-Muy buenas noches, Damas y Caballeros. Esta noche estamos aquí reunidos por algo hermoso... Algo que en serio me fascina y les deseo a todos que lo vivan. El compromiso es bellísimo, pero, no tanto como esa mujer que esta allí -dijo y me señaló. Todos me miraron.
-Es mía. -dijo Zack, haciendo reír a todos.
-Ya escucharon a Zack Edwards, Señores. La bella mujer no esta disponible. -dijo riendo. -Bueno, creo que es hora de que los protagonistas de la fiesta, aparezcan ¿no creen? Así que, por favor, démosle un fuerte aplauso a la Señorita Emily Edwards y al señor Austin Bass.

Automáticamente borré mi sonrisa y sentí las miradas de toda mi familia sobre mi. Con esas dos últimas palabras el mundo se detuvo. Miré a Ellie, que ya se encontraba mirándome. Ambas miramos hacia la entrada, donde los comprometidos estaban entrando al salón.

Él se encontraba allí, con ella.

Viejo Amor (Austin Bass y Alison Black) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora