Narra Alison:
Suspiré por tercera vez en cinco minutos. Ellie, quién estaba a mi lado cruzada de brazos, me miró, esperando que le respondiera a su pregunta: ¿Te molestaste con él?
-Ellie... -la miré. -¿Tú te molestaste con Chad?
Ella me sonrió y se incorporó bien en mi cómoda cama.
-Verás, claramente no es lo mismo. Chad si es mi novio.
-Entonces, ¿por que piensas que me molestó ver a Austin con... esa? -pregunté, con asco. Ellie sonrió.
-Por la forma en que lo fulminaste con la mirada y por como lo ignoraste y lo dejaste caminar desde la disco hasta su casa.
-Tú conducías. -la miré, ella sonrió.
-Es tu coche. No puedo subir a quien yo quiera en un coche que no es mío.
-Cállate. -hice una mueca y me acosté en la cama, mirando el techo. -¿Quién era esa... perra?Mi hermana se levantó de la cama, colocó su mano en la cintura y me miró.
-Una perra que debe estar pasándola de lo más bien en los brazos del sexy y caliente Austin Bass.
-Ni para mentir sirves. -le arroje un cojín.Ella soltó una risita.
-¿Quién sabe? Tal vez... ella si lo llevó en su coche... -me miró. -Directo a un motel.
-¡Cállate, idiota! -dije riendo y ella rio conmigo. Le lancé otro cojín.
-¡Oye! -dijo esquivandolo y rio. -Tengo que volver a mi habitación o papá me regañara.
-¿Mamá sabe que fuiste conmigo a la discoteca?
-Obvio que no. ¿No recuerdas lo de no salir por no se cuanto tiempo? Papá estaba de buen humor, por eso me dejó ir contigo. Tengo que aprovechar mientras ella no este.Negué y la miré sonriendo. Ella me abrazó y se marchó de mi habitación, no sin antes darme las buenas noches, claro.
Mi teléfono comenzó a sonar bajo una de las almohadas, pasé mi mano por toda esta hasta que lo encontré. Contesté sin ver quién era.
-¿Hola? -pregunté, mientras me cubría con las sábanas.
-Ella no es nadie, ni siquiera la conozco.Fruncí el ceño al reconocer la voz de Austin al otro lado de la línea.
-¿Qué?
-La mujer, la rubia que estaba con nosotros.
-¿La mujer que estaba sobre tus piernas o... cuál?
-Alli... -suspiró. -No conozco a esa mujer, era la primera vez en mi jodida vida que la veía.
-Da igual. -dije indiferente. -No tiene por que explicarme nada, así que... si sólo llamaste para decirme eso...
-Se que estas molesta conmigo.
-No estoy molesta contigo, Austin.
-Si, lo estas. En verdad yo...
-Basta, en serio. -lo corté. -Esto es absurdo. No tienes que llamarme para explicarme nada. No necesito y tampoco quiero explicaciones sobre tu vida.Escuché por la bocina como él soltó un largo y triste suspiro.
-Si sólo era eso, buenas noches Austin.
Y colgué.
Grité en mi interior y aplaste mi cara contra la almohada.
Idiota, idiota y más idiota.
***
El día se había teñido oscuro y frío. Las gotas caían sin parar sobre el techo del auto de Sean y para agregar algo peor, mi humor estaba por los suelos.
Anoche no había dormido pensando en Austin y en lo idiota que me había comportado.
Me sentía terriblemente mal.El camino a casa de mis abuelos se hizo eterno y mis pensamientos, Austin y lo mal que me encontraba no ayudaron mucho que digamos.
Sean detuvo el coche y me miró por unos segundos, suspiré y sin mirarlo salí del coche.-¿En que pensabas? -preguntó, mirando a papá como estacionaba.
-En nada importante. -respondí en un murmuro.Él asintió no muy seguro y metió las manos en los bolsillos de la chaqueta.
Mis padres y Ellie llegaron a nuestro lado y mi hermana menor tocó el timbre. No paso mucho cuando David, el mayordomo, abrió la gran puerta. Nos regaló una gran sonrisa y nos dejó pasar.-Buenas tardes. -sonrió. -Los señores bajarán en unos minutos.
Papá y mamá asistieron con una sonrisa.
-Dile a mi madre que no tarde tanto, David. No quiero hacerme viejo aquí.
David soltó una pequeña risa junto con mamá y mis hermanos.
-Se lo haré saber, señor. -sonrió. -Con su permiso, me retiro. Están en su casa.
Lo observe alejarse y perderse tras las puertas de lo que sería la cocina.
-Hace tiempo no venía. -me susurró, Sean. Lo miré.
-Lo sé. -murmuré.Él me miró algo extrañado.
-¡James! ¡Cara, cariño! -la voz y los tacones de mi abuela se escucharon.
-¡Chicos! -nos sonrió nuestro abuelo.Sonriendo me acerqué a mi abuelo y lo envolví en un fuerte abrazo. Luego hice lo mismo con mi abuela.
Mis hermanos y yo éramos, somos y vamos a ser siempre sus niños. El amor que nosotros les teníamos y ellos a nosotros era incondicional, era tan grande y hermoso que iba a durar toda la vida.-¡Mis chicos! -chilló feliz mi abuela, sin soltarnos. Sonreí. -Los extrañé tanto a los tres.
-Y nosotros a ustedes. -dijo Ellie, riendo.Luego de saludarnos y todo eso, pasamos al jardín a tomar el famoso e infaltable té de mi abuela.
-¿Se quedan a cenar? -mi abuelo nos miró.
-Nos encantaría papá, pero Cara y yo tenemos algo pendiente. -respondió mi padre, serio.
-Entiendo... -susurró mi abuela.
-Pero nosotros nos podríamos quedar, abuela.
-¡Claro! No tenemos nada mejor que hacer un viernes en la noche. -dijo Sean entre dientes, mirando mal a Ellie.
-¿En serio? -sus ojos brillaron y yo le sonreí.
-Claro que si. Aunque Sean tenga planes, hará una pequeña excepción por ustedes, ¿verdad? -miré a mi hermano.Sean me miró y después miró a mis abuelos, para luego, soltar un suspiró.
-Si. -sonrió sin mucho ánimo. -Llamaré a los chicos.
Mis abuelos sonrieron de oreja a oreja.
-¡Me parece perfecto! -exclamó mi abuela, feliz.
-Pero nos faltan algunas cosas. -mi abuelo nos miró.-Deberíamos ir al supermercado y comprarlas.Ellie asintió y sonrió. Papá se levantó.
-Nosotros debemos irnos. Sólo vinimos un momento, pronto nos tendrán de vuelta. -papá sonrió y le ofreció su mano a mamá.
-Fue un gusto volver a verlos. Prometemos que pronto nos encontraremos, pero esta vez con un poco más de tiempo. -mamá les sonrió.
-Siempre serán bienvenidos. -mi abuelo sonrió.
-Estaré llamándote por los contratos, papá. En serio me interesan.
-Esta bien hijo. - habló serio.
-Con su permiso, nosotros nos retiramos. Por favor, cuando estén en casa me marcas, Alli. -me miró y asentí rápidamente. Sonrio. -Hasta pronto.Ambos se despidieron de nosotros y se marcharon, sin más.
-¿Vinieron en carros diferentes? -preguntó mi abuelo.
-Sean vino en el suyo. -le contó, Ellie.
-¿Podríamos ir al supermercado?
-Claro, Abu. Vamos. -le dijo Sean.
-Esta bien. -miró a su esposa. -¿Vienes cariño?
-No, Cielo.
-Yo me quedaré con ella. -le dije, él me miró.
-Esta bien muñeca. -me dijo.Muñeca. Esa maldita y hermosa palabra automáticamente me hacía pensar en Austin. En sus ojos, en su blanca y suave piel, en sus labios, aquellos labios rojos y carnosos y...
Sacudí mi cabeza, borrando cualquier pensamiento que hubiera en ella.-Vamos. -mi abuelo beso la mejilla de mi abuela y luego la mia. Junto con mis hermanos, desaparecieron tras la puerta que daba entre el jardín y la enorme sala.
ESTÁS LEYENDO
Viejo Amor (Austin Bass y Alison Black)
Genç KurguÉl se había borrado de la vida de Alison, Ella... Lo superó, al menos eso era lo que ella creía.