Capítulo 27:

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El coche se detuvo justo en frente de la enorme e inmensa Iglesia.
Tomé una gran bocanada de aire e hice el intento de salir del coche, pero una mano tomó suavemente mi brazo, impidiendomelo. Sean.

-¿Que pasa?-pregunté, con la voz apagada.
-¿Te encuentras bien? -preguntó, mirándome con algo de ¿lástima?

Miré un segundo por la ventanilla y luego giré, mirándolo a él.

-Si. -mentí y le sonreí débil.
-No puedes mentirle a tu hermano mayor, pero... haré de cuenta que te creí, solo por esta vez.

Le sonreí sin humor.

-Gracias, Sean. -susurré.
-Esto... se debe sentir de la jodida mierda, Alli. No te mentiré, odiaría estar en tu lugar.
-Si él es feliz, yo lo soy.
-Austin no es felíz. -me miró. -Y tú lo sabes.
-No empieces tú también, por favor.
-No lo hago solo que... -y se calló.
-¿Solo que... ?
-Rebeca llegó. -dijo con una sonrisa. -Iré con ella. Se la presentaré a nuestros padres, deseame suerte. -dijo contento y bajo del coche de un salto.

Tiré mi cabeza hacia atrás tratando de así poder tranquilizar mi respiración y mi corazón que latía a mil por hora.
Quería sacarme este vestido, correr por toda la ciudad y llorar y llorar y llorar.
Quería desahogarme. Quería llorar. Quería gritar. Quería sacarme toda la frustración que tenía acumulada.
Necesitaba irme, irme lo más lejos posible. Quería largarme de aquí.

-Supongo que necesitas algo de tiempo, ¿verdad?

Pegué un saltito debido al susto. Me llevé la mano a mi pecho y miré a mi mamá.
¿Mi mamá? ¿Cuando había entrado de nuevo al coche?

-No te oí entrar. -le susurré.
-Estabas tan metida en tus pensamientos que lo entiendo y envidio a la vez. Quisiera poder concentrarme en algo como tú lo haces.

Me reí. Una risa apagada y triste.
Ella me miró dulcemente y se acercó un poco a mi.

-Todo estará bien, ¿si? -me acarició suavemente el cabello.
-Tú... y papá...-la miré a los ojos. -¿Se amaron desde el primer momento?

A mamá se le escapó una sonrisa.

-Cuando conocí a tu padre, él era un hombre comprometido, Alli.

Abrí mis ojos.

-¿En... en serio?
-Si. -me miró. -Él estaba a punto de casarse con otra persona.
-¿Y tú... -la miré.
-Oh no. -negó rápido. -No interrumpí su boda si es lo que piensas. No fui tan valiente para hacerlo y me arrepiento de eso ¿sabes?
-¿Te arrepientes?
-Si, lo hubiese hecho. ¿Te imaginas? La correcta Cara Simpson entrando en aquella iglesia a los gritos interrumpiendo la ceremonia. -se rió.
-¿Por que no lo hiciste? -la miré.
-Por falta de valor. Por esa pequeña cosa casi pierdo al hombre que amé toda mi vida.
-¿Él se casó? -pregunté interesada.
-No.

Ella miró a mi padre desde la ventanilla, este estaba con mis hermanos y la novia de Sean. Miré a mamá, sus ojos tenían un brillo increíblemente lindo y su sonrisa me transmitía paz.

-Aquel día me encontraba en casa, sola y en pijama. Recuerdo que llovía a cántaros. Estaba tumbada en el sofá viendo televisión cuando el timbre se escuchó por toda la casa. -suspiró. -Me levanté y abrí la puerta sin mirar quién era, fue cuando lo vi. Su traje de gala estaba completamente arruinado por la lluvia y sus ojos azules me reflejaron el mismísimo mar. Juro que no podía creer que él estaba ahí.
-Él... -me callé.
-Él había abandonado la ceremonia y fue corriendo hacia mi antigua casa. James gritó bajo la lluvia cuanto me amaba y que lo hacia el hombre más feliz del mundo.
-No me imaginó a papá haciendo ese acto de amor, mamá. -me reí un poco.
-Siempre fue un hombre serio, yo tampoco me lo hubiese creído, pero lo viví y fue lo más lindo del mundo. -suspiró y me miró fijamente.
-Su historia es hermosa.
-Tú historia puede ser más hermosa aún.
-¿A que te refieres?
-Si yo tuviese nuevamente la oportunidad de interrumpir la "boda" de tu padre, está vez, lo haría sin pensarlo dos veces. Cariño, recuerda que no siempre tienes que ser la mujer correcta. A veces es bueno hacer alguna travesura que te haga reír cada vez que la recuerdes.

Ella insinuaba que yo interrumpiera la boda de Austin. Ella estaba loca si pensaba que yo haría algo así. Completamente loca.
¿Como era capaz de pensar que yo podría hacer eso? Como si tuviera el suficiente valor para entrar a la iglesia como una maldita maniática y gritarle a Austin a los cuatro vientos que no se casará con la bruja de Emily.
Pfff, claro.

Dos toques en la ventanilla me sacaron de mis profundos pensamientos. Moje mis labios y miré quién era. Mi padre.

-Mis hermosas damas, es hora de salir del coche y entrar. No hagan esperar. -nos dijo y nos sonrió.

Mamá le sonrió y con cuidado salió por la puerta izquierda. Papá abrió la puerta de mi lado y me ofreció su mano, sonriendo la tomé y salí.

-Estas deslumbrante, cielo. -me sonrió.
-Gracias, papá. Tú estás guapísimo.
-Eso no es una novedad, hija. -dijo y ambos reímos.
-¿Te cae bien? -pregunté mirando a mi hermano y a su novia.

Mi padre siguió mi mirada.

-No importa si me cae bien, amor. Lo importante es que haga feliz a mi hijo, es lo único que me interesa. Pero si, me cae bien, ¿a ti?
-No lo sé, no he hablado con ella.
-Es de una muy buena familia. Crucé un par de palabras con sus padres en algunas ocasiones.

Fruncí el ceño.

-¿Ah si? -asentí. -Que bien que conozcas a sus padres.

Mi madre llegó a nuestro lado, junto con Ellie, Sean y su novia... ¿Renata? ¿Rebeca?

-Es hora de entrar, ya todos están adentro.

Todos asintieron y comenzaron a caminar. Suspiré por milésima vez y sin querer y, aunque mis pies pesaban los seguí.

Muchas personas se encontraban ya dentro, familiares y amigos de ambos. Conocía casi a la mayoría gracias a las horribles cenas de negocios de mi padre.
Miré hacia la izquierda y Catherine me sonrió con algo de tristeza mientras que Mike me regaló una cálida mirada para luego abrazar a su esposa y caminar hacia los primeros asientos.
Miré el piso, sentía los ojos aguados y me ardían. Tomé una larga bocanada de aire levantando mi mirada y, cuándo lo hice, Zack caminando hacia mi con una gran sonrisa y sumamente guapo fue lo primero que vi.

-¡Buenas noches! -exclamó feliz.

Me abrazó suavemente y me dio un beso en la mejilla, luego saludo a mi familia.

-Es un gusto volver a verlos. -sonrió.
-El gusto es nuestro, hijo. -respondió mi padre, con su típica voz de autoridad.
-Me alegra que hayan podido asistir a la ceremonia, según me informaron tenían algunos asuntos.
-Así es, pero no todos los días se casa la hija de nuestros mejores amigos. No me iba a perdonar el no venir. -le respondió mamá.
-Entiendo. -Zack le sonrió y llevó su mirada a la novia de mi hermano.

Miré a la chica, quién no soltaba el brazo de mi hermano.

-¿No me presentas a esta lindura, viejo?
-Aleja tu sucia persona de mi chica, Edwards.

Zack se rió y me miró un segundo para luego mirar a mi hermano.

-¿Entonces...? -alargó.
-Soy Rebeca Johnson... novia de Sean, mucho gusto.

Zack sonrió de lado y alzó una ceja.

-¿Novia? -preguntó divertido.

Rebeca borró la sonrisa y lo miró seria.

-Si, ¿por qué?
-Es por qué él nunca ha...
-Cállate, Hermano. -lo interrumpió Sean y caminó un paso. -No le hagas caso a este imbécil, solo quiere molestarnos.
-Oye, estás en la casa de Dios. Ten algo de respeto, idiota.

Sean se rió y negó.

-El gusto es mio, Rebeca. Soy Zack Edwards, el mejor amigo de tu novio y próximamente esposo de ella. -y me señaló, reí y negué.

Ella rió.

-Bueno, creo... creo que deberíamos ir a... ya saben, sentarnos. -dije.
-¡Si! ¿Vamos? -y me tendió su mano, le sonreí amable y la tomé. Él entrelazó nuestros dedos.

Había llegado la hora. La ceremonia comenzaría.

Viejo Amor (Austin Bass y Alison Black) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora