Capítulo Cinco:

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Cerré la puerta y entre a casa. Rápidamente el riquísimo olor a pasta llegó a mis fosas nasales. Dejé mi bolso en uno de los sillones y corrí hacia la cocina, Nana estaba de espaldas, moviéndose de un lado a otro buscando cosas.

-Hola. -Me acerqué y la abracé. -¿Qué preparas?
-Hola, mi niña. -respondió feliz. -¿Cómo te fue en el Instituto?

Me aleje de ella y me senté en unos de los taburetes que había allí.

-Bien, supongo. -reí y ella me miró con el ceño fruncido.
-¿Supongo?
-Me fue bien, Nana. -sonreí, ella asintió y volvió a lo suyo.
-Hummm... Zack me invitó a salir. -le conté, ella volvió a mirarme.
-¿Zack? ¿Zack Edwards? -preguntó algo extrañada.
-¡Si! -sonreí. -Tenías que verlo Nana, estaba tan nervioso al pedirme que saliera con él. Es muy dulce. -le sonreí.

Ella no mostró alegría alguna, poco a poco borré mi sonrisa y suspiré.

- Tengo que decirte la verdad, Alison. Ese muchacho no me cae muy bien, tiene algo en su mirada, tal vez, que no me convence.
-Matthew me dijo casi lo mismo. -respondí seria.
-Quizás nos equivocamos.
-Lo hacen. -le dije. -Estoy segura de que Zack no es una mala persona, en absoluto.

Ella se encogió de hombros.

-Lo mismo, Cuídate. -dijo sería y asentí sonriendo.
-¿Qué cocinas? -pregunté de nuevo.
-Pasta. -respondió feliz. -Oye... -se volteó y me miró. -Entré a tu habitación por la ropa sucia... y no pude evitar mirar la foto. -borré la sonrisa y ella hizo una mueca.
-Ellie... La tenía. -respondí en un susurró apenas audible. -Hace unos días me la dio. -le conté.
-Por alguna razón la tienes en tu mesita de noche -Me miró con curiosidad -¿Puedo saber porque?

La miré, me encogi de hombros y reí nerviosa.

-No lo sé. Sólo la coloqué allí y listo.
-Algo me dice que aún lo extrañas.

Bufe y reí, negando.

-¿Yo? -me señale a mi misma. -¿Extrañarlo? -dije riendo. -nunca.

Ella sonrió de oreja a oreja y volvió a lo suyo.

-Y eso me lo confirma. -dijo riendo. Puse mis ojos en blanco y apoye mi frente en la mesa. -Aún lo quieres y no puedes olvidarlo y tampoco haces el intento.
-Si lo hago. -me defendí.
-No lo haces. -respondió divertida.
-¡Que sí! -ataqué. Ella se volteó.
-¿En serio intentaras mentirle a esta anciana que sabe todo sobre ti?
-No lo sabes, si fuera así no estarías discutiendo conmigo algo tonto, porque la suposición de "extrañar" -hice comillas con mis dedos. -a Austin es verdaderamente tonta, Nana.

Ella me miró algo mal.

-Entonces... ¿estoy equivocada? -me miró.
-Efectivamente. -sonreí.
-¿Segura?
-¡Que sí, Nana!
-Mientes. -me sonrió con arrogancia y volvió a preparar el almuerzo.
-No lo hago... -murmuré.
-¿Entonces porque tienes una fotografía de ambos en tu mesita de noche? -preguntó sin mirarme. -Porque si no es por la razón que digo, entonces no entiendo porque la tienes.
-¡Sólo la puse allí y ya! -exclamé cansada de esta pelea estúpida. -¡Pero eso no quiere decir que aún lo sigo extrañando, ni que extraño sus besos, ni mucho menos quiere decir que daría todo por volver a verlo!

Cerré los ojos con fuerza al darme cuenta que había admitido todo y mucho más de lo necesario.
Solté todo el aire que tenía guardado y abrí los ojos, para encontrarme con los ojos mieles de María. Ella sonrió orgullosa, dejando ver sus dientes algo amarillentos.

-Claaaro y no lo extrañas. -dijo con sarcasmo. Puse mis ojos en blanco y salí de la cocina, dejándola sola.

Observé como la puerta principal se abría, dejando ver a mis padres y a mis hermanos. Ellie venía mirando el piso, con el uniforme del insituto algo roto y el rostro con algunos rasguños. El rostro de mamá mostraba enojó.

¿Y ahora que hiciste, Ellie? Pensé.

Sean me miró e hizo una mueca de "Ellie está en graves problemas"

-Hola... -salude mirándolos.
-Hola, Cielo. -me dijo mamá, besando mi frente.
-¿Cómo estas princesa? -preguntó papá.
-Bien. -respondí mirándolo. Él asintió.

Silencio absoluto.

-Así que... - habló Sean. -Iré a... la cocina a ver a Nana. -dijo y salió casi corriendo de la sala.

Lo observé hasta que se perdió tras la puerta de la cocina. Miré a mis padres y a mi hermana.

-¿Que sucede? -les dije, extrañada.
-Ellison, sucede. -respondió mamá, molesta. Miré a mi hermana. -Peleó a la salida del colegio y si no fuera por Sean, que llegó justo a tiempo, la otra pobre chica estaría en coma.

Abrí un poco mis ojos, debido a la sorpresa ¿Mi hermana peleando a la salida del colegio? Uau.

-Ella empezó. -Ellie hablo entre dientes.
-¡Cállate! -exclamó furiosa nuestra madre, perdiendo la última gota de paciencia. -¡Jamás te enseñamos a ser una chica corriente, por lo tanto no lo eres Ellison!

Miré a papá, este se encontraba serio mirando a mi hermana.

-Jamás pensamos esto de ti, Ellison.-papá habló esta vez. -Pelear salvajemente no es de una persona como tú. ¿Te das cuenta de la vergüenza que pasamos en frente de la directora? Esto no se puede volver a repetir o de lo contrario te someterás a un castigo mucho peor del que tendrás está vez. -habló serio.

Ellie los miró rápidamente.

-¡No pueden castigarme! -exclamó.

Mamá se acercó a ella.

-Ya lo hicimos. -le dijo, mirándola sin expresión. Los ojos de Ellie se aguaron y su labio inferior tembló. -Un mes sin salidas ni visitas, de casa al colegio y del colegio a casa.
-Mamá... -susurró ella a punto de llorar.
-Quiero que me entregues tu teléfono, computadora y IPad, hija. -dijo papá, ella asintió y le entregó su teléfono. -Tu hermana subirá contigo y le das todo.
-Bajas a comer y vuelves a tu habitación y allí te quedarás todo el día... ¿entendido? -mamá la miró, ella asintió sin mirarla. -Perfecto.

Ambos nos miraron por última vez y subieron las escaleras. Cuando ya no los vi, miré a Ellison.

-¿Quieres que te diga que eres una idiota ahora o luego? -le pregunté, ella me miró.
-Soy una idiota. -dijo golpeandose la frente con su mano. -Pero estoy feliz. Esa estúpida no se salió con la suya.

Nos miramos fijamente a los ojos y luego de unos segundos ambas explotamos en carcajadas.

Viejo Amor (Austin Bass y Alison Black) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora