Capítulo Once:

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-¿No me invitaras a pasar? -preguntó cuando entre a casa. -Creo que me lo merezco ¿No?

Me giré y lo miré.

-Tú. -él sonrió. -Lo que te mereces es una patada en la cara, para que borres esa estúpida sonrisa.
-Al menos ya es algo. -se encogió de hombros.

Nos miramos por unos segundos. Hice una mueca y suspiré.

-¿Qué esperas? -pregunté.
-¿Para que? -me miró.
-Para largarte de mi casa.

Él rio.

-No me iré. -respondió tranquilo.
-Dijiste que me dejarías en paz un día si aceptaba que me trajeras a casa.
-Nunca aceptaste. -caminó hacia adentro, me esquivó y se sentó en uno de los sillones.
-Me debes una ¿No crees?
-Tú me la debes a mi, yo te traje.
-No te lo pedí.
-Pero te gustó.
-Ni creas.
-Te gustó y lo sé. -sonrió.
-¿Puedes borrar esa estúpida sonrisa de tu estúpida cara aunque sea por un estúpido segundo?

Él lanzó las gafas y me miró con una sonrisa lo doble de grande de la cuál ya tenía.

-Acepta que te encanta ver mi sonrisa.
-Jamás.
-Eso me lo confirma.
-¿Cómo puede confirmarte algo eso?
-Sólo lo sé y ya.
-Estas loco. -me senté frente a él.
-Por ti.
-Si y el que te cases con la estúpida de Emily me confirma que estas loco por mi.

Él borró su sonrisa.

-¿Porque sólo... no te vas? -suspiré.-Ella debe estar esperándote.

Austin tomó con fuerza las gafas y se levantó lentamente, asintiendo.

-Con una condición. -me miró.
-No estás en derecho de pedir nada.
-Por favor. -se puso las gafas.
-Esta bien. -acepté.
-Cena conmigo, el sábado en la noche, por favor Muñeca. -fruncí el ceño.
-¿Que? -pregunté, aturdida.
-Cena conmigo.
-Austin... -empecé a decir.
-No es una cita, sólo... -se interrumpió.-Sal conmigo, por favor.
-¿¡Como puedes decirme eso!? -exclamé mirándolo. -¡Estas a punto de casarte, Austin!
-¡Sólo es una cena de amigos! -exclamó mirándome. -¿Es que acaso no sales con amigos?
-¡No con mi ex! -dije y él sonrió.

Caminó hacia la puerta, pero antes de irse, volteó y me miró con una sonrisa en la cara.

-El sábado pasaré por ti a las ocho, ponte mucho mas hermosa de lo que ya eres.

-No saldré contigo. -me acerqué a él.
-Lo harás. -susurró acercando su rostro al mío.
-No lo haré. -susurré de vuelta.

Sonrió a centímetros de mi rostro. Sentí su mentolado aliento y mis piernas temblaron.

-Ponte un bonito vestido, te llevaré al mejor restaurante de la ciudad. -me contó y mojo sus labios. -Y también espero que te coloques ese dulce perfume que vuelve loco a cualquier hombre que lo huela. - acercó sus labios a mi cara y depositó un beso en la comisura de mis labios.
-Austin... -susurré antes de que se fuera.
-Hasta el sábado, Amore. -me sonrió y bajo corriendo los escalones hasta llegar al coche.

Antes de cerrar la puerta vi que el coche de mis padres acababa de llegar. Estos bajaron y saludaron a Austin con la mano, él me miró por última vez y luego miró a mis padres, con un saludo rápido se despidió y puso su auto en marcha, alejándose de mi casa.
Cerré la puerta, corrí hacia el sillón, tomé mis cosas y subí las escaleras corriendo. Mis madre no tardaría en empezar con sus preguntas como... ¿Por que estabas con Austin? ¿Qué hacia Austin aquí? ¿Austin te dijo algo? O ¿Qué pasó entre Austin y tú?

Mi madre podía ser algo pesada cuando quería y cuando se proponía a averiguar algo... denlo por hecho que lo hacía.
Sabía perfectamente que quería saber que pasaba entre Austin y yo, y aunque le dijera la verdad, ella lo no creería, siempre iba a creer lo que ella quería escuchar.

Dejé mis cosas sobre el escritorio de la PC y me desplome en mi cómoda cama. Cuando estaba quitando mis zapatos, la puerta de abrió y dejo ver a mamá con una enorme sonrisa.

-Hola, cariño. -dijo entrando y cerrando la puerta tras ella.
-Hola, mamá. -dejé caer los zapatos en la alfombra.
-¿Cómo estás? -sonrió, sentándose en la punta de mi cama.
-¿Bien? -fruncí el ceño.
-Me alegro, Cielo. -sonrió.

¿Porque sonreía tanto?

-¿Que sucede? -pregunté riendo.
-Nada... ¿porque? -volvió a sonreír.
-Mamá... -le advertí.
-Vi a Austin salir de la casa. -dijo felíz.

Lo sabía, pensé.

-Ah, si. -respondí tranquila. -Me... emmm... él me encontró cerca de la Uni y se ofreció a traerme a casa. 

Ella me miró con un brillo en sus ojos.

-¡Que bueno! -dijo, contentísima.
-No, mamá. -dije y provoque que ella borrara su sonrisa.
-¿Que? ¿Cómo que no? -frunció el ceño.
-Sólo me trajo a casa, nada más que eso. Así que no inventes una historia en tu cabeza, por favor.
-No estaba inventando nada. -se defendió rápidamente ella.

Levanté una de mis finas cejas y la miré divertida.

-No mires así a tu madre, jovencita.
-No te miró de ninguna forma. -reí.
-Me miras feo. -me acuso.
-No lo hago. -me reí.
-Ahora si... ¿me dices la verdad?
-¿Qué verdad? -la miré.
-¿Porque saliste tan temprano de la Universidad y que hacia Austin aquí?

Suspiré, me acosté y miré el techo, abrazando a una almohada.

-Emma y yo discutimos. -le conté.

Ella abrió sus ojos un poco.

-¿Porque razón, hija? -me dio palmaditas en la pierna izquierda.
-Ella dijo algo... tonto y me enojé. -me encogí de hombros, despreocupada.
-¿Segura...? -la miré.
-Si... -murmuré.
-¿Es por eso que te escapaste de la Universidad?
-Tenía casi todas las clases con ella. No quería encontrarmela.
-Eso no es correcto hija. ¿Acaso siempre que pelees con ella faltaras o no entrarás a las clases?
-Bueno no, pero... -me callé, ella tenía razón.
-Lo ves, Amor. -me miró. -Habla con ella, de seguro tuvo un mal día. Son muy buenas amigas y no me gustaría verlas mal.
-Lo sé. -levanté la mirada y la miré. -lo haré, gracias mami.
-No es nada, corazón. -se acercó y beso tiernamente mi frente. -¿Ahora si me dirás que hacia el Sr. Bass aquí?

Riendo, la miré.

-Lo que te dije era cierto. -suspiré. -Austin se ofreció a traerme a casa... o más bien me chantajeo, ya sabes como es.
-Ni lo digas. -dijo riendo. -Él es un hombre increíble. La verdad es que estoy muy orgullosa de lo que hoy es.

Y yo, pensé.

-Es una persona exitosa, al igual que Mike. 
-Mike Bass, una persona intachable. Espero y Austin siga el ejemplo de su padre.
-Lo hará, créeme.

Ella asintió, sonriendo.

-Pero bueno, de esto no estábamos hablando, querida hija.
-Austin me invitó a cenar y es lo único que te diré.
-¡Alison! -exclamó y yo reí. -No me hagas esto.
-Mamá... -dije riendo. -Sólo cenaremos como buenos amigos que somos.

Jajajaja, ni yo me la creí.

-Si, claro hija. -se levantó y rio. -Tú y Austin jamás serán amigos, no después de todo lo que vivieron.

Borré mi sonrisa y la miré seria... ¿Qué acababa de decir?

-¿Qué? ¿Mamá?

Ella sonrió y suspiró.

-No me hagas caso. -negó y beso dulcemente mi frente. -Lavate las manos y baja a cenar, cariño. -Me sonrió por última vez y salió de mi habitación.

¿Qué?

Viejo Amor (Austin Bass y Alison Black) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora