Capítulo 46:

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Lo miré mientras comía y seguí cada movimiento que hacía su mandíbula al masticar algo. Sonreí.
Era algo tonto, pero, me fascinaba observarlo en silencio y con una taza de café en mis manos. Yo lo consideraba la octava maravilla del mundo y él ni siquiera lo sabía.
Al sentirse observado, levantó la mirada y me sonrió.
Dios, aún no podía entender como éste hombre me llenaba tanto el alma, tan solo con una mirada o con una de esas sonrisas que solo él poseía, lograba poner mi mundo al revés en milésimas de segundo.

-¿Tan feo soy? -preguntó sonriendo.

¿Como diablos le explicaba que no existía ser más hermoso que él?

-No lo entenderías. -le susurré, mirándolo a los ojos.
-¿Sabes una cosa? -preguntó.
-¿Qué? -dije suave.
-Estoy enamorado de tus ojos y, ni hablar de ese brillo que adoptan.

La sangre subió a mis mejillas y bajé la mirada algo avergonzada.

-Pero... ¿sabes que es lo mejor? -habló de nuevo y lo miré.

Negué.

-Que ese brillo solo aparece cuándo tus ojos me ven a mi.

Le sonreí con pena y lo miré a los ojos y, les juro que cuándo yo lo miraba no me queban ganas de mirar absolutamente a nadie más. Entonces entendí que los ojos siempre le pertenecían a la persona que los hace brillar, en aquél entonces y siempre; le pertenecía completamente a Austin.

-Aún sigues poniendo esa cara de idiota cada vez que te digo algo lindo. -dijo riendo.
-Tengo una cara de idiota. -le dije.
-Tienes la carita más hermosa de todo el puto mundo.
-No digas malas palabras. -lo señalé con el tenedor.
-Lo siento, muñeca. -me sonrió.

Me reí y metí un pedacito de fruta a mi boca.

-¿Tu familia? -preguntó.
-En casa de mi abuela. -dije con la boca llena, Austin se rio.
-¿Por qué tú no fuiste?

Tragué y lo miré. Suspiré.

-Digamos que ella y yo... no quedamos bien desde... tu boda. -susurré lo último y, es que joder, aún no lograba decirlo sin que me lastime el alma.

Austin colocó los brazos sobre la mesa de la cocina y me miró fijamente.

-¿Por qué razón? -dijo serio.
-Ella... -tragué en seco. -Piensa que... soy una cobarde, y no solo ella. -reí. -Ellie y Dustin también.
-¿Mi hermano? -preguntó frunciendo el ceño.

Asentí.

-Piensan que no te amé lo suficiente para detener aquella boda. Piensan que te hice cometer el peor error de tu vida y... tal vez ellos tienen razón.
-No, no, no. -él negó. -Yo lo hice porque quise.

Auch, eso dolió.

-No, o sea... -suspiró y me miró. -No lo hice porque quise, o si, bueno no sé. La verdad es que ni yo sé, Alli.

Lo miré.

-¿La quieres? -pregunté con miedo.

Él sonrió y me miró burlón.

-¿Me preguntaste eso en serio? -dijo riendo.
-No te rías, solo dímelo. -le exigí.

Austin me miró a los ojos.

-Es que... -negó y sonrió. -Después de ti no me quedan ganas ni cariño para querer a nadie más que no seas tú. Te llevaste lo mejor de mi vida. Te llevaste mi vida entera y me llevaste a mi, para siempre.

Y no tuve mas remedio que sonreír. ¡Maldición! Era tan malditamente afortunada de tenerlo en mi vida, aunque no de la manera en la que yo quería, pero lo tenía y... él me hacía faliz, no podía mentir. Él me completaba.
Estaba tan segura que no necesitaba a nadie más que no fuera él, no quería necesitar a nadie más.

-Te quiero. -le dije sin siquiera pensarlo.

Austin tomó mis manos y entrelazó nuestros dedos.

-Y yo a ti te amo. Te amo tanto que ni siquiera tienes una idea. Alli, tú eres lo único que está bien en ésta vida, para mi.

Me acerqué más a él y temerosa acaricié su mejilla. Lo miré a los ojos.

-Aún sigues siendo lo más bello que tengo en mi triste vida. -le susurré mirándolo.

Él me miró.

-Aún sigues siendo lo más preciado que tengo. Aún sigues siendo lo más importante para mi, muñeca.

Le sonreí y no aguanté más, me tiré sobre él, abrazandolo con todas mis fuerzas y... Jesús, amé cuándo Austin me abrazó aún más fuerte.

-Extrañaba tanto tenerte entre mis brazos. Extrañaba ese aroma que me vuelve completamente loco. -me susurró, enterrando su nariz en mi cuello.

Suspiré, sin alejarme de él.

-Joder, te extrañé tanto, mi amor. -dijo y me tomó de ambas mejillas. -Tanto.

Le sonreí.

-Y yo a ti, demasiado. -dije sonriendo.
-Te quiero tanto. -me dijo.

Besé su mejilla y lo miré.

-Y yo a usted lo amo, como no tiene idea, Señor Bass. -le dije divertida.
-Compartimos el mismo sentimiento, Señora Black.
-Señorita. -le corregí y ambos reímos.
-Eres increíble. -me susurró acercándose a mi.
-Tú lo eres. -le dije.
-Ambos lo somos. -me dijo juguetón y ahogó una risa mía con un dulce beso.

Al terminar el beso, él junto su frente con la mía.

-Hablaré con Emily. -me susurró.
-¿Sobre qué? -murmuré.
-No aguanto un segundo más sin ti. Quiero que todos los días sean como hoy, contigo Alli.

Lo miré sin decirle nada. En realidad, no sabía que decirle.

-Le pediré el divorcio. -dijo mirándome.

Negué, con los ojos inundados de lágrimas.

-Ya pasó un jodido año Alli, en dónde ni siquiera fui la mitad de feliz que fui cuándo estuve contigo. Quiero estar a tu lado.
-Y yo. -le dije en un vergonzoso sollozo.
-Entonces me divorciaré. Empezaremos de cero, solamente tú y yo. Juntos.

Bajé la mirada y suspiré en medio de un llanto. ¡Y ni siquiera sabía porque lloraba!

-Cielo... -susurró Austin, tomándome del mentón e hizo que lo mirara. -¿Quieres empezar una nueva vida a mi lado? -me dijo mirándome fijamente a los ojos.

Lo miré a los ojos y estos brillaron bajo la luz de la cocina.
Reprimí una sonrisa tras no poder creer lo que había escuchado. Me estaba pidiendo empezar una vida juntos, los dos. ¡Y por supuesto que quería!
Por supuesto que amaría despertar cada día a su lado, besar aquellos labios las veces que quisiera y, sin dudas me encantaría formar una hermosa familia con él.
Me reí para mis adentros; en tan solo segundos me había llenado la cabeza de recuerdos que ni siquiera habíamos llegado a vivir, pero que esperaban impacientes por ser vividos y, yo más que nadie quería experimentarlos al lado del hombre que más amaba en el mundo y, justamente aquél hombre me estaba ofreciendo la oportunidad que esperé por años, la de... ser felices juntos.

-Por supuesto que quiero. -le dije, asintiendo repetidas veces.

Austin sonrió aliviado.

-Hablaré con ella y tú irás conmigo. -se acercó a mi y beso mi frente.
-Austin... -lo llamé, alejándome de él.
-¿Si? -preguntó mirándome.
-No quiero salir lastimada. No otra vez.

Austin suspiró.

-No volverá a pasar, lo prometo. -me susurró acercándose. -¿Si?

Asentí y nos abrazamos.

-Todo estará bien, desde hoy en adelante sólo seremos tú y yo, muñeca.
-Eso espero. -le murmuré, escondiendo mi rostro en su cuello.
-Te amo. -dijo suave.

Una sonrisa se dibujó en mi boca.

-Y yo a ti.

Viejo Amor (Austin Bass y Alison Black) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora