Capítulo Uno:

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-Entonces... ¿Te irás de vacaciones a donde? -Emma y yo miramos a Matt.
-Argentina. -respondió Matt, feliz. Emma hizo una mueca.
-¿Porque allí? -la voz de Chad se escuchó en el salón.

Los tres lo miramos y sonreimos.

-Mis padres quieren ir y a mi no me parece nada mal, al contrario, será emocionante aprender algo de su cultura e idioma. -respondió feliz.

Chad y yo asentimos.

-¿Irán juntos? -preguntó, Chad.
-Aún... estamos rogando. -explicó, Emm.
-¿Y tú? -le pregunté, mirándolo.
-No lo sé. Mi madre es una desquiciada y papá trata de convencerla de ir a pasar las vacaciones en algún lugar del jodido mundo. -respondió, tranquilo.

Matt miró a nuestro amigo y dio un largo suspiró.

-¿Todo sigue igual? -preguntó. Chad nos miró y asintió.
-Y todo seguirá igual, chicos. Ella no pretende cambiar y mi padre algún día se cansará y buscará a una mujer que en serio lo valore.
-Tal vez... deberías hablar con ella. -le dijo, Emma. -Eres el mayor. Denisse no entiende nada aún.

Chad rió sin humor y nos miró.

-Ya. -suspiró y sonrió. -¿Porque siguen aún aquí? Falta unos minutos para que suene la campana.

Me levanté y me ubique al lado de Chad.

-¿Nos vamos? -pregunté.

Chad me abrazó y salimos del salón, Matt y Emma nos seguían. Pocos alumnos quedaban en los pasillos. Corriendo, pasamos cada largo pasillo hasta la salida. Los cuatro nos montamos en el auto de Chad.

-¡A casa de Alison! -exclamó Matt, haciéndome reír.

Chad me miró esperando aprobación, asentí sonriendo.

-Muero de hambre. -dije.
-Y yo. Espero y esté María. -dijo, Emma.
-Ella siempre está, se supone que es la nana de Alli. -dijo Chad.
-Cállate, idiota. -dijo Emma, Chad, Matt y yo reímos.

Cuándo llegamos, los cuatro entramos a la gran mansión Black. Nana se encontraba limpiando la pequeña mesita de vidrio que se encontraba en la sala de estar.

-Hola, Nana. -le dije, dejando mi bolso en uno de los sillones de cuero negro.

María se volteó y sonrió, caminó a largos pasos hacia donde me encontraba y me envolvió en sus brazos.

-¡Mis Niños! -exclamó feliz, separándose de mí. -¿Ya comieron?

Nosotros negamos.

-¡Perfecto! Vayan al comedor, en unos segundos les sirven la comida. -dijo mirándonos.

Le hicimos caso y los cuatro caminamos hacia el comedor. Emma y yo nos sentamos una a la par de la otra, mientras Matt y Chad en frente de nosotras.

-¿Tus padres no se encuentran en casa?-preguntó Matt, mirándome.
-No llegarán hasta en la noche. -le expliqué y él asintió.
-¿Y tus hermanos? -Me miró, Chad.
-Sean debe estar por llegar y Ellie tiene clases hasta la tarde. -lo miré.
-¿Cuántos años me dijiste que tiene Ellie? -preguntó Chad. Levanté una ceja y lo miré.
-Jamás te dije la edad de mi hermana.

Matt, Emma y yo lo miramos.

-Mmmm... -nos miró y se rasco la nuca nervioso. -¿Ah no?

Yo negué, sonriendo.

-Ya dile que te gusta su hermana. -dijo Matt, golpeando suavemente su hombro.
-¿¡QUE!? -soltó una carcajada y golpeó la mesa torpemente. Los tres lo miramos raro.
-Te gusta. -lo afirmé, seria.
-No me gusta.
-Te gusta. -Le dijo Emma.
-¡Que no me gusta, joder! -exclamó algo molesto.
-¿En serio nos mentiras? -Matt lo miró y rió. -No te humilles amigo.

Chad puso sus ojos en blanco.

-Es una niña, chicos. -dijo, serio.
-No lo es. -le dijo Matt.
-Tiene dieciocho años. -dije, mirándolo.-Creo que ya no es una niña, amigo.
-Yo tengo veintidós años. -contestó.
-¡Ay por favor! -exclamó Matt. -A ti la edad nunca te importó, Chad.
-¿O te recuerdo a Jazmín? -lo miré algo mal.
-¡Ella si era una niña! -Emma le dio un suave golpe detrás de la cabeza.
-¡Ya! -dijo cansado. -Si, me gusta ¿contentos?

Todos sonreimos.

-¿Quién te gusta, Chad? -mi pequeña hermana entró al comedor con su típico uniforme de Instituto.

Matt llevó su puño a su boca, para evitar reírse. Yo, por otro lado, miré a Emma y luego a mi hermana.

-Ellie... -dije, sonriendo. -¿No tenías clases hasta la tarde, pequeña?
-No fue una profesora. -explicó dulcemente y sonrió. -Hola chicos.-se sentó a mi lado.
-Hola Ellie. -contestaron Matt y Emma al unísono.

Nana y una empleada entraron al comedor con el almuerzo. Le sonreí cuando dejó mi plato en frente de mi.

-Se ve delicioso. -dijo Emma.
-¡Por supuesto que lo es! Lo hice yo.-Nana sonrió orgullosa. -Buen provecho mis niños. -nos sonrió y abandonó el comedor.

Ellie miró a Chad fijamente, éste se removió nervioso en su silla, todos reímos y negando, empezamos a comer.

***
Miré el techo y suspiré aburrida. Había terminado de cenar hace unos minutos, Mis padres y mi hermano mayor ya se encontraban en casa y yo me encontraba, claramente, aburrida en mi habitación. Era increíble, un viernes y no tenía planes.
El sonido de que alguien tocaba la puerta me sobresalto, quejándome me levanté y abrí la puerta, encontrando a mi hermana con una pequeña caja rosada.

-Ellie... pensé que dormías, ya es algo tarde. -dije volviendo a la cama, ella me siguió. -¿Que es eso? -miré la caja.

Ellie me miró y sonrió de oreja a oreja.

-Estaba aburrida y busqué en el... cofre.

Ella tenía un cofre algo así como de un pirata, sólo que este era Rosa y blanco. Lo tenía desde pequeña y allí, ella guardaba lo más valioso que tenía.

-Hace mucho no buscabas nada allí.-Me senté como indio al igual que ella.
-Encontré algo... -susurró, mirando aquella caja, fruncí el ceño pero no dije nada, sólo la observé.

Lentamente Ellie quitó la envoltura y tomó un porta retrato, una sonrisa cálida pinto sus labios al verlo. Me miró y suspiró, volteó el cuadro, enseñándomelo.

-Austin... -tomé el porta retrato en mis manos temblorosas y lo observé. Mordí mi labio inferior. -Austin... -susurré y la miré, ella me sonrió.

Viejo Amor (Austin Bass y Alison Black) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora