Capítulo 22

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Gracias a todos los que votasteis y comentasteis en el capítulo anterior, como siempre aquí os dejo una dedicatoria a los tres primeros lectores/as que comentaron en el capítulo anterior:

GSAVC07 (Primer comentario)

rosacuki (segundo comentario)

IamaVampir (tercer comentario)

He resubido el capítulo ya que algunas lectoras tenían problemas para leerlo y al parecer algunas frases estaban incompletas

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Pov Gabriel:

Me deslizo con sigilo por la cortina hasta que mis pies tocan el suelo, en ese momento miró a mi alrededor para asegurarme de que no haya más guardias patrullando por la zona, una vez asegurado eso, entro en los calabozos.

Aquí abajo huele a muerto y en cierto modo, no dudo que haya más de uno en descomposición. En fin, miró cada esquina para comprobar si hay algún carcelero vigilando a los prisioneros y de lo que me doy cuenta es de que Taric tiene retenidos a la mitad de su ejercito y no me refiero a los licantropos sino al resto de criaturas que aceptaron trabajar con él.

-Agua, por favor.... -Suplicaba un preso mientras sacaba un vaso de madera entre las rejas, el carcelero se acercó y tomó el vaso pero no lo llenó de agua. En su lugar escupió una flema dentro y se lo pasó de nuevo al preso.

-No has debido hacer eso, bola de grasa -Le dijo el preso con una mirada rojiza, fue ahí donde lo comprendí. El preso de esa celda, era un vampiro de pura sangre pero lo que no llegaba a entender es cómo había acabado aceptando la oferta de Taric para unirse a sus filas.

-¿Ah no? Dime el motivo, chupa sangre -Le contestó el carcelero, imbécil. Aunque yo fuese una híbrida, el hecho de que llamasen a los vampiros: chupa sangres, era algo que me enfermaba y me ponía de muy mala leche.

-Porque cuando salga de aquí y tú y yo estemos cara a cara, te prometo que vas a hacer mucho ruido cuando caigas al suelo. Pero la cosa no acaba ahí, luego haré que mis niños te arranquen la piel a tiras y se coman tus entrañas -Le dijo el vampiro mientras sonreía de la forma más perturbadora que se pueda imaginar.

-Para eso, primero tendrás que salir de esa celda asquerosa, como tú bien has dicho... Chupa sangre -Dijo el carcelero antes de escupir en los pies del vampiro que ahora había mostrado sus colmillos.

Fue entonces cuando me fui acercando al carcelero por detrás, ocultándome entre las sombras y cuando ya estuve detrás suya y lo iba a golpear, este se dio la vuelta aunque no le dio tiempo de actuar porque yo le había pegado una patada en la entrepierna. Acto seguido cogí su cabeza y se la estampé de boca contra la mesa, dejándolo inconsciente.

-Vaya, vaya...mmm, huele a híbrida. Supongo que tú debes de ser la sobrina de ese perro asqueroso de Taric -Dijo el vampiro mirándome fijamente a los ojos con una extraña sonrisa que me hizo fruncir el ceño.

-Para mi desgracia -Le dije con una sonrisa, luego me puse a buscar las llaves de las celdas, cuando por fin las encontré levanté la mirada y empecé a buscar la celda de Yeila. Cuando di con ella me quedé horrorizada y me tapé la boca para ahogar un sollozo, dios mío ¿pero hasta que punto es capaz de llegar Taric?

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