Capítulo 37

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(La mansión donde se esconde Taric, en multimedia)

Dedicatorias a los tres primeros lectores que comentaron en el capítulo anterior:

MagoTheMage (primer comentario)

PazSepulvedaBox (segundo comentario)

rosacuki (tercer comentario)

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Narrador omnisciente:

Gabriel no era una fan de la decoración navideña, bueno sí lo era pero siempre y cuando no tuviese que colocar todos los adornos. Para ella eso era peor que el infierno, pero al ver cómo había decorado Lucifer la casa supo que ella tendría que hacerse cargo de todo y arreglarlo para que no pareciese la ceremonia de los Oscar.

Y es que el problema recaía sobretodo en el exceso de luces que Lucifer había puesto en el exterior e interior de la casa. Desde luego al diablo aún le quedaba mucho que aprender sobre la forma correcta de decorar una casa.

–Bueno, ¿Qué te parece? ¿Te gusta? –Le preguntó Lucifer con una gran sonrisa mientras la miraba expectante.

–Es muy... –Comenzó a decir Gabriel mientras entrecerraba los ojos, intentando encontrar las palabras adecuadas para describir lo que estaba viendo.

En su mente, la voz de su loba no paraba de decirle la misma frase:

"No seas cruel, no seas cruel, no seas cruel, no seas cruel''

–Bonito –Dijo Gabriel poniendo una sonrisa forzada y achinando un poco los ojos.

–Oh maldita sea, no te gusta –Dijo Lucifer mientras soltaba un pequeño gruñido de frustración.

–No, Luci no es eso. Es... es... es... Es eso, definitivamente ese es el problema. Sin ninguna duda, créeme –Le dijo Gabriel mientras negaba con la cabeza durante unos segundos, después de haberle puesto de nuevo aquella sonrisa falsa para que Lucifer no se desilusionase.

–Da igual, Gabriel. Voy a quitarlos y celebraremos la navidad sin adornos, ¿Vale? –Le dijo Lucifer mientras dejaba caer los hombros y soltaba un suspiro derrotado.

–No, no, no, no. Ni se te ocurra hacer nada de eso, bueno lo de quitar los adornos sí pero sólo para que los dos podamos decorar la casa juntos ¿De acuerdo? –Le dijo Gabriel mientras sonreía con ilusión.

–Como tu ordenes, mi reina –Dijo Lucifer mientras sonreía satisfecho.

En cuestión de segundos los dos se pusieron manos a la obra y para cuando ambos terminaron, ya había caído la noche. Pero todo había merecido la pena, al menos eso es lo que pensaba Gabriel al contemplar el árbol decorado con luces doradas, cintas del mismo color y bolas rojo oscuro, además de bolas doradas también.

–Oh ha quedado maravilloso ¿no crees? –Le preguntó Gabriel mientras observaba todo con una sonrisa de oreja a oreja.

–Sí, la verdad es que esto se te da muy bien. Por cierto, tengo una sorpresa para ti, cierra los ojos –Le dijo Lucifer mientras se dirigía a una de las habitaciones.

–Oye, sabes que navidad es pasado mañana ¿verdad? –Le dijo Gabriel mientras hacía los que él le pedía, tapándose los ojos con las manos y sonriendo con curiosidad.

–Sí, ya lo sé. Pero créeme cuando te digo que este regalo no iba a poder aguantar hasta mañana, pequeña –Le aseguró Lucifer mientras cogía al pequeño perrito y lo dejaba delante de Gabriel.

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