The Colors Of Death: The Black.

Capítulo 22: Black & Angel.

P.O.V Black Angel.

Joder, pero que aburrido me salió esto, parece más un jodido funeral que una fiesta.

Veo como las personas están en sus mundos, charlando, otros bailando y la mayoría viendo a las mujeres como si fueran un maldito pedazo de carne.

Pero que hombres más estúpidos..

Localizo en una esquina a Ryan, oculto entre las sombras, viéndome fijamente, solamente él sabe quién soy yo realmente. Le hago una señal para ir a los baños y me marcho sigilosamente hacia ellos.

Entro y puedo ver a una mujer retocando su maquillaje.

Por Dios, si ya de por si su cuerpo es más falso que el trasero de Nicki Minaj, ese maquillaje la hace ver como un maldito payaso.

Sonrío por mis propios pensamientos y la volteo a ver, ella me miraba con superioridad y arrogancia.

Algo que detestaba.

—¿Se te perdió algo?—Le digo mirándola.

—Si, una prostituta, pero veo que ya la encontré.—Me sonríe cínicamente.

—Tienes razón, cariño, ya la encontré también.—La veo de arriba a abajo con burla.

Si ella quiere jugar bien, juguemos un poco.

—¿A quién mierda le dices prostituta, maldita perra?—Hace el ademán de darme una bofetada, pero le tomo el brazo y la giro, torciéndoselo en el acto.

—Aparte de prostituta e imbécil, eres una debilucha—Murmuro en su oído.—Vaya, pero que mal va el mundo.—Se lo tuerzo más y le tapo la boca para que no se escuchen sus gritos.

Después de que ella se dejara de retorcer, la solté arrojándola al suelo.

—Eres una maldita salvaje, ya verás lo que te harán cuando se enteren lo que me has hecho.

—¿A quién le perteneces?—Digo mirando mis uñas, verificando si la pintura de estas mismas no se ha corrido.

—Pronto le perteneceré a Demon, maldita zorra, y ni tú ni nadie podrá impedirlo.

¿Acaso solamente sabe decir "maldita"?

—¿En serio?—La miro con burla.

—Muy en serio.

—Bien.—Levantó mi vestido sacando mis dos bebés, ella pierde su color totalmente.—¿Sabes por qué me llaman Black Angel exactamente, cariño?

—Tú..tú..eres..—Tartamudea. 

—Por mis dos bebés, te presento a Black y a Angel.—Le muestro los grabados que tienen cada una de ellas.

—Por favor, por favor no me mates, te lo suplico.

—Mm...déjame pensarlo.—Hago como si pensara.—No.—Le disparo en la cabeza.

Menos mal que tienen silenciadores.

En eso la puerta del baño se abre y yo apunto directamente hacia allí, pero me relajo cuando veo a Ryan entrar y levantar las manos en son de paz.