Capítulo 28: No debiste de hacer eso.

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Después de 5 días enteros rodeada de medicamentos y comida horrible, al fin estoy en casa. Extrañaba esto, mejor dicho, extrañaba estar a solas con Demon sin ver como las enfermeras se lo comían con la mirada, joder que aún recuerdo eso..

Flashback.

No quiero seguir aquí, Demon.—Volví a decir por cuarta vez.

Tranquila, cariño, solo tengo que rellenar unos papeles y serás libre al fin.—Me sonrío tranquilizadoramente.

La puerta es abierta y por ésta entra la enfermera Zaideth, que ha decir verdad, es una total puta. Hace lo que sea con tal de llamar la atención de Demon, incluso estando yo en frente de ellos.

Buenos días, Asher.—Le dice a Demon haciéndole ojitos ignorándome olímpicamente.

Zaideth.—Dice el mencionado con indiferencia.

Carraspeo llamando la atención de ambos, uno me mira con preocupación viendo si me siento mal y otro con odio y envidia. Ya sabrán cuál es cual.

¿Te sientes bien, cariño?.—Acaricia suavemente mi mejilla y cierro los ojos al contacto, cuando los abro puedo ver de reojo como esa zorr..Zaideth me mira con odio.

Oye, Asher.—Dice ella con voz "coqueta" agarrando un mechón de su cabello, él rueda los ojos y se gira para verla con cara de aburrimiento.

¿Qué sucede?—Preguntó intentando ser amable.

Como tu novia.—Dice la última palabra con asco.Todavía esta internada, pensé que podrías acompañarme a comer algo a la hora del almuerzo.

¿Es enserio? ¿Es eso posible?—Inquiere con asombro y yo lo miro como si le hubieran salido cuatro cabezas.

Si, claro que es posible.—Dice destilando confianza y lanzándome una mirada victoriosa.

Wow, nunca en mi perra vida creí que pensaras.

Yo no aguanté más y me empecé a partir de la risa, literalmente, al reírme de la golfa aquella se me abrieron de nuevo algunos puntos y tuve que estar de nuevo en reposo.

Esa es la razón por la cual estuve otro día más en ese estúpido hospital.

Fin del Flashback.

—¿En qué piensas, cariño?—Me pregunta Demon abrazando mi cintura, obviamente con sumo cuidado para no tocar mi herida.

—En nada importante cariño, solo en la cara de puso Zaideth cuando le dijiste retrasada.

Él se empezó a reír a carcajadas contagiándome a mi. Ahora parecíamos dos locos retrasados riendo sin parar en medio de la sala.

—¿Por qué tantas risas?—Curioseó Zed con una ceja elevada.

—Nada, hermano.—Contestó Demon cargándome al estilo princesa, yo me sorprendí, mas no dije nada.—Ahora si me disculpas, mi chica debe de tomar reposo.

Zed no dijo nada y Demon me llevó cargando a nuestra habitación. Una vez allí, me dejó cuidadosamente en la cama y se acostó a mi lado.

The Colors Of Death: The Black. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora