Las obsesiones son malas, pero son hermosas cuando la obsesión es correspondida.
La vida da muchas vueltas, unas son buenas, otras no tanto, pero siempre terminan con un propósito. Un día puedes estar tranquilamente en tu hogar, y en el otro estás h...
Estábamos en nuestra habitación, Demon dibujaba círculos en mi espalda desnuda, y yo estaba recostada en su pecho, acariciando y dando pequeños besos de vez en cuando.
—Deberíamos casarnos.
Si, así de directo podía ser Demon.
—¿Qué?—Me gire para verlo mejor.
—Dije que deberíamos casarnos.—Lo dijo lento como si hablara con un niño.
—Lo sé, y yo dije, ¿¡Qué!?
—Vamos, cariño, me amas, te amo, tendrás a nuestro hijo, ¿qué más podría faltar?
Me quedé callada, él tenía razón, no había ninguna clase de impedimento que nos complicará las cosas. Demon me había prometido dejar los malos negocios, bueno..no del todo, seguiría traficando, pero ya no sería reconocido como "Uno de los asesinos más peligrosos". Ryan y Michael arreglaron los problemas que tenían con Demon, Lenna y Drake están en proceso de tener un hijo, si, ella esta embarazada, y bueno Zed...él es Zed.
—¿Creés que es..hora?-Pregunto.
—De hecho, debí de haberlo hecho desde el momento en que te conocí.—Empieza a reírse, pero después vuelve a ser serio y su ceño se frunce.
En un movimiento rápido, él logra ponerse arriba de mi, obviamente sin aplastar mi vientre. Toma mis manos con una sola y las pone sobre mi cabeza, con su otra mano libre abre un cajón de la mesita de noche y saca una cajita pequeña, la abre y puedo ver un hermoso anillo.
El anillo es en pocas palabras hermoso, es de oro blanco y en el centro tiene un hermoso diamante rojo.
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—Cásate conmigo, Victoire, se mi mujer por todo lo que nos queda en la vida, se oficialmente mía.
—Acepto, aunque yo ya acepté ser tuya desde el primer momento, cariño.
Él sonríe ampliamente y suelta mis manos, coloca con delicadeza el anillo y besa mi mano.
—Te amo.
—Te amo, mi demonio personal.
(.../...)
—Entonces...se van a casar.—Repite Zed por cuarta vez.
—¡Que sí, joder!—Grita exasperado Demon.
—¡Bien, bien!, no hay necesidad de gritar, hombre.—Mueve su mano restándole importancia.—Estoy muy feliz de ustedes, de verdad.
