43. Mi turno

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–Selena. –la llame y ella se detuvo en seco. Antes de salir por la puerta. –quedate conmigo. –dije y se dio la vuelta.

–¿por qué me quedaría contigo? –preguntó. Sentí como mi corazón se encogió.

Algo dentro de mi se estaba abriendo. Las heridas, estaban abriéndose nuevamente, comenzaban a sangrar, esas que había costado tanto cicatrizar.

–porque te necesitó. –dije y no sentí que fuese así. No sentí que la necesitara realmente, fue como que lo dije porque sí y ya.

–te amo, Justin. De verdad te amo y me duele, ¿de acuerdo?, pensé que ayer no quisiste responder mis llamadas porque estabas con _____. –dijo y rodó los ojos. –esa tonta niña ingenua.

–no la insultes.

–la verdad no es un insulto, deja de defenderla, maldición!

Su mirada estaba fría otra vez, sus palabras eran como cuchillos, pero ya no podían lastimarme.

–¿desde cuando me amas?

–desde siempre. –sonreí hipócritamente.

–¿siempre? –pregunté. –por eso me lastimaste tanto, claro. –dije sarcásticamente.

Me levante de la cama.

–de verdad, siempre supe que te quería, pero nunca pensé que te irías y me dejarías sola, nunca pensé que te enamorarías de alguien más –suspiro.

Vaya, ella merecía un Oscar por semejante actuación. Siempre lo mereció, el maldito Oscar a la mujer más hipócrita y mentirosa que conocí en mi maldita vida.

–me lastimaste y te burlaste de mi, de tus amigas, de todos! –tome una copa de whiskey.

–me dolió imaginarte queriendo a alguien que no fuese yo.

–¿te dolía imaginarme con alguien más? ¿crees que a mi no me dolía imaginar que tu amaras a alguien más?. –estaba cansado, no físicamente, sino del corazón, la mente, los sentimientos estaban agotados. –¿ahora puedes burlarte de lo bien que me mentiste y me hiciste caer en tus juegos?, ahora puedes burlarte de lo bien que lo hiciste, no sabes cuántas noches de imsonmio llorando en mi habitación tratando de controlar mi respiración tuve. No sabes cuántas noches pase sufriendo con el alma y el corazón partidos en mil pedazos, tratando de contener las lágrimas, calmar mi corazón y dormir. Deseando irme lejos de la maldita y asquerosa realidad que tu me hiciste vivir. –ella comenzó a llorar y yo sonreí. Negando con la cabeza.

Tire la copa de whisky contra la pared y esta se rompió en miles de pedazos. Asi quedaría el corazón de ella. Lo estrellaria contra la cruda realidad y lo rompería en miles de pedazos, era mi turno. Tenía que vengarme por lo que me hizo.

The Bet (Justin POV's)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora