"Capítulo 6" Parte 2

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—¡Ahora los regalos! —exclamó Alina levantándose.

Sonreí por el entusiasmo que llevaba en su cuerpo.

Alina me dio dos bolsas. Cogí una que era ropa de otoño-invierno del Springfield y del Bershka.

—Me encanta —sonreí.

—¿Cuántos regalos hay? —pregunté.

—Has abierto uno, te faltan tres.

Me sorprendí por tantos regalos.

Cogí el segundo, que eran un montón de anillos de diferentes formas y diseños. Había uno del Atleti.

—Esto es mi favorito —sonreí mirando a Torres.

Sonrió mirándome.

El tercero, era un collar de un corazón dorado, que se podía abrir.

Eran dos fotos de cada una.

Me lo puse con su ayuda.

Y el cuarto eran dos pósteres. Uno de Wonder Woman y otro de nosotras, que ponía una frase: "Con tu gracias y mi salero, nos comemos el mundo entero".

Reí y la abracé.

—Muchas gracias —besé su mejilla—. Te amo mucho.

—Yo también.

Dejé los regalos en sus respectivas bolsas.

—Yo me tengo que ir yendo. Tengo que viajar hasta Valencia para el partido.

—Ya decía yo.

—Intenté conseguir entradas para el día de la inauguración del Metropolitano pero fue imposible. Así que toma.

Me dio una bolsa de la tienda del Atlético de Madrid.

Cogí lo que había dentro y era la camiseta de la primera equipación. Pero estaba firmado por todos los jugadores.

Sonreí y lloré un poco.

—Muchas gracias —le abracé.

—De nada.

Besé su mejilla.

—Lo siento mucho, pero tengo que irme.

—No pasa nada. Gracias por venir.

—Oye, ¿duele hacerse un tatuaje por la zona del hombro?

—Sí que duele, porque está la clavícula y huesos. ¿Te vas a hacer uno?

—Quiero hacerme uno.

—Bien. Hasta luego.

Besó mi mejilla y se despidió de mi madre y Alina.

—Hasta luego. Y de verdad, muchas gracias.

Sonrió y se fue.

—Gracias —las abracé.

—Ahora los míos.

Mi madre me dio una bolsa. Cogí el primer regalo y era ropa.

—Me gusta. Gracias.

Abrí el segundo y era una tarjeta de feliz cumpleaños.

La leí y se me saltaron algunas lágrimas.

—Es lo más bonito que he leído en mi vida —sonreí, quitándome las lágrimas.

La abracé y fui al siguiente, era un collar con el escudo del Atleti.

—Esto perteneció a tu abuelo y a tu padre.

Sonreí.

—Gracias, de verdad.

Desde que te conocíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora