Me levanté el sábado. Una resaca de tres pares. Me dolía mucho la cabeza. Lo bueno es que ayer me olvidé de todos mis problemas. A la cuarta copa, ya perdí el sentido.
No sé ni lo que hice. Me giré en la cama y me entraron ganas de vomitar.
Fui al baño e hice lo que debía de hacer. No voy a dar detalles, será mejor. Me limpié la boca con agua y fui a desayunar. Cuando tenía el estómago lleno, me tomé una pastilla para el dolor de cabeza.
Llamé a Alina.
—¿Qué quieres? No ves que estoy con resaca.
—Y yo no, no te jode —me tumbé en el sofá.
—¿Hoy no tienes partido?
—Sí —suspiré—. No tengo ganas de hacer nada.
Estuve la mañana hablando con Alina.
(...)
Salí de casa y cogí el metro hasta llegar al Metropolitano. Todos me miraban sorprendidos.
Caminé por los alrededores. Se olía que era un derbi.
Fui a una de las puertas para poder entrar.
—Falta tiempo para abrir las puertas —me dijo un guardia de seguridad. Le enseñé mi identificación—. Pase.
Me dejó pasar y me acompañó hasta el área de los vestuarios y eso. No había nadie. Miré la hora y eran las ocho menos cuarto. Faltaba una hora. Seguramente vendrán en quince minutos.
Y como dije, vinieron en quince minutos.
Salí al campo y había ya aficionados.
(...)
Faltaban quince minutos para que comenzara el partido. Ya se oía como encima cantaban. Eso hacía que me pusiera más nerviosa todavía.
Salí al campo y suspiré.
A diez minutos de comenzar, los chicos ya se estaban cambiando para salir a jugar.
—¡Tenéis que dejaros lo máximo en el campo! —exclamé—. ¡Afuera hay muchísimas personas que se dejarían lo mismo por vosotros! Como dije, dejar lo personal fuera y centraros en el partido.
Aplaudía y fueron saliendo. El último era Lucas, iba a jugar por Filipe, que no llegó a tiempo.
Besé su mejilla y me quedé a centímetros de sus labios. Me moría por probarlos otra vez.
Le miré a los ojos, que miraba los míos.
—Hazlo —murmuró.
Sonreí y le besé relajadamente. En ese beso, había muchos sentimientos. Mi corazón iba a explotar. Estaba feliz.
Me separé y suspiré.
—Hazlo —sonreí besando su mejilla.
Salí corriendo y todos estaban el túnel.
—¡Venga, vamos! —animé aplaudiendo—. ¡Podemos hacerlo!
Oí como cantaban el himno a capella.
—Oírlo —sonreí cerrando los ojos—. Sentir la pasión, el sentimiento que tienen ellos. Ellos darían lo que fuera para seguir animando. Y vosotros daréis lo que fuera para jugar. Así que hacerlo.
Los del Madrid me miraban sonriendo.
—¡Podemos hacerlo! —exclamé aplaudiendo.
Gabi también gritó palabras alentadoras y salí al campo. Seguí cantando el himno mientras caminaba hacia uno de los recogepelotas. Le pedí la pelota que tenía y me la dio sin problema.
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Desde que te conocí
FanficNoemi. Chica normal, pero con sus problemas cotidianos. Necesita dinero para pagarse el apartamento que tiene de alquiler. Tiene que conseguir un trabajo adicional para pagar su apartamento, para ello, pone un anuncio en Internet. Desde que ahí, c...