Desde que te conocí

"Capítulo 46"

Le abracé y le besé según apareció por la puerta.

—Feliz Navidad —susurré a milímetros de sus labios.

—Igualmente. ¿Quieres tu regalo?

Asentí feliz.

—Voy a por el mío.

Subí las escaleras y lo cogí. Bajé a duras penas. Pesaba lo suyo.

—¿Y eso? —rió. Me enseñó su regalo—. El mío es pequeño.

—No pasa nada.

Me senté en el sofá y cogí su regalo. Pesaba un poco. Lo abrí y me sorprendí.

—Es precioso —lo moví y cayó la nieve lentamente.

Era una bola de nieve preciosa. Tenía un paisaje de Marsella y abajo ponía: "Let it snow!".

Volví a moverlo y sonreí.

—¿Te gusta? —preguntó.

—Me pasaría todo el día moviéndolo —reí mirándole. Le di un beso corto y sonrió.

—Dame mi regalo.

Se lo di y lo abrió ilusionado. Se quedó mirándolo.

Era un cuadro grande de cuando nos besamos y nos reconciliamos. ¿Os acordáis?

—Me encanta —besó mi frente.

Moví de nuevo la bola y sonreí.

—Gracias —me dio un beso apasionado—. Me encanta.

Se levantó, hizo que lo colgaba en una parte de la pared que no tenía nada.

—Ahí queda bien —opiné.

—Yo pienso lo mismo... Vamos a colgarlo.

Dejó el cuadro encima de la mesa y se fue arriba. No sé a donde.

Volvió con una caja de herramientas y sacó algunas cosas. Se quedó mirando las cosas que cogió.

—¿No lo entiendes? —reí.

Me miró y negó.

Dejé la bola de nieve encima de la mesa y me acerqué a él.

—¿Tú sabes?

—Sí —respondí.

Empecé por poner el cuadro en la pared y puse una marca para colgarlo. Luego, hice un agujero y puse el anclaje. Puse el cuadro y sonreí.

Bienvenidos a un episodio de bricomanía.

Me abrazó por detrás y besó mi mejilla.

—Te quiero muchísimo —susurró.

—Yo también —le miré y le besé—. ¿No tienes entrenamiento?

—Sí —suspiró—. Por la tarde, la mañana la tenemos para nosotros solos.

Besó mi cuello y reí.

—Eres lo más importante para mi vida —murmuró a mi oído.

—Igualmente.

(...)

—Se tiene que ir —hablé suspirando.

—¿A dónde? —me dijo Alina.

Tomé un poco de helado.

—A Egipto. Tienen un partido allí. Es un partido por la paz.

—¿Y cuándo se fue?